CAPÍTULO XII #2 - Mi historia

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Había pasado un año y medio. Una noche llegué a nuestra casa, fui a vivir con ellos luego de unos meses de ingresar como guardia de seguridad de Máximo. Al entrar a nuestra habitación encontré un vestido rojo muy bonito sobre mi cama, una gargantilla de diamantes y una nota donde me informaba que debía estar lista para las diez de la noche, ya que habría una cena especial donde se celebraba el aniversario de la conformación de " La Gran Empresa".

Terminé de alistarme con antelación y la limusina pasó a recogerme. Al llegar pude ver a mucha gente importante reunida bebiendo y charlando. Encontré a Máximo y a León, nos quedamos disfrutando toda la noche de la gran velada y cerca del final, veo a mi pareja acercarse al micrófono y dedicar unas palabras de agradecimiento.

De pronto, escucho pronunciar mi nombre para luego indicarme que lo acompañase. Una vez a su lado observé cómo se colocó frente a mí y se arrodilló. Quedé perpleja, en un pequeño estuche de terciopelo rojo se encontraba un anillo de diamante precioso, me había pedido compromiso y yo solo dije que sí. Estaba tan feliz, era el hombre que amaba y no quería estar con nadie más aun cuando todavía no había cumplido mi verdadero objetivo.

Transcurrieron unas semanas desde mi compromiso con Máximo y sus padres comenzaron a buscar fecha para el casamiento. Era un día soleado y me encontraba descansando frente a la piscina hasta que fui interrumpida por León.

Pequeña Isa, tenemos una entrega de último momento, vestite y nos vamos.

¿Dónde? pregunté algo perezosa.

No sé, Máximo todavía no me respondió pero creo que es importante porque lo noté algo nervioso, cosa rara en él respondió observando con atención la pantalla de su celular.

Está bien, esperame cinco minutos y nos encontramos en la puerta salimos hacia nuestro encuentro con el jefe y al bajar del auto subimos a su camioneta, manejaba él y eso me pareció un poco extraño, siempre usábamos chófer. No le di mayor importancia y seguimos viaje hasta un lugar bastante alejado de la ciudad.

Bajamos del coche mientras una Ranger Rover color plata se hacía frente a nosotros y lo que vi me dejó perpleja. A unos cincuenta metros, una mujer de contextura mediana y un cuerpo de infarto nos esperaba junto a dos fornidos guardaespaldas. La reconocí al instante, era la Viuda negra y mientras más nos acercábamos, mas personas se unían a la fiesta. Entonces todo se volvió helado, frente a mi tenía a los cuatro responsables que habían asesinado a mis padres.

Mi cuerpo comenzó a tensarse de manera visible y la mandíbula me dolía por la fuerza que imponía para controlar mis impulsos. Ella llevaba un vestido negro sumamente elegante y sexy, mientras que sus guardaespaldas la acompañaban con sus trajes negros y en sus manos tenían fusiles de color oro.

Hablaron sobre un trato, Máximo podría controlar parte del territorio que pertenecía a la pandilla con la condición de que la protegieran a ella y sus miembros. Llegaron a un acuerdo pero sin previo aviso, uno de los guardaespaldas apuntó hacia él. Logré empujarlo a tiempo que desenfundaba mí nueve milímetros y le disparaba en la cabeza, despojándolo de todo atisbo de vida.

Comenzaron los disparos por todo el lugar, ella iba a huir y no podía permitirlo. Cubrí a Máximo hasta un lugar seguro y junto a León nos deshicimos de todos los demás. Solo quedaba esa mujer dentro del auto, había asesinado al conductor segundos antes de que arrancase y éste había caído pesadamente en su regazo. Mientras luchaba por salir, abrí la puerta y saqué su cuerpo arrastrándola hacia unos metros fuera del vehículo.

Quiero ser todo lo que necesites (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora