Bajo el mismo techo [Clexa]

CAPÍTULO 6

Lexa no parecía dispuesta a hacerle mucho caso, así que Clarke insistió.

—¡Lexa, despierta! —repitió alzando más la voz.

—Cinco minutos más, abuelo —musitó Lexa contra el colchón, dándole todavía la espalda.

—¡No soy tu abuelo! —chilló sacudiéndola, cansada de esperar a que la castaña reaccionase.

Lexa gruñó molesta y apoyó las manos sobre la cama para incorporarse un poco. Miró a su alrededor y se sintió desconcertada.

—¿Dónde estoy? —Frunció el ceño.

—En casa de Raven. —Al escucharla, Lexa se volvió hacia la rubia.

—¿Clarke? —preguntó todavía confundida. Clarke se cubrió con la sábana rápidamente.

—¿Qué demonios me has hecho? —acusó sin miramientos a Lexa.

—¿Perdona?

—¿Por qué estamos en la misma cama y en ropa interior? —Clarke no le daba tregua.

—A lo mejor eres tú la que me ha hecho algo a mí —replicó Lexa sin pudor de mostrar su torso en ropa interior.

Clarke rodaba los ojos para evitar mirarla directamente. Sus mejillas ardían por la situación y por las vistas que trataba de esquivar con todas sus fuerzas y que la estaban alterando mucho más de lo que era razonable. ¿Había engañado a Cage?, ¿se había acostado con Lexa y no lo recordaba? No soportaba esa posibilidad, estaba muy agitada.

—Relájate, Clarke, si ha pasado, sólo ha sido sexo —dijo Lexa mostrando serenidad—, nada de otro mundo, ¿no?

—¿Nada de otro mundo?, ¡¿nada de otro mundo?! —Clarke volvió a subir la voz—, ¡¿cómo puede importarte todo tan poco?!

Lexa estaba empezando a indignarse por la aprensión que Clarke mostraba a la idea de intimar con ella, pero no tuvo tiempo de contestarle, pues Raven y Octavia irrumpieron en la habitación tras oír los gritos de su amiga.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó Octavia—, ¿por qué chillabas, Clarke?

La rubia miró a sus amigas con cara de horror.

—¿Cómo terminamos las dos en esta cama? —preguntó—, estábamos muy borrachas, ¡¿por qué habéis permitido que esto pasara?! —les recriminó.

Octavia y Raven se miraron en silencio y volvieron a mirar a Lexa y Clarke. La castaña permanecía callada y con gesto de fastidio, pero la rubia parecía al borde de las lágrimas. Se sintieron muy mal y decidieron que lo mejor era aliviarla de inmediato.

—Clarke, no ha pasado nada... —empezó Octavia.

—¿Qué? —pronunció la rubia. Lexa escuchaba con atención.

—Fue idea nuestra, lo de meteros en la misma cama y quitaros la ropa... —continuó Octavia. Clarke estaba frunciendo el ceño, mostrando cada vez más indignación.

—Nos fastidiasteis la noche en la discoteca —dijo Raven—, quisimos vengarnos un poquito —confesó la morena.

—¿Vengaros? —repitió Clarke—, ¿os parece gracioso hacernos creer que nos hemos acostado? —preguntó con claro enfado en su voz.

—Sólo era una broma, mujer, no te lo tomes así.

—No ha tenido ni puta gracia, Reyes. —Raven supo que el cabreo de Clarke era real porque había utilizado su apellido.

—Lo sentimos, no queríamos molestaros —dijo Octavia para incluir a Lexa.

—Tranquila, yo no me tomo las cosas tan a la tremenda como Clarke —respondió la castaña. Octavia suspiró con alivio.