El domingo por la mañana, Clarke amaneció de buen humor. Apresuró a Lexa para que se preparase cuanto antes, no quería llegar tarde al Arkadia Memorial, el hospital donde trabajaba su madre desde hacía mucho tiempo. Clarke soñaba con trabajar allí también, quería convertirse en pediatra, y hasta que llegase ese momento, se preparaba estudiando en la universidad y dedicando algunas horas semanales a ayudar como voluntaria en la planta infantil, le encantaban los niños.
Lexa convenció a Clarke para ir en moto hasta el hospital, pues hacía un día estupendo y así disfrutarían del aire libre durante el trayecto. Era cierto, pero lo que más la motivaba a convencerla, era volver a sentir sus brazos aferrados a su cintura, sus pechos contra su espalda... cuando se trataba de Clarke, era débil, muy débil.
Las mujeres de recepción del hospital saludaron a Clarke con una sonrisa. Lexa inclinó la cabeza al pasar a su lado y siguió los pasos de Clarke hasta llegar a su destino. Había varias salas, y Clarke dedicaba un rato a cada una, no quería dejar a ningún niño sin su visita. Lexa permanecía dos pasos detrás de ella, observándola en silencio. Clarke trataba a los pequeños con cercanía y calidez. No dejaba de sonreír, y esa sonrisa iluminaba todo, transmitiendo calor y cariño a los niños, a Lexa, a todo aquel que estuviera cerca suyo. Definitivamente, Clarke había nacido para ayudar a los demás, para hacerles sentir mejor, lo llevaba en el alma.
Clarke animó a Lexa a hablar con algunos niños, y Lexa lo intentó, pero no se le daban igual de bien que a la rubia. Eso sí, su torpeza hizo reír a más de uno, y a Clarke, que también dedicaba miradas a Lexa cuando creía no ser vista.
—¿Y tú quién eres? —sonó una voz. Lexa se volvió y se encontró con un muchacho entrando en la adolescencia y cara de pocos amigos que la miraba desde su cama.
—Soy... una amiga de Clarke —afirmó Lexa.
—¿También estudias medicina? —insistió el chico.
—No, yo quiero ser ingeniera... lo mío es hacer mover las cosas, por ejemplo los motores que ponen en funcionamiento las motos o los coches.
—¿Te gustan las motos? –preguntó interesado.
—La verdad es que sí, tengo una Kawasaki que es mi orgullo —aseguró Lexa alzando el mentón.
—Guau... al fin una charla interesante —exclamó él.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Lexa intrigada.
—Aquí todo el mundo me trata como si fuera un niño pequeño, pero ya soy grande para cuentos y peluches —Lexa no pudo evitar sonreír—. Cuéntame cómo es montar en una moto.
Lexa se sentó en el borde de su cama y empezó a contarle las aventuras y desventuras de su Kawasaki, asombrada por la atención que el chico le ponía. La conversación se prolongó, y Lexa supo que el muchacho se llamaba Aden, que tenía trece años y llevaba ya más de cinco entrando y saliendo del hospital, al parecer, por una extraña afección en la sangre que la volvía sorprendentemente oscura. Antes de despedirse, Lexa ayudó a Aden a caminar hasta la ventana de la habitación para que pudiera asomarse, ya que las vistas caían sobre el parking del hospital, así pudo mostrarle cuál era su moto, y el chico sonrió emocionado. Lexa le prometió que cuando estuviera mejor, le daría una vuelta en su Kawasaki, y le ofreció la mano. Aden se la estrechó, feliz de haber sido tratado como un chico grande y no como un niño durante un rato.
—Lexa... —pronunció.
—¿Sí? —Se volvió hacia él desde la puerta.
—Ven a verme más.
![](https://img.wattpad.com/cover/80331806-288-k143242.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Bajo el mismo techo [Clexa]
Fanfiction"Lexa se evade de su triste pasado. Clarke esconde un secreto. ¿Qué puede pasar cuando ambas se conocen una noche cualquiera, se gustan y acaban viviendo bajo el mismo techo por un capricho del destino?"