CAPÍTULO 1

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Clarke todavía no asimilaba el contenido de la carta que habían recibido todos los vecinos del edificio esa misma mañana. La visita que el perito técnico les había hecho dos semanas antes concluía con el peor de los diagnósticos, y así les informaban en aquel papel.

—Debido a fallos estructurales de moderada importancia, se requerirán obras de refuerzo en la estructura del edificio, estas obras comenzarán en dos semanas y se prolongarán durante tres meses aproximadamente, siendo necesario que todos los vecinos desalojen el edificio durante este tiempo —leyó Clarke. Después respiró hondo y explotó— ¡Me cago en el arquitecto que diseñó este edificio, en el constructor que lo hizo, en el promotor que...!

—¡Clarke, no hables así! —reaccionó su madre, Abby Griffin.

—Es que es injusto mamá, por culpa de la incompetencia de otros tenemos que fastidiarnos.

—Lo sé, pero maldecir no arreglará nada.

—¿Y ahora qué hacemos?, ¿dónde vamos a vivir esos tres meses? —planteó con preocupación.

—¿Quizá con los abuelos?

—Mamá, los abuelos viven a dos horas en coche de esta ciudad, ¿cómo voy a asistir a las clases de la universidad?

—¿Y si te instalas en alguna residencia del campus? —sugirió Abby.

—¡Ni hablar! —exclamó Clarke—, ya sabes que me gusta estudiar en casa, una residencia de estudiantes no es el lugar más tranquilo del mundo precisamente.

—Has hablado con Octavia, ¿verdad?

—Claro, pero me ha dicho que ahora que Bellamy volvió de la academia militar, no tienen sitio en su casa.

—Podríamos buscar algún piso de alquiler cerca de la universidad, pero tenemos poco tiempo. —Su hija la miró ansiosa—. Tranquila, cariño, encontraré una solución.

—Y precisamente ahora, los últimos meses del curso, maldita sea.

Clarke resopló, cogió su bandolera y cruzó la puerta del apartamento. Menos mal que era viernes y por la noche saldría con sus amigos a despejarse y olvidarse durante unas horas de su pequeño problema habitacional y de otros asuntos.

XXXXXX

Como casi todos los viernes por la tarde, Lexa se despidió de su abuelo para ir a casa de su amiga Luna a estudiar. Como casi todos los viernes, Lexa mintió a su abuelo, llenó la mochila de ropa que nunca se ponía delante de él y se subió a su moto para dirigirse al pub de ambiente "Grounders", donde su mejor amiga, Anya, la esperaba.

—¿No crees que deberías decirle la verdad a tu abuelo? —insistió Anya.

—¿Otra vez con ésas? —se quejó Lexa— Si le oculto mi orientación sexual es para no hacerlo sufrir, ya tiene bastante con lo de mamá y que no apruebe los cursos.

—Otra cosa que tampoco está bien, si estudiaras más...

—Anya, en serio, no he venido aquí para que me sermonees, sino para divertirme —afirmó la castaña—, céntrate en terminar mis trenzas que Lincoln estará al caer.

Anya puso mala cara, pero ya no habló más. Quería muchísimo a Lexa, pero había cosas que la castaña hacía que no podía ver bien y por más que intentaba hacerla reaccionar, siempre era en balde.

Unos minutos después, Lexa se metió en los vestuarios de personal para cambiarse de ropa y Anya recibió a Lincoln.

—Qué suerte que hoy termines tu turno a las diez, así podemos salir los tres juntos.

Bajo el mismo techo [Clexa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora