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Lu caminó como por dos horas para llegar a su destino, un viejo parque.
Se quitó la mochila de su hombro y la puso en el suelo, lentamente, comenzó a sacar la urna de la mochila.

—Es momento de dejarte ir—dijo Lu formando una línea con sus labios.

Abrió la urna e iba a meter la mano pero se detuvo.

—No pensé que te fueras a ir de mi lado tan pronto, no esperaba que pasara todo lo que pasó. No quería aceptarlo al principio... Me duele saber que tu último recuerdo de nosotras haya sido una pelea—esbozó una pequeña sonrisa—. Eras muy importante para mi. Mi familia te amaba, eso lo hacía mejor! Recuerdas todas las veces que le hacíamos bromas a Kai? Claro que lo recuerdas, estabas enamorada de él... Perdón—la voz de Lu se hizo débil—. Lamento haberte hecho ir a esa fiesta, lamento haber dicho que fuéramos a la laguna. No tenía idea... Estaba ebria. Nunca quise que te pasara lo que te pasó. Eras... Eres mi mejor amiga, Ava. Siempre lo serás y te llevaré en mi corazón por siempre