Capitulo 3

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Y volvemos a caer en la misma situación, en el mismo caso, en la misma conclusión, nada de esto es correcto ni si quiera estamos cerca de lo que sucedió aquí, podemos decir que se mató, ¿eso te suena a ti?, porque a mí no me convence en lo absoluto, una mentira barata y típica.

Admirad, dejo una nota de suicidio: "Ahora solo hay una manera de que vuelvas. Quizá eso significa el fin del mundo, o de mi misma, pero necesito verte una vez más. Necesito decirte adiós. Tengo la llave y la puerta está enfrente de mí... ¿Qué es lo que estoy esperando?"

Frote mis ojos y los cerré tratando de concentrarme, tenía que dejar en pensar en que tenía una hermana, unos padres mentirosos y egoístas.

Desde muy pequeña deseaba tener una hermana con la cual compartir aventuras, mis juguetes y alegría. Que estuviéramos dispuestas lo que sea la una por la otra, vivir de diversión, risas, tristezas y caídas, levantarnos y seguir con el curso de nuestras vidas.

Pero no.

No fue así como quería, fue como mis padres quisieron. Tal vez estoy siendo demasiado dramática para mi edad, tengo 25 años y debo aprender que la vida nunca es como cree uno que es, es el camino de tu vida, tú lo creas, tú lo cambias, tu tropiezas, tú te levantas, tu luchas.

Vi la hora en mi celular y decía que eran las 9:15pm, yo salía hasta las 10:00pm, me quedaba tiempo de seguir escribiendo, si es que podía.

Cuando ya estaba decidida, el teléfono sonó, era Lilia.

Señorita Mugger, la busca una tal Melissa Mugger, dice que es urgente e importante que la vea, ¿la dejo pasar?

Si, dile que pase.

Cerré mi computadora y me senté bien, veo que Melissa acaba de entrar.

―Oww, hermanita, no sabía que trabajabas aquí, estoy tan sorprendida.

―Ya te dije que no me llames así, dime, ¿Qué es lo que quieres?

―Tranquila her-ma-ni-ta― rio ―bueno ya, vine a contarte sobre mí.

―Te escucho.

―Bueno, te preguntaras de dónde diablos salí y por qué apenas me conoces.

Es como si esta chica me leyera la mente.

―Sí, continúa.

―La respuesta es muy fácil a tus preguntas, desde que nacimos, Mama me mando a un internado porque algo en mi "salió mal", supuestamente me detectaron un tumor en una parte de mi cuerpo y ese internado tenia lo necesario para quitármelo, a nuestros papas le metieron la loca y estúpida idea de dejarme ahí, que ahí yo iba estar bien y que en el mundo "normal" no, ¿Por qué? No lo sé, me dejaron ahi y con el paso del tiempo se fue quitando ese problema. Las hermanas te lavaban el cerebro con ideas estúpidas del mundo exterior, que era malo e incorrecto vivir ahí, al principio me la creí pero ya después no, llegue a mi querida adolescencia y por arte del destino me enamoré de un chico muy parecido a mí, tal para cual, pero nos descubrieron y lo echaron del internado, obviamente me puse mal y empecé con mis problemas, hice toda tipo de broma pesada en la escuela, cumplí mis grandiosos 18 años y me dejaron ir, pero, me mandaron a la cárcel por pequeños delitos, como robar y extorsionar a personas con mi querido novio, acabo de salir de ahí y aquí estoy, frente a mi querida hermana.

― ¿Y a qué viene todo esto?, no entiendo porque llegaste aquí.

―Es muy fácil de entender.

―Dime.

―Vine hacerles la vida imposible a todos los que me abandonaron, incluyéndote.

Me quede callada.

―Vamos hermanita, no seas ignorante.

―No vuelvas a confundir mi silencio con mi ignorancia, mi tranquilidad con aceptación y mucho menos entre tú y yo.

― ¡Vaya!, de todos modos está metida en esto.

― ¿Y yo que tengo que ver en esto?

― ¡En que tú eras la que tenía que ir a ese horrible lugar y no yo! ― Grito.

― ¡Yo no fui la que salió deforme y mal!

― ¡Me las vas a pagar, una por una Skylar, y no me importa que seas mi hermana, te juro que me las vas pagar!

― ¡Lárgate de mi oficina, ahora!

Dicho esto se fue echando humo por las orejas.

¿Cómo se atreve a venir a mi oficina, a gritarme y amenazarme?, no puedo creer que ella sea mi "hermana", me queda bastante claro que todo y todos tienen secretos, incluyéndome.

Vi la hora, eran las 10:15, agarre mi chamarra y mi bolso, salí de mi oficina y me despedí de Lilia.

Al salir a la calle, vi que el cielo estaba nublándose peligrosamente rápido y un escalofrió recorrió todo mi cuerpo, pequeñas gotas empezaron a caer por mi cara y brazos, me abrace a mí misma para tratar de tomar calor mientras tomaba un taxi.

Me subí al pequeño y amarillo taxi, le dije en donde tenía que ir y empezó andar el auto.

Sonó mi celular, era un mensaje.

Número desconocido: Ten mucho cuidado Sky, te estamos vigilando.

Conteste: ¿Quién eres?

Pero no me contesto, debe ser una broma de muy mal gusto, no le tome importancia, recargue mi cabeza en la ventana mientras admiraba los edificios de Nueva York.

Instantes de felicidad. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora