CAPÍTULO II #1 - ¡Bienvenida a NEW YORK!

769 59 21
                                    


Fue lo primero que escuché cuando puse un pie fuera del avión. Mi amiga, Anna se encontraba a unos metros saltando y gritando emocionada mientras elevaba las manos para que me dirigiese hacia ella. 

Anna era una chica sumamente bella, de ojos verdes, cabello largo de color castaño claro, una sonrisa que podía ablandar hasta el corazón más duro, una personalidad dulce y un cuerpo para morirse. La conocía desde que tenía memoria, siempre habíamos sido nosotras dos contra el mundo; haciendo travesuras, riendo, disfrutando de la vida. Nos encantaba pelear contra los muchachos o las chicas "populares" del colegio; teníamos la misma forma insolente de hablar, odiábamos los vestidos y pasábamos horas arriba de algún gran árbol o bajo las estrellas charlando de nuestros sueños. Si había algo en lo que coincidíamos era en el romanticismo, soñábamos con encontrar a nuestro príncipe azul y tener la boda de nuestros sueños.

A un año de terminar la secundaria, los padres de Anna no se encontraban bien económicamente, por lo que decidieron ir a vivir a Italia. En ese momento sentí una gran tristeza, a pesar de asegurarme que nos veríamos siempre en nuestros sueños, por fotos o alguna aplicación de Internet y que llamaría todos los días no era lo mismo. No era como tenerla junto a mí y salir a correr luego de hacer enfadar a las maestras o esconder el brandy de su papá o hablar horas interminables mirando las estrellas.

Pasó un año en el cual los primeros meses nos llamábamos todos los días y hablábamos por horas, pero con el tiempo las llamadas eran menos frecuentes y se terminaron reduciendo a una por semana. Con la muerte de mis padres me encontraba completamente sola, mi hermano había viajado a Los Ángeles para progresar en sus estudios y la verdad es que no lo culpaba. Estar aquí era un completo infierno puesto que todo me recordaba a ellos y a su dolorosa ausencia. Quiso convencerme de ir con él pero le había dicho que no, debía terminar el colegio y además me parecía bien que uno de los dos siguiese con su vida de la mejor manera posible. 

Si él podía lograr algo con todo esto no dejaría que lo arruinara por mi culpa. En ese período de tiempo Anna me llamaba todos los días nuevamente, solo había pasado una semana hasta que se enteró por los noticieros lo que había ocurrido. Habían sido asesinados por una de las pandillas más peligrosas de la zona en un tiroteo, los dos habían muerto al instante ya que las balas habían tocado varios órganos importantes. Luego de la noticia y con el pasar del tiempo había caído en depresión, el odio y el dolor me llevaron a tomar muy malas decisiones. Lo cual me traía de nuevo a este momento, a mi escape, odiaba huir pero esta vez no tenía opción, me debía este nuevo comienzo, esta nueva vida.

—¡Anna! —sonreí y nos abrazamos como si nunca nos hubiésemos separado, para mí eso era la amistad. Sentir exactamente el mismo cariño y la misma confianza aunque hubiesen pasado años y aún sin habernos visto ni haber hablado, entendíamos que nada había cambiado entre nosotras, nuestro cariño de hermanas seguía intacto.

—¡Hasta que al fin llegas! ¡Ya me estaba impacientando porque no tenía señales de ti! —me aparte para mirarla a los ojos y ver su radiante sonrisa. Seguía siendo la misma chiquilla que sonreía de manera resplandeciente cuando era su cumpleaños y recibía regalos sorpresas. 

—Bueno ya sabes, los aviones nunca son puntuales —decía esto mientras esbozaba media sonrisa. De repente noté a alguien detrás de ella; era un muchacho moreno de cabello castaño y ojos verdes, tenía una mirada divertida y una sonrisa algo pícara. 

No entendía qué hacía mirándonos de esa manera. Probablemente mi amiga se dio cuenta de eso, puesto que se dio media vuelta y haciendo gestos para que se acerque a nosotras dijo. 

—Bella, quiero presentarte a mi novio; él es Matt Ortega —elevé la mirada y me encontré con una gran sonrisa. Era un hombre muy atractivo, mi amiga realmente tenía buen gusto. 

Quiero ser todo lo que necesites (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora