Capítulo 9

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Cuando cierro la puerta, él levanta la vista, su sonrisa sigue igual que siempre, sin embargo sus ojos parecen dos cuencas vacías y sin vida, cuando nota mi mirada, parpadea rápidamente y es el mismo de siempre.

—Entonces pequeña Diana, te preguntaras porque estoy aquí ¿cierto? —deja el reloj sobre la cama y se levanta.

—No, a decir verdad no. —Respondo y su rostro se arruga mostrando su confusión—vete.

Él se queda quieto en el lugar con su expresión congelada y alzo una ceja en respuesta.

—Muy bien, esperaba una respuesta diferente—dice aun entre sorprendido y confundido—como sea de todas formas te voy a decir porque estoy aquí.

>>Sé que fue un gran error investigar sobre la vida que tu creías privada, pero que todos conocemos aunque no sepas, probablemente lo que estoy diciendo sea sorprendente para ti, al menos eso fue lo que Devendra me dijo, pero solo quería decirte que no la haré más.

>>¿Me perdonas?

Cuando agacha su cabeza me hace acordar al perro abandonado que caminaba por las calles del pueblo.

Pongo los ojos en blanco.

—Sí, supongo que si—respondo antes de bostezar.

—Espera, ¿así de sencillo? Nada de: ¡pero traicionaste mi confianza! —Dice Killian agudizando su voz y haciendo que mis tímpanos duelan—tenía un maldito discurso escrito aquí ¿sabes? ¡Había memorizado un libreto por ti! —su voz suena cada vez más desesperada.

—¿Qué hacías con mi reloj? —pregunto en cambio mirando el objeto reluciente sobre mi cama.

—¡¿es enserio?! Aquí estoy yo, siendo un perfecto compañero abriendo mi corazón para disculparme ante ti y tu-insensiblemente vamos a aclarar-¿te preocupas por un reloj? ¿Hacia dónde se dirige este torneo?¿hacia dónde me dirijo yo?

Lo tomo por el cuello antes de que dé un paso más hacia la puerta, lo miro fijamente hasta que comienza a encorvarse y sonríe débilmente.

—Respóndeme—mí actitud hace un gran contraste con la suya que es puro drama.

—Ay oye pero no te enojes, no estaba escapando ni nada—dice poniendo ojos de cachorro.

No me muevo y poco a poco su sonrisa comienza a desvanecerse, hasta que deja escapar un suspiro derrotado.

—No hice nada, solo lo estaba viendo.

Con una última mirada en su dirección lo suelto al tiempo que lo empujo hacia la puerta.

—No vuelvas a entrar—digo, mi voz sonando un poco más filosa de lo que pretendo.

—Entonces cierra la puerta que para algo tienen cerraduras—responde y cuando giro para mirarlo el deja escapar un grito y escapa.

Avanzo hacia la cama y tomo el reloj entre mis manos, o más bien lo balanceo entre los dedos que me quedan, al menos aún conservo los pulgares.

No veo nada diferente, pero de nuevo, nunca entendí el aparato, así que lo dejo con cuidado en el piso antes de dormir un poco, mañana será un día largo.

**

Escucho truenos, el barco en donde viajo escondida entre barriles se balancea de izquierda a derecha mientras las olas golpean los costados, el piso de madera se encuentra resbaloso e intento agarrarme a cualquier cosa para no rodar por el piso y ser descubierta por los marineros.

Reina de Hielo //Pausada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora