Extiende las alas

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Pov. Keren

Solo llegar a la sala de entrenamiento oí los diferentes sonidos que irradiaban de esta: las espadas chocando entre sí, el ruido de pasos al correr, una fletxa acertando en el blanco, los soplidos de cansancio de los alumnos y hasta el ruido de cuando alguien bate las alas. ¿Como podía ser que ese ambiente le resultará tan desconocido como conocido? Sonreí.
Siguieron avanzando hasta el lugar donde parecía que se entrenaba el vuelo. El techo había desaparecido en esa parte dejando ver el hermoso cielo que se extendía encima suyo.

-Keren -Dijo Maryse -Podrias decirme si tus alas salieron alguna vez durante los experimentos?

-Solo una vez -Contesto Peter por mi, mirándome a los ojos - Fue durante la huida, cuando yo arranqué el vuelo.

-Eso pensaba -Dijo Maryse. -Keren, acompañame por favor.

La seguí hasta una plataforma del suelo del cristal blanco transparente. Cuando estuvimos las 2 encima comenzó a subir sin provocar ningún ruido. Mire abajo y observé a Peter mirandome con expresión preocupada. Yo solo le sonreí insegura de lo que pasaría a continuación.

Llegamos a otra plataforma de ese cristal más grande que la otra, está, esta inmobil en el aire. Vi como Maryse comenzaba a avanzar y yo la seguí intentando parecer segura. Paro a unos pocos centímetros de distancia del borde del cristal y me miró sonriendo.

-¿Lista? -Pregunto. Yo solo asentí y me acerque al borde. No izo falta que me dijera nada, yo ya sabía que hacer.

Con un movimiento rápido me lanze al vacío, como si me estuviera lanzando en una piscina de cabeza. Notaba cada uno de mis músculos en tensión mientras descendía rápidamente hacia el suelo. Era una sensación fantástica. El viento me daba en la cara despeinadome el cabello, note como la adrenalina corría por mi cuerpo a la vez que liberaba un entusiasmado grito de euforia. Un cosquilleo recorrió mi espalda y como la adrenalina pasaba por mi cuerpo una vez más. Mientras disminuía la velocidad de la caída, mire a un lado y a otro mientras observaba un par de enormes alas del blanca más puro, como la nieve recién caída reflejada por el cálido sol. Unas enormes plumas cubrían los 2 abanicos blancos dandoles fuerza y resistencia. Extendí las alas. De repente fue como parar en el aire. Dejé ir otro grito de entusiamo a la vez que batía las alas con fuerza. Fue más fácil de lo que pensaba.
Con solo un pequeño movimiento de la enormes mançhas blancas tire con fuerza hacia arriba dejándome sin aliento y con el corazón latiendo me a cien por hora extendí los brazos hacia delante y doble las alas lanzándome otra vez hacia abajo.
Cuando ya sólo estaba a 20 metros del suelo extendió las alas, las volvií a mover un par de veces mas, con menos fuerza que la primera vez. Y aterrizé al lado de Peter poniendo los pies al suelo. Perdió el equilibrio y tuvo que ayudarse con las 2 manos. Para no caer al suelo. Sonreí ferozmente. Alze la mirada y vi como Peter que ahora estaba a suelo por ca culpa del movimiento de mis enormes alas, se ponía de pie, mirandome con esos ojos de color verde intenso inspirando confianza, orgullo y otra cosa más que no supe identificar.
Noté un fuerte viento a mi lado y vi como Maryse aterrizaba a mi lado con unas hermosas alas con un color grisáceo a las puntas de las plumas que le daban un toque único de belleza.

Pasamos el resto de la tarde así. En sus últimas sesiones había conseguido desplazarse hacia algún lado y conseguir aterrizar solamente con los pies.

Maryse se despidió diciendo que tenía un asunto importante que resolver, seguidamente marchó pidiéndole a Peter que me enseñará el lugar y me respondiera las preguntas que tenía en mente.

Comenzamos la visita turística. Peter le enseñó los diferentes sitios donde podía ir a comer, donde se encontraba recepción por si tenía algún problema, hasta un pequeño sitio para que le dieran un masaje por todo el cuerpo y hasta en las alas.
Cuando la luna se alzaba majestuosamente en el cielo, ya. Y la llevó de nuevo a la entrada de la sala de entrenamiento.

-Sssshhhh -susurro el -¿no querrás que nos pillen no? -Me miro con una sonrisa pícara. Yo solo me reí alegremente poniendo una mano en mi boca para no hacer ruido.

Con sus alas extendidas voló hacia una de las plataformas cerca del techo. Lo seguí, sintiéndome inmensamente feliz. Al llegar a su lado me senté junto a él, el la miro avaluandola y volvió a sonreir.

-Sorpresa -dijo sacándose una pequeña cajita blanca decorada con un hilito azul.

-Ella miro la cajita que sostenía Peter en la mano, no podía parar de sonreir.

-¿No vas a abrirla? Dijo el con una voz seductora.

-Mmmm...la verdad, me lo estoy pensando -conteste yo siguiéndole el juego. Cogí la pequeña caja de ente sus hábiles dedos. Desenrrosque el hilo y finalmente abrí. Un trozo del luminoso mineral se encontraba en el medio de la caja resplandeciendo con la luz de la luna. Éste estaba sujetado por una cadena de plata resaltando su brillo.
Cogí lentamente la cadena entre mis manos. Un hermoso collar echo de esa piedra brillante se encontraba entre sus dedos. Miro otra vez dentro la caja y vio un pequeño anillo echo con el mismo mineral.

-Dejameló, yo te lo pongo. -Le entregue la joya y me gire para que pudiera ponérmelo en el cuello. Extendió el brazo apartándome las rubias mechas de mi espalda. Donde su mano tocó suavemte la piel note un pequeño cosquilleo. En unos segundos Peter volvio a ponerme el pelo detrás la espalda.

-¿Que tal estoy? -Dije yo sonriendo con una sonrisa verdadera.

-Solo le falta una cosa -Dijo el cogiendo el anillo de mi mano. -¿Me permites My lady ? - Sonrío. Extendí mi mano y vi como el me colocaba el anillo en uno de mis dedos. Levantó la cabeza y quedamos el uno mirando al otro solo a unos pocos centimetros de separación. Me acerque a su oreja y le susurré al oído.

- Me encanta- Volví a centrarme en esos maravillosos ojos color esmeralda y nuestras bocas se juntaron sin poder resistir más. Nos besábamos delicadamente rodeados solamente de las estrellas y de la hermosa noche. Le mordí jugutonamente el labio y el me acerco más a él pasandome los brazos por la cintura. Yo jugueteé con su pelo de tono rojizo. Note como sus alas pasaban por mi espalda y me envolvían aillandome del resto del mundo. Delicadamente comenzó a retirar sus alas mientras suavemente y disfrutando de cada momento nos comenzamos a separar de ese abrazo lleno de amor.

Después de ese momento apasionado, nos dirigimos hacia mi habitación y nos despedimos ambos con las mejillas rojas aún por la excitación de hacia solamente unos minutos, dándonos otro beso suave lleno de cariño.

Lágrimas De Un Ángel  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora