CAPÍTULO 9

6K 508 91
                                    

—¿Lexa? —sonó la voz de Liam—, ¿qué haces levantada a estas horas?

—Hola abuelo, te estaba esperando —contestó su nieta.

—¿Ha pasado algo? —Liam mostró preocupación.

—Sí... que me he dado cuenta de lo idiota que he sido estos dos últimos años —Lexa se levantó del sofá y caminó hasta su abuelo—, de lo mucho que te he hecho sufrir con mi comportamiento... —Su voz empezó a temblar, y sus ojos verdes se humedecían, al igual que los de Liam— y espero que puedas perdonarme.

—Ven aquí, mi niña —dijo Liam, y Lexa se echó a sus brazos, llorando como cuando era más pequeña. Él también derramaba lágrimas, pero en silencio. Pensó que nunca volvería a sentir a su nieta tan cerca, pero el milagro había sucedido, no podía sentirse más feliz.

Lexa se echó un poco hacia atrás y se secó los ojos con el dorso de la mano, sin dejar de sonreír.

—¿Y tú por qué has venido tan tarde esta noche? —preguntó de pronto. Liam puso cara de circunstancias.

—Pues... porque...

—Hay algo que no me has contado, ¿verdad? —dijo Lexa— No soy yo la única con secretos en esta casa... venga, abuelo, puedes contarme lo que sea.

—Verás, cariño...

—Adelante, sea lo que sea —insistió Lexa.

—Tengo novia —dijo de carrerilla.

—¿Qué? —exclamó Lexa.

—Hace unos meses conocí a una mujer en un evento de la ciudad y bueno... nos caímos bien y...

—¿En serio, abuelo?

—¿Te molesta? —preguntó agobiado.

—¡En absoluto! —chilló Lexa— ¡Me encanta que hayas ligado, abuelo! —dijo entre risas.

—¡Un poco de respeto, que igual la convierto en tu abuelastra! —bromeó, y rieron los dos.

Tras un pequeño interrogatorio por parte de Lexa sobre la mujer con la que estaba viéndose, Liam cambió el tema de conversación.

—¿Ves como yo tenía razón?

—¿Sobre qué? —Lexa estaba intrigada.

—Sobre lo bueno que podía ser tener a las Griffin en casa —aclaró con una sonrisa.

—Sí... me alegro de tenerlas en casa —replicó Lexa con el rostro de Clarke en su mente.

XXXXXX

Cage todavía no había renunciado a Clarke, y la llamaba varias veces al día. La primera vez, Clarke le cogió el teléfono. Cage se deshizo en disculpas con ella y trató de convencerla para verse y hablar de lo suyo con tranquilidad. Pero Clarke lo rechazó. El resto de ocasiones, ya no se molestó en descolgar sus llamadas. Lexa, que estaba al corriente de todo, se sentía orgullosa de ella.

—Joder, es Cage —dijo con horror al mirar la pantalla de su móvil—. Es el tercer día que me llama, ¿no se va a cansar nunca?

—¿Quieres que le conteste yo?, será un placer —propuso Lexa.

—Gracias, pero lo voy a bloquear, y como me acose, lo denuncio.

—Así se habla —rio Lexa—. ¿Cómo llevas los exámenes?

—Estoy muy centrada en ellos, creo que me irán bastante bien —afirmó Clarke.

—Seguro que sí... Mi curso está perdido... he hecho demasiado el idiota. —Se arrepentía del tiempo malgastado.

Bajo el mismo techo [Clexa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora