Capítulo 11

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He estado sola desde que me separé de Devendra al llegar al salón.

Un placentero silencio me rodea y no puedo contener la sonrisa que se dibuja en mi rostro por este hermoso momento de paz.

Sin risas, charlas, tratos, burlas, personas que husmean en mi vida.

En resumidas cuentas, sin Killian.

A mí alrededor solo se escuchan murmuros llenos de anticipación, miedo e intriga. Hace poco anunciaron el torneo comenzaría a la tarde.

Rodeo la taza marrón con mis dedos disfrutando del calor que emana antes de tomar un trago.

Todos se ven alterados por lo que les espera, yo solo los observo mientras termino de desayunar.

Este lugar se encuentra lleno de personas, algunas parece pensar en cómo van a morir mientras que otras piensan en como impedirlo.

Escucho unos pasos acercarse y luego una mano posarse en mi hombro, cuando giro mi cabeza, no puedo evitar abrir exageradamente los ojos con sorpresa.

Taryas, vestido de ayudante, me devuelve la mirada fastidiado.

Con un leve gesto de su cabeza, me indica que lo siga. Poniéndome de pie lo hago, aunque no sin antes dudar unos momentos, ¿realmente fue su voz la que escuché anoche? ¿De quién hablaban?

Me guía hasta un rincón alejado y oscuro, desde donde fácilmente se puede ver al resto de los competidores, pero difícilmente alguien puede vernos.

—¿Recuerdas nuestra conversación en la taberna? —pregunta yendo directo al asunto.

—Sí—mi voz suena llena de dudas incluso en mis propio oídos.

—Tienes una tarea muy sencilla—dice con ligereza—cuando las pruebas comiencen, solo encárgate de llevar esto contigo todo el tiempo—un colgante negro se extiende sobre la palma de su mano, el dije es un, como no, dragón negro. —Sabremos si lo pierdes.

Lo miro con una de mis cejas alzada. —¿Cuál es la trampa?

Tomo el colgante y lo inspecciono detenidamente, nada parece extraño, sin embargo algo no parece estar bien mientras lo coloco alrededor de mi cuello.

—Ninguna trampa, te lo aseguro, piérdelo y estas muerta. —dice antes de alejarse.

Reacciono demasiado tarde ante sus palabras y tengo que morderme la lengua para evitar gritarle.

—Ahí estas compa.

No puedo evitar estremecerme y cerrar las manos en puños ante la aparición de su voz en estos momentos.

Totalmente rígida me doy la vuelta para encontrarme con un sonriente Killian agarrando a un muy malhumorado Devendra por el cuello.

—No voy a tener que arrastrarte todo el salón como a él ¿cierto? —pregunta con un tono relajado, aunque aún así percibo la amenaza.

Suelta a Devendra, que tan pronto como es libre sacude su ropa, como si quisiese borrar cualquier rastro del rubio sosteniéndolo.

—Ahora que estamos todos, ¿qué les parece si hablamos sobre como nuestro grupo se está desmoronando por su culpa? Yo realmente intento sostenernos juntos, pero son como dos pequeñas estacas de hielo clavándose en mi cerebro en estos momentos ¿entienden? —dice cruzándose de brazos y mirándonos expectante a la espera de una respuesta.

—Literalmente me chantajeaste para que me uniera—responde Devendra en tono de fastidio.

—A mí me acorralaste—digo distraída.

Siento la piedra fría del colgante contra mi piel y quiero saber que significa, podría ir a la biblioteca y descubrirlo, pero primero tengo que sacarme a Killian de encima.

¿Esto tiene que ver con la carta que encontré en el deslizador?

Salto hacia atrás sorprendida cuando alguien chasquea sus dedos al frente de mi cara—¿en serio? —Pregunta fastidiado Killian—escúchenme, sé que puede parecer que todos aquí somos superpoderosos y nadie nos va a matar, pero no es así, si vamos allá afuera solos y sin ningún plan, moriremos.

>>creo que aquí ya todos sabemos que a la corona no le agrada ni un poco perder el poder, así que podemos esperar trucos y trampas del resto de los competidores en cualquier momento. No podemos permitirnos separarnos ¿entendido?

>>no estoy diciendo que seamos los mejores amigos de toda Stormia, solo pido que mientras estemos ahí afuera, pueda al menos darles la espalda sin que ustedes salgan huyendo. ¿Puedo confiar al menos con eso? —sus últimas palabras parecen salir como una súplica.

Asiento distraídamente mientras observo sobre su hombro al resto de los competidores.

Un par de miradas brillantes se clavan en nosotros con curiosidad, sonrisas aparecen en el rostro de algunos cuando me notan observándolos. Parecen depredadores acechando.

Esto no es bueno.

Cuando vuelvo mi vista hacia nuestro grupo puedo decir que ellos también ya lo han notado, Devendra intenta parecer relajado, pero el modo en que aprieta sus labios juntos lo delata, Killian por otro lado solo se gira para sonreírles abiertamente.

—Probablemente sea mejor que no llamemos la atención de esta forma, nos juntamos a la salida—dice Devendra antes de marcharse, confundiéndose rápidamente con el resto de los competidores.

—Que chico listo—escucho que dice Killian, sin embargo yo ya me estoy alejando, intentando fundirme con las sombras mientras busco la puerta por la que me trajo Éire ayer.

Tarde me doy cuenta que no hemos fijado un punto de encuentro.

Rodeo rápidamente todo el salón en busca de la puerta, varias veces me topo con competidores que me observan con curiosidad, pero los ignoro.

Voy por la tercera vuelta cuando un fuerte sonido recorre todo el salón. Inconscientemente me encorvo tapando mis oídos y cerrando mis ojos. Cuando noto que se detiene, me enderezo lentamente y veo que el resto se encuentra igual de perdidos que yo, buscando una respuesta entre los que los rodean.

De repente, las puertas del salón se abren y un fuerte viento sopla a través de estas, llenando de nieve todo el lugar.

Esto no se supone que pase, hay grandes maquinas que impiden que las tormentas de nieve se acerquen al castillo.

Aunque no tardo mucho en notar que esta no es una tormenta común. Los gritos terminan tan pronto como comienzan mientras la nieve avanza cubriendo todo de blanco y haciendo imposible ver algo.

Noto un destello rubio familiar unos momentos antes de que un remolino de nieve me rodee.

El viento engancha mis ropas girándolas y me roba la respiración por unos segundos antes de soltarme.

Caigo sobre mis manos y rodillas, algo frio y extraño se extiende bajo mí. Luego de unos segundos de no poder ver nada, mis ojos se acostumbran y veo el paisaje de nieve extenderse infinitamente a mí alrededor.

Aunque no tengo mucho tiempo para admirarlo, porque de repente una pequeña criatura esquelética y blanca de grandes ojos negros me observa, sus garras están escondidas bajo la nieve, y así parece malditamente inofensiva, pero tan rápido como suelta un chillido hambriento y otros le responden, sé que estoy perdida.

Pequeños y afilados dientes se clavan en mi pierna y sin perder más tiempo me pongo de pie para patear a la esquelética criatura.

La nieve parece moverse a mí alrededor, y sé que estoy en un enorme problema.

He caído en medio de un nido de Garfs, las pequeñas criaturas con las que he sido comparada desde que era pequeña.

A lo lejos distingo unas sombras que se elevan al cielo.

El bosque helado, en donde el torneo tendría lugar.

Ignorando el chillido de las criaturas y sus garras desgarrando mi piel, avanzo a tropezones hacia los árboles que cada vez parecen estar más lejos.

El torneo ha comenzado.

Reina de Hielo //Pausada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora