CAPÍTULO 7

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La quinta semana transcurría con bastante cordialidad entre las compañeras de casa por obligación. Liam y Abby se alegraban de ello, ya no había discusiones. El viejo Woods seguía confiando en que la convivencia entre Clarke y Lexa haría cambiar a su nieta, pues ya estaba observando ciertos cambios en ella, como por ejemplo el hecho de haber dejado de salir de fiesta entre semana.

Pero tratándose de Clarke y Lexa, nada podía darse por supuesto. La tarde del viernes, Clarke se estaba arreglando frente al espejo de cuerpo entero que tenía en su habitación, pues aquella noche cenaba con Cage para celebrar su aniversario, se cumplían seis meses desde que habían empezado su relación. Clarke estaba especialmente contenta, y no podía dejar de sonreír a su propio reflejo. No se dio cuenta de la presencia de Lexa en la puerta.

—Te sienta muy bien ese vestido —dijo, sobresaltándola un poco—, estás preciosa.

—Gracias. —El piropo de Lexa la cogió por sorpresa y la hizo ruborizarse un poco. Le molestaba la facilidad que tenía Lexa para alterarla con sus palabras o incluso sus miradas.

—¿Wallace se dará cuenta de lo bonito que es? —Clarke la miró sin entender—, ¿o te durará tan poco puesto que ni se parará a mirarlo?

—Eso sobraba —espetó con decepción. La Lexa impertinente había regresado.

—¿Acaso me equivoco? —acusó Lexa.

—Esta noche voy a celebrar con Cage nuestros seis meses juntos, y ni siquiera tus impertinencias arruinarán mi ánimo —aseguró Clarke sin dejar de mirarse en el espejo.

Lexa sintió como si le dieran una patada en la boca del estómago. Clarke iba a celebrar su aniversario con ese cretino. Aquello le trajo amargos recuerdos, pero apretó los dientes y se obligó a reaccionar frente a Clarke.

—Pues espero que Wallace esté a la altura, soléis quedar con el tiempo justo, no creo que a ese tío le apetezca charlar o jugar al parchís cuando te vea.

—¿Estás celosa, Heda? —preguntó Clarke, incapaz de encontrar otra explicación a su comportamiento.

—No tienes ni idea de lo que dices —Lexa no quería discutir con Clarke, pero el dichoso aniversario la había cogido con la guardia baja—. Vete, no hagas esperar a tu galán —añadió resignada.

—¿No son celos entonces? —insistió Clarke, volviéndose hacia ella.

Estaba realmente hermosa. Lexa tardó unos instantes en volver a hablar, embobada con su imagen. Cuando lo hizo, trató de reconducir la conversación, como le había aconsejado Anya.

—Claro que no, lo que pasa es que me revienta que haya gente aprovechada y manipuladora como Wallace y gente idiota que...

—Gracias por llamarme idiota —dijo Clarke torciendo los labios.

«Bien, Lexa, bien, así seguro que te escucha encantada.»

Lexa bufó, irritada consigo misma. Estaba intentando hablar con Clarke como una amiga, para hacerle ver su error de salir con un hombre casado, y en lugar de hacerlo de buenos modos, la acababa de insultar. Definitivamente, las palabras no eran su fuerte.

—Lo siento, no quería insultarte, pero, joder, lleva meses con los papales del divorcio, ¿es que no te das cuenta de que te está utilizando?

—A veces las cosas no son tan fáciles, se pueden complicar y alargar, ¿por qué te cuesta tanto creer que está enamorado de mí?, ¿tan absurdo lo ves? —exclamó dolida.

—Clarke, no...

—Me voy, no quiero perder un minuto más contigo.

Clarke cogió su bolso de encima de la cama y pasó junto a Lexa como una exhalación. No le dedicó una mirada ni una palabra más. Lexa suspiró abatida cuando escuchó cerrarse la puerta principal de la casa.

Bajo el mismo techo [Clexa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora