-Lo siento, el joven sufrió una lesión cerebral traumática, no pudo pudimos hacer nada.- Comentó el doctor en tono frío y ese fue el momento en el que por primera vez Alonso sintió que el mundo se le vino abajo, le fue imposible soltarse a llorar, gritando que todo era mentira, gimoteando que quería verlo, que lo necesitaba, y eso era verdad, no podría resistir sin besar sus labios una última vez o tan solo verlo sonreír tan naturalmente como el lo hacía.
Golpeó las sillas de espera, reprochando por todo, hasta que sintió que lo sentaban y de un repente su visión se tornaba oscura. Lo habían sedado.
Regreso en sí un par de horas después, sus ojos ardian y estaba más que seguro que tanto sus mejillas como su nariz estarían rojos.
Estaba en una camilla de hospital y lo único en lo que podía pensar era en irse de una maldita vez, encerrase y no volver a saber nada de nadie.
La puerta de la habitación fue abierta y nunca en su vida se había sentido tan feliz de ver a su madre, la cual se le acercó, estrujandolo entre sus brazos, susurrándole que todo estaba bien, mientras los ojos del rubio se llenaban nuevamente de aquel líquido salado que tanto odiaba.
-Le iba a proponer matrimonio hoy.- Musitó en tono bajo el ojiazul con la voz quebrada, sacando de su bolsillo una pequeña caja de terciopelo rojo.
-Mi amor, son cosas que no estaban en tus manos.- Susurro la mujer en tono bajo, acariciando la espalda de su niño y formando una mueca en su rostro.
-Es tan injusto que tenga que planear un funeral en vez de una boda.- Murmuro el rubio formando un puchero, cubriendo su rostro con ambas manos, limpiando las lágrimas que invadían este.
-No te preocupes por eso, ve con tus hijos, ellos te necesitan.- Alonso solo asintió, levantándose de la camilla dispuesto a irse.
-Solo, déjame verlo, necesito verlo.-
-Alonso, no creo...- La mujer comentó en tono serio antes de ser interrumpida por el ojiazul.
-Por favor.- La madre de este solo asintió y lo llevó a la sala al final del pasillo.
El joven tomó aire antes de abrir la puerta y dirigirse al cuerpo cubierto por una especie de sabana que se encontraba en el centro de la habitación a paso tembloroso.
Soltó un suspiro antes de levantar la manta que se encontraba encima de este, y quiso morir al darse cuenta que si era José, con la piel aún más pálida que de costumbre y sus venas se veían con más facilidad, lo tapo rápidamente y se desplomó al piso a llorar.
Se levanto y salió corriendo de aquel lugar, y se dirigió a la casa, con los niños, a ser el que para su mala suerte transportará las malas noticias.
Entro a la casa y un par de ojitos expectantes sobre el, los niños no comentaron nada y continuaron con lo suyo.
-Cada que los veo, te veo a ti, con tus actitudes infantiles y tanto muecas como manías raras. Y me duele muchísimo porque no te valoré cuando debía, no te mantuve entre mis brazos cuando tuve la oportunidad.- Gimoteo el rubio viendo al cielo y corriendo escaleras arriba.
Busco entre cajones y gavetas de toda la casa, hasta que la encontró, aquella pistola que había guardado hace años atrás para emergencias.
La tomó entre sus manos, encerrándose en la recámara principal, poniendo seguro a la puerta y apuntando el arma directa a su cráneo, para tomar un golpe de valor y así acabar su mundo presionando el gatillo.
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Hola! No me odien, se viene una sorpresa en el epílogo, por favor léanlo cuando lo suba, esto aún no termina.
Los amo ❤️😭
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Love Me Again [Book #2]
RandomUn par de lágrimas y una presión en su pecho. ¿Por qué tenía que regresar cuándo ya no lo necesitaba? ¿Qué queria que hiciera? ¿Qué olvidará el como lo abandonó de la noche a la mañana? ¿Qué lo dejos con dos hijos solos? Sus pequeños aún no compre...