Cuando llego a la primera línea de árboles los Garfs desaparecen bajo la nieve y todo vuelve a quedar en silencio.
La ropa que tengo se encuentra desgarrada y siento como si hubiese vuelto a ser una niña abandonada en medio del bosque, sin lugar al que ir, solo que ahora tengo un propósito.
Tengo que encontrar a Devendra y a Killian, espero que no estén muy lejos.
Usando un árbol como soporte me pongo de pie, el dolor es mitigado por la fría nieve. No me había dado cuenta de que tan apagados se encontraban mis sentidos hasta ahora, estoy totalmente alerta, mis ojos zigzaguean entre los árboles, buscando cualquier signo de movimiento.
Me mantengo en la frontera del bosque, temo que si me adentro me perderé y no podré volver a salir, de todas maneras mientras más me interne, más peligrosas son las criaturas que lo habitan.
De vez en cuando soy capaz de notar una leve ondulación blanca, una garra negra, un par de ojos brillantes que me observan.
Los Garfs están esperando que salga de la protección del bosque para atacarme.
Lo siento malditos imbéciles, eso no sucederá pronto.
Escucho un chillido demasiado cerca y no puedo evitar estremecerme.
Cuando miro hacia arriba, noto que algo se mueve entre las copas de los árboles, una suave ondulación negra zigzaguea entre las ramas, las oscuras plumas del animal brillan mientras se mueve elegantemente.
No puedo impedir quedarme mirando fascinada a la criatura, sin embargo cuando sus ojos dorados se fijan en mi con hambre el encanto se rompe en pedazos y comienzo a retroceder lentamente agachada, con mis manos abajo y mi mirada sosteniendo la suya mientras ruego encontrar un arma o que se distraiga con algo.
Veo como baja del árbol silenciosamente y toca el suelo con sus cuatro patas sin hacer ruido alguno, se estira y relame antes de comenzar a caminar hacia mí, sus grandes alas se encuentras plegadas contra su espalda y las mueve cada tanto, preparándose para saltar sobre mí.
Por su tamaño y el hecho de que aun esté viva, puedo suponer que es un pequeño Baeltslah, son muy peligrosos, en especial cuando están en el bosque. Por suerte son criaturas solitarias y no se mueven en grupos como los Garfs, en los pueblos los llaman Espíritus de los Bosques, y murmuran sobre ellos, principalmente en agradecimiento de que se hayan extinguido.
Por lo que no me queda muy claro que hace uno aquí a punto de comerme.
La criatura salta al mismo tiempo que yo me dejo caer de espaldas, con mis piernas empujo al Baeltslah y este pasa sobre mi cabeza chillando furioso. Una de sus garras alcanza a cortar mi pierna derecha, dejo escapar un grito de dolor mezclado con frustración y me pongo de pie de inmediato, avanzando lo más lejos que puedo.
Mi pierna sangra demasiado y me derrumbo a unos metros, dejo escapar mis lágrimas mientras agarro mi pierna. La sangre debajo de mí se mancha de rojo rápidamente y mi vista comienza a volverse borrosa por las lágrimas y el dolor, sin embargo, ninguna de los dos me impide levantar la cabeza para observar cuando escucho unos estruendosos chillidos de dolor. A unos metros de mí, sobre la blanca nieve, la manada de Garfs intenta hacer trizas al Baeltslah mientras este lucha e intenta tomar vuelo.
Poco después, una pila de Garfs se apila a los pies de la criatura, sin embargo, esta también sufrió mucho daño, y vuelve cojeando al reparo de los árboles, su mirada descansa en la mía y es lo último que veo antes de que me quede sin fuerzas y mi vista se fije en las copas de los árboles.
No estoy inconsciente, pero estoy cerca. Todos mis pensamientos se mezclan como copos de nieve en una tormenta, de a momentos el mundo se vuelve oscuro.
Siento una respiración caliente en mi cuello y por el rabillo del ojo puedo distinguir una sombra negra, probablemente el Baeltslah, aunque no lo sé con seguridad. No suelen ser carroñeros, así que si piensa que estoy muerta podría vivir.
Vivir para morir lentamente por desangramiento.
