Time-Bomb [Thomas Brodie-Sangster]

1. La noche

La noche era perfecta y yo adoraba esa palabra...

La primavera se asomaba como de costumbre y la fiesta más esperada del año no se hacía pasar desapercibida. A pesar de que tenía casi diecisiete años, a mi madre no le gustaba para nada la idea de que mis amigas y yo fuéramos a una discoteca, pero toda la escuela estaría ahí y no podia negarme. Por alguna razón, en ese lugar sólo el veintiuno de septiembre apenas controlaban los documentos y el lugar se llenaba de adolescentes ebrios y jóvenes adultos que solo buscaban beber y relajarse por un solo fin de semana.

Sinceramente ya no me afectaba lo que mis compañeros de clase fueran a pensar de mí, probablemente ni siquiera les importaba en lo más mínimo. Tenía la clara idea de que una vez que todo terminara todo continuaría como si yo nunca me hubiera cruzado ni un segundo por sus caminos.

Mis tres amigas, Blair, Jenna y Amanda, reían y compartían historias en Instagram en las cuales yo ni siquiera aparecía. Suspiré y miré la hora, no había una sola cara conocida en todo ese club y me sorprendía no ver a ningún adolescente cerca.

Odiaba todo por lo que estaba pasando y me carcomía la idea de un futuro el cual se me hacía imposible imaginar. Pertenecer al grupo de chicas catalogadas como "lindas", sólo me hacía sentir aún más insegura y mi casa no era el lugar indicado para refugiarme. Me sorprendía que me consideraran atractiva, a decir verdad, solía preocuparme mucho por mi apariencia pero siempre fui destacada como una aburrida e introvertida.

Extrañaba ser rara, pero no extrañaba a todos los rumores que se exparcian sobre mí en ese entonces y mucho menos quería volver a estar cerca de todas esas personas que tanto me arruinaron. Creo que toda etapa llega a su fín y yo quería darle uno a la mía.

Sentí un incomodo cosquilleo al recordar lo que tanto había planeado. Amaba planificar y odiaba que las cosas no salieran como solía premeditarlo. Tomé por un minuto mi celular y pensé en escribirle a mi hermano mayor. Imagine por un segundo sus ojos verdes cargados de desinterés e interrumpiendo su clásica rutina de videojuegos leyendo esas cuatro simples palabras que tanto anhelaba decirle: "Quisiera haber sido mejor."

Pero de todas formas eso no cambiaría nada y, una vez que yo ya no estuviera, lo que fuera a pasar no me afectaría en lo absoluto. Estaba determinado, después de algunos leves intentos, al fin acabaría con mi vida.