Mariposa

No puedo.

Mientras estaba en la ducha oí la puerta. Yo sabía que era Alex pero para tenerlo claro:

-¿Quien es?

Una sonrisa burlona se encontró cuando me giré al oír la puerta de la ducha...

-¿No te has bañado ya? -Pregunté desesperada para que salga aunque eran intentos fracasados. Era inevitable no mirarle el cuerpo detenidamente....

-Es que la persona de la que estoy jodidamente ennamorado me acaba de follar en la cocina y creo que lo más higiénico sería ducharme..

Mierda, lo ha vuelto a decir. Díos...si sigue diciéndome esto acabaré mal, no puedo confiar en el...me hizo demasiado daño mintiéndome de aquella forma. No puedo....

No pude seguir con mis pensamientos cuando sus brazos me rodearon y me dio un beso, al principio suave, como me gustaba para luego florecer en algo demasiado apasionado para acabar con eso como si no fuera nada. Me agarró de una pierna y la colocó cuidadosamente de su cintura para luego sus dedos viajaran a mi punto de excitación. Mordía mis pezones mientras sus dos dedos viajaban dentro de mí. El calor se apoderó de mi cuerpo mientras el besaba cada centímetro de mi cuerpo. Es tan jodidamente bueno para poder negarlo. Sus movimientos me hacían recordar lo mucho que este chico me importaba, me hacían retorcer del gusto y gritar. Es tan bueno...¿lo he dicho ya? Pues lo repetiré tantas veces cuales sean necesarias. Enredé mis dedos de la mano derecha en su pelo y con la mazo izquierda arañaba su espalda al notar que ha maldecido cuando le ha caído la toalla por su erección y aprovechó para melera dentro de mí. Ya vamos por la segunda ronda y esto sólo acaba de empezar. Gemidos, el sonido de nuestros cuerpos chocando y más gemidos. Acabamos los dos mientras maldecíamos de lo bueno que ha estado. Noté sus brazos, y cómo me ha cogido para meterme en la ducha. Encendí la ducha y el puso jabón en todo mi cuerpo masajeandolo lentamente. Después de una relajante ducha nos metimos en la cama agotados y nos quedamos dormidos. No conseguí dormir muy bien la noche pasada.