Escucho un ruido seco y calor a mi lado, aunque ya no tengo fuerzas para abrir los ojos. Quiero que la oscuridad me lleve hacia un lugar muy lejos de aquí.
Luces comienzan a danzar frente a mis ojos.
¿Así será la muerte?
—Aun no es tiempo Enya—el susurro se apaga lentamente en mi mente y no puedo evitar abrir los ojos buscando desesperadamente el origen de esa voz tan familiar para mí.
Cuando me levanto y miro a mi alrededor, siento una gran tristeza al comprobar que ni ella ni los otros están aquí, sino que estoy sola en el bosque.
O tan sola como se pueda estar con un Baeltslah a tu lado.
El animal me observa con la cabeza ligeramente inclinada, sus ojos llenos de curiosidad. Al ver que no me muevo, se acerca rápida y silenciosamente, cuando está a pocos centímetros me olfatea para luego volver a retroceder. Mueve su cola de lado a lado, acomoda sus alas y me observa como esperando algo.
Con un gruñido de dolor y sin saber muy bien cómo es que sigo viva, me pongo de pie. No parece que me vaya a atacar, pero eso puede cambiar en cualquier momento.
Me tambaleo un poco, sin embargo algo suave impida que me caiga, cuando miro hacia abajo, el Baeltslah me empuja suavemente con su hocico para ayudarme. No puedo evitar mirarlo asombrada.
¿Por qué me esta ayudando? Hace un rato estaba intentando matarme y yo esperaba que muriera con los garfs ¿Qué cambio mientras estaba inconsciente?
Aun desconfiada, avanzo a los tropezones por el bosque con la ayuda del animal a mi lado.
Está comenzando a oscurecer y aún no he encontrado un refugio, lo que comienza a inquietarme tanto a mí como a mi acompañante.
Decido cortar por lo seguro y trepo por uno de los arboles hasta quedar sentada en una rama que puede soportarme. Me recuesto contra el tronco y cierro mis ojos por un momento, sin embargo un agudo lamento proveniente del piso me obliga a volver a abrirlos.
Mirando hacia abajo, la criatura de ojos ámbar me observa lamentándose y no puedo evitar mirarla desdeñosamente, ella me ataco bajando de un árbol, por lo que implica que puede subir.
Aun lamentándose, levanta su pata y la agita en el aire, como pidiendo ayuda.
Gruñendo por la frustración, bajo del árbol, y aterrizo sobre mis piernas que se doblan por el peso y dolor, por lo que termino de cara contra la nieve.
Siento algo cálido contra mi mano y cuando levanto la vista, el Baeltslah se encuentra empujándola suavemente como para darme ánimos. Gruñendo nuevamente me pongo de pie y me sacudo la ropa.
—Supongo que con eso descartamos volver a subir—digo por lo bajo ante de comenzar a juntar algunas ramas. —¿sabes cavar? —pregunto mirando al animal que solo me observa quieto. —olvídalo.
Rápidamente intento hacer un refugio para el pequeño Baeltslah que de a momentos hace ruidos extraños.
Cuando finalmente termino, una pequeña choza hecha de ramas se encuentra al pie del árbol, el animal lame mi mano antes de entrar y acurrucarse, no puedo evitar la sonrisa que se me escapa antes de entrar y apoyarme contra el árbol, intentando entrar en calor de alguna forma.
Lo único que espero es que Killian y Devendra estén mejor que yo.
**
Mini-nota autora: hola queridos lectores como siempre: gracias por leer, votar y comentar :)
En otras mini-noticias: Tuve la intensión de dibujar al dulce Baeltslah, pero si vamos a ser sinceros, no salió muy bien, asiiiiiiiii que se los dejo a su imaginación ;)
PD:
-Anoté la historia en los premios dragons, vamos a ver si es seleccionada ^^
-Perdón por tardar tanto en actualizar.
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Reina de Hielo //Pausada//
ПриключенияEn un reino lejano, donde el hielo reclama lo que es suyo y no hace distinción entre hombres y bestias. Un torneo que elegirá al próximo dirigente está en marcha. Una rebelión se planea en silencio. El mundo helado reclama sangre. ¿Te atreves a part...