I'll stand by you. (Niall Horan y tu)

Capítulo 1.

Por fin seria mi último día aquí, haber estado un año bajo el mismo techo, bajo las mismas reglas, obligada a llevar terapia de autoestima, después de tanto tiempo he mejorado, pero no del todo, sigo teniendo esos malos pensamientos pero mucho menos que antes, de igual manera prefiero decir que estoy completamente curada para poder salir de acá.
A mis padres y a mi hermano les hace mal saber que estoy acá, felizmente ya no vería a mi madre sollozar por las noches cuando se quedaba a dormir.
Volvería a ver a mis amigos, tenía muchos o eso es lo que recordaba, en realidad mi vida era o es buena, según mi doctora yo no tenía razón alguna por entrar en depresión, pero obviamente nadie entendería las cosas que pasaban por mi mente.
Vería a Sol, mi mejor amiga, ella les contó a mis padres sobre mis "pensamientos suicidas", todos dicen que me salvó la vida, tal vez sea cierto, en realidad me ayudó a darme cuenta que no estoy tan sola como pensaba.
Una de las cosas más importantes que me llevaré de esto sería que aprendí a tocar la guitarra y el piano, en un año, bueno tenía tiempo de sobra. En todo este tiempo pude componer varias canciones, eso será mi única manera de expresarme de ahora en adelante.
Mi hermano, Harry venía todos los viernes después de la universidad a verme junto con su novia, mi mejor amiga. Mi hermano era uno de los chicos más emotivos que podías conocer, antes de que entrara aquí, él y yo no nos llevábamos tan bien, era la típica relación de hermanos. Cuando mi familia supo acerca de mis "problemas", él se echó la culpa de todo, sintió que me había dejado sola, a su hermanita menor, cuando más lo necesitaba. En parte era cierto pero yo sola me había hecho esto, yo y mis estúpidos pensamientos.

-_____, tus papás y tu hermano te están esperando en la entrada -dijo Natalia, mi compañera de habitación-
-Gracias, ya voy. Oye... Nata, sabes que te extrañaré no? -dije acercándome hacia ella, para darle un abrazo, ella pasaba por lo mismo que yo, me entendía-
-Sí, lo sé. Ojala me visites porque yo tengo para rato -dijo riendo-
-Tranquila, esto pasará, lo sabes. -Dije finalmente dándole un gran abrazo-

Terminé de despedirme de Natalia, y bajé al primer piso. Mi mamá corrió a darme un abrazo sollozando, me partía el alma verla así; mientras mi padre sonreía dándome un tierno beso en la frente.
-Pequeña -dijo mi hermano mayor, abrazándome por la cintura-Espero que estés lista para volver a casa.
-Créeme sí lo estoy. -dije, y todos reímos-

Todo el camino a casa, mis padres me contaban como era la nueva casa; antes vivíamos en un edificio, pero pensaban que necesitaría una casa para estar más "relajada", no le veía sentido y más porque gastaban mucha plata por mí y eso me frustraba. Mi hermano, hablaba sobre todos nuestros amigos, qué había pasado durante mi ausencia y esas cosas, me contó que nuestra tía lejana se había casado con un irlandés, y que tendríamos un nuevo primo.

Llegamos finalmente a mi nueva casa, era mucho más de lo que esperaba, era tan hermosa, espaciosa, tenía cuatro cuartos, el principal que sería de mis padres, el de visita, el de mi hermano, y el mío, el cual se encontraba en la parte más alta de la casa, se podría decir en el ático. El dormitorio principal era espacioso, tenía una bella cama matrimonial, un baño propio con bañera, una vista linda hacia el patio trasero, y tenía todo el piso alfombrado. El cuarto de mi hermano era de menor tamaño, tenía grandes ventanas que proporcionaban a la habitación una luz perfecta, en este caso no -tenía un baño propio pero sí tenía un gran closet el cual seguramente Harry llenaría de instrumentos musicales. El cuarto de visitas, era mucho más pequeño, claro está; una cama de una plaza, con un edredón hermoso de color verde limón, y una pequeña televisión, junto con un bello velador.

En cuanto entré a mi habitación, no podía creer lo que veía, era mío, es decir, alguien lo había convertido en algo mío, estaba segura que la decoración de las paredes había sido obra de Sol, Harry y Liam. Era una habitación pequeña pero me identificaba tanto, en una de las paredes, la que se encontraba al lado de la cama, estaba repleta de hermosas frases que me acompañarían por el resto de mis días, el resto de las paredes tenían uno que otro poster de mi banda favorita.
Mi mamá amaba la sala, era tal y como ella siempre había deseado, muebles grandes y cómodos, un televisor en el medio, muy acogedora. Mi padre amaba la cocina, estaba hecha para él, suficientemente grande como para que el pudiera cocinar todo lo que desease.