VI

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Si, si quiero, Frank. Te amo.

Y despertó.

Sus ojos se abrieron con terror, como si alguien estuviera acechando a su lado o como si esperara un golpe, sus músculos estaban tensos y aun no sabia en donde se encontraba. el te amo que había escuchado y visto salir de los labios de su Frank se desvaneció en el aire al igual que el significado de la palabra, era como si Freddy Krueger hubiera dicho eso y le hubiera clavado sus manos en su pecho, y de hecho la situación parecía como si estuviera en una película de Freddy. Sentir su cuerpo sudado, su corazón palpitando con rapidez y el aire tenso y en silencio, sólo escuchándose su propia respiración era similar a una de las escenas de las películas.

Pero en vez del monstruo con un abrigo a rayas y unas terribles manos, estaba Frank.

Frank con un gesto preocupado y sus manos acariciando el cuero cabelludo de Gee.

El sueño que prácticamente se trataba de Frank pidiéndole matrimonio en ese restaurante se convirtió en pesadilla, pero la pesadilla era tan real que aún seguía teniendo miedo del monstruo principal

La pesadilla ilustraba a un Gerard siendo maltratado por un Frank completamente enojado, justo como antes. Y lo que parecía ser un lindo sueño sobre la propuesta de matrimonio de Frank se convirtió en una pesadilla, o en su vida diaria.

Por un momento olvidó todo el daño que Frank le había hecho pasar, y por un momento creyó estar bien con los moretones que adornaban su cuerpo, al menos seguía a su lado luego de todo ese tiempo, y se sentía feliz de tener a Frank con él... Con los moretones no tanto.

No era la primera vez que tenía esa pesadilla, pues hace una semana la tuvo, pero no le prestó tanta atención como ahora lo hacía, viendo su frente sudada y oliendo su propio mal aliento se seguía preguntado que significaba la pesadilla.

No era la típica pesadilla sacada de un película de terror de los ochenta... Está tenía sangre, desnudos, fetos, y aún no sabía si al menos seguía cuerdo.

— Mismo sueño de siempre, ¿cierto? —dio un pequeño salto en su lugar al ver a Frank en el umbral de la puerta, en su mano tenía un café y vestía uno de los muchos trajes que tenía para el trabajo, si Gerard no estuviera tan embalsado en sus pensamientos diría que se veía sexy. — Me preocupas, Gee. —habló, sentándose al lado de su pareja. — Y por eso me gustaría que consigueras algo de ayuda... Tus pesadillas están afectandote a ti y a mi. Hoy por tu culpa tuve que hacerme mi propio café por que no me constestabas cuando te llamaba, y eso me afecta, ahora mimo debería de estar en el auto camino al trabajo.

Gerard se sintió mal al instante, y una pequeña parte de él tenía miedo de que su esposo lo golpeara por no poder hacer bien su único trabajo: servir a Frank.

— Lo lamento Frankie... No fue mi intención. —confesó con pena y voz ronca, eran las primeras palabras que decía en el día, y a juzgar por los gestos de Frank ahora mismo Gerard tenía mal aliento. — Estoy un poco raro... Eso es todo. —musito, trató de no prestarle tanta atención a eso, pero hasta el mismo se daba cuenta que no estaba bien sonar con fetos y sangre, el no era ningún animador o productorde de Silent Hill.

Perdió la cuenta de las veces que se disculpó y excuso sobre sus sueños con Frank, Frank se le veía cansado y harto de tener que preparar su café todas las mañanas, y ni se hable de planchar la ropa.

Pues esa era su rutina. Despertar, saludar a su esposo, esperar a que su esposo lo salude de igual manera, ir a la cocina y esperar a que Frank salga del baño, ver a Frank sentarse en silencio y escuchar un “Buenos días” atrasado de su parte, darle el desayuno y café, sentarse frente a él mientras come su desayuno, ver a Frank levantarse he irse para cambiarse, y así sucesivamente... Todos los días.

unhappy -frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora