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Inhala, exhala... Repíte... Tensiona el estómago, relajalo... Ahora hazlo con las pantorrillas, esta vez con el trasero.. Tensiona, relaja. Repíte.

Esos eran los pensamientos de Kelsey mientras estaba sentada en el despacho de su psicóloga.

—Kels, ¿por qué no veo ninguna mejora en ti?—preguntó preocupada.

—Estoy mejorando—dijo Kelsey automáticamente como si lo hubiera estado ensayando.

—No parece... Habíamos acordado que ibas a subir, como mínimo, 500 gramos. Y que sucedió? Nada. Porque bajaste 100—dijo un poco molesta la psicóloga.

—Alguna vez se han preguntado que yo no tengo ningún problema? En vez de entrometerse en la vida de los demás señorita Robbins debería preocuparse por la de usted.

—No sé a que te refieres.

—Ugh, vamos! Es noticia vieja... Si yo fuera usted, dejaría de usar el anillo, solo digo—dijo apuntando con su cabeza a la mano derecha de la señorita—. Ahora, con su permiso, la hora se terminó, adiós.

Kelsey salió del despacho dando un portazo, camino decidida hacia su casa para enfrentar a su madre que le preguntaría cómo estuvo su día pero se topó con la chica del parque, de nuevo.

—Oye tú!—dijo Kelsey ocasionando que Shannon se tropezará.

—Umm, hola... Yo...—comenzó a tartamudear.

—Escucha, no hay problema, soy Kelsey. Mira... Como te llames, la foto que tomaste de mi en el parque, la recuerdas?

Shannon asintió con la cabeza.

—Necesito que la elimines—dijo Kelsey de manera directa.

—Yo no entiendo por qué quieres que haga eso. Acabo de revelar las fotos ayer. En realidad sales hermosa.

—No. Seguramente salí gorda, es definitivo que se me veía la papada! Necesito que la quemes o algo por el estilo... Y si no puedes hacer eso, no se la muestres a nadie. Por favor.

—Claro—una gran confusión apareció en la mente de Shannon, es decir, por qué alguien tan bonita y delgada estaría diciendo que se veía gorda? Eso era, por supuesto, imposible.

Kelsey le regaló una pequeña sonrisa y siguió su camino a casa. Al llegar, todo parecía extraño.

Su madre, no preguntó nada, de manera que subió las escaleras corriendo para encerrarse su habitación y poner su música.

Kelsey dejó que Please be naked le inundara sus pensamientos. Comenzó a desvestirse quedando solamente en ropa interior y miró su reflejo. Lo que veía le daba asco. Golpeó su estómago y pudo observar que se movía. Grasa. Hizo lo mismo con sus piernas y sucedió lo mismo.

—Genial, eres una cerda—se dijo a si misma—. Nadie quiere una cerda, mucho menos a una con 20 rollitos colgando de cada parte de su cuerpo. ¡Tienes que mejorar, tienes que ser bonita! ¡Nadie, nadie estará contigo si eres una obesa! ¡Nadie!—gritó.

Kelsey levantó su mirada y vio sus ojos llorosos, parpadeó varias veces para evitar que las lágrimas salieran.

—Las niñas bonitas no lloran.

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