Acto 7

867 97 59
                                    

Acto 7

En la vida siempre habrá problemas que nos compliquen la existencia. En muchas ocasiones creeremos que no somos capaces para algo o que somos inútiles e inservibles. La desconfianza e inseguridad son algo normal, pero un arma de doble filo. Si no sabemos superarlas, nuestra vida puede empeorar irremediablemente; hasta la estrella más brillante se cuestiona su utilidad en el universo, pero el pesimismo nunca ha llevado a alguien por buen camino.

Ichimatsu era un pesimista innato. Viendo el vaso medio vacío siempre, cuestionándose su utilidad en el mundo, creyendo que es inútil para la sociedad completa. No quería admitirlo, pero desde que había ingresado al club de teatro su pesimismo había disminuido un pequeño porcentaje, sin embargo desde su pequeña discusión con Karamatsu, estaba aún más huraño de lo acostumbrado.

El chico doloroso había ido al día siguiente, como cada mañana, esperando poder conversar como de costumbre con su pequeño amigo, pero Ichimatsu apenas lo vio ingresar a su salón, se dedicó a actuar de la forma más antipática y desagradable posible, hasta, sin ninguna delicadeza, echarlo y recordarle que no quería verlo más por esos lares.

Karamatsu no volvió a ir a su salón.

Se auto convencía que estaba mejor sin aquel sujeto. Aunque en el fondo extrañaba tener esa dolorosa presencia cada día, monologando eternamente, haciéndolo reír involuntariamente y regalándole su tiempo a pesar de estar ocupado con muchas otras cosas pendientes por hacer. Ya se había acostumbrado a él y... ya no estaba debido a su propia culpa. Eso lo cabreaba.

Pero todo aquello lo había hecho para no ser "ese" bache entre ellos dos. En el fondo, pero bien en el fondo, deseaba que ambos fueran felices, y si por esta razón él debía hacerse a un lado, lo haría.

Por otra parte Karamatsu estaba más confundido que nunca. No entendía aquel extraño cambio en su pequeño amigo, ¿habrá sido su culpa? No recordaba haber hecho o dicho algo para que su enojo tuviera alguna justificación. Luego de ser echado descortésmente del salón ajeno, no había querido volver a molestarlo.

Solamente se veían en los ensayos, hablaban lo justo y necesario, siempre en referencia a la obra o tareas por hacer en el club. Ambos se veían apagados, desganados e incluso cansados.

El punto culmine no tardaría en llegar.

-Si un cordero come arbustos, ¿también come flores?- Dijo Totty interpretando su papel del principito con gran profesionalidad, como siempre.

-Un cordero come todo lo que encuentra.- Le respondía Karamatsu, quien estaba agachado frente a un avión de utilería tratando de soltar un perno.

-¿Incluso las flores que tienen espinas?-

-Las espinas no sirven para nada, ¡es pura maldad de las flores!-

-Te equivocaste Kara nii-san, eso va después...- Dijo extrañado Todomatsu.

-Lo siento, hagámoslo una vez más, por favor.- Respondió Karamatsu mientras leía nuevamente el guion.

-¿Incluso las flores que tienen espinas?- Siguió el ensayo Todomatsu.

-Sí, incluso las flores que tienen espinas.-

-Entonces, las espinas, ¿para qué sirven?-

Karamatsu se quedó en silencio forcejeando con el tornillo del avión de utilería tal cual como decía el guion, concentrado en no volver a olvidar el dialogo que le correspondía.

-¿Para qué sirven las espinas?- insistió Totty posándose frente a Karamatsu para que le respondiera

-Las espinas no sirven para nada...ellas...- Karamatsu se quedó en silencio con la boca abierta mirando a Todomatsu que esperaba que terminara su dialogo para continuar. Pero no ocurrió

Cuando cierro los ojos / KaraIchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora