Cuando cierro los ojos / KaraIchi

Acto 10

Parte de crecer es aceptarnos como personas, parte de madurar conlleva en aprender a convivir contigo y aceptar a los que te rodean en su individualidad. Algunos maduran muy jóvenes, otros tardan toda una vida en dar aquel salto, mientras que a otros pese a que tienen todo claro, no demuestran su verdadero nivel de madurez. No importa cómo exteriorices tu madurez, mientras en tu cabeza sepas realmente cómo actuar con determinadas situaciones. El crecer no es madurar, y no es necesario se aburridamente maduros.

Karamatsu jamás pensó en conocer a tal cabalidad la historia de vida de su madre, mucho más con un presunto desconocido a su lado, pero aquella noche se fue a dormir con un sentimiento extraño en el pecho, ligado a la pena, culpa y alivio. Al fin sabía toda la verdad, pero un regusto amargo se quedó en su mente al saber la miserable vida que llevó su madre por decisión propia durante tantos años.

Se quedó mirando el techo de su habitación durante largos minutos reflexionando hasta que un veinteañero entró al dormitorio con ropa para dormir y se posicionó en el futón que el mismo había preparado al lado de su cama. El muchacho lo miró durante escasos segundos antes de acostarse relajadamente en el lugar que habían preparado para él; en el fondo lo agradecía, no le apetecía gastar dinero en alguna residencial y hubiera terminado durmiendo en algún parque o pasando la noche bebiendo hasta el amanecer.

-Hey Kara, ¿Por qué la cara larga?- dijo mientras pasaba despreocupadamente sus brazos tras su nuca, el otro sólo suspiró pesadamente

-Hoy en la mañana cuando me desperté lo más importante que ocupaba mi cabeza era mi paseo con Ichimatsu, y ahora tengo dos hermanos y un padre muerto- dijo de manera cansada masajeando sus ojos suavemente

-Bueno, a mí me paso eso ayer- rio despreocupado el mayor – por ahora despreocúpate de eso, ya mañana veremos donde está el tercer hermanito perdido, ya sabemos cómo su llama su mamá de todos modos- Osomatsu sólo recibió otro suspiro como respuesta – Mejor cuéntame de tu novio, ahora que somos hermanitos quiero saber más de mi cuñadito-

EL doloroso chico se sonrojó pero gracias a la obscuridad pasó desapercibido para el mayor; su corazón comenzó a latir desesperado en su pecho y tuvo que ordenar todas sus ideas antes de comenzar a hablar coherentemente. Todo esto no pasó desapercibido para el de rojo, quien reía abiertamente de los nervios del menor

-Ya te dije que Ichimatsu no es mi novio, sólo somos amigos- dijo tratando de callar la risa que inundaba la habitación

-Pero mira cómo te pones cuando hablas de él, es imposible no molestarte niño- Osomatsu se sentó en el futón para mirar directamente al presuntuoso muchacho – A mí poco me importa donde la pretendes meter, pero andar negándolo es triste. Si el chico antipático te gusta ¿Cuál es el maldito problema?-

A Karamatsu le resultaba extraño conversar de algo así abiertamente, y la mención sexual sólo había intensificado sus nervios

-Debo admitir que últimamente estoy planteándome seriamente aquella posibilidad, but...my boy no es alguien que pueda directamente lanzarle una noticia como eso si no estoy completamente seguro de esto que siento. ¿Y si estoy confundiendo una fuerte amistad con amor?- Karamatsu inconscientemente rememoraba su primer beso con el chico de rosa cuando este confundió su amistad con amor hace unos años atrás – lo que menos quiero es llegar a lastimar a Ichimatsu-

-Dios que dramático eres, haces que me duelan las costillas con tanto drama- Osomatsu trataba de bajar la tensión en la habitación con sus bromas – Se nota que los dos están loquitos por el otro, yo los vi durante largo rato antes de ir a interrumpir su cita-

-No era una cita-

-Pasearon por ahí, comieron juntos y conversaban a la sombra de un árbol en el parque. Eso en mi pueblo es una cita, mi querido hermanito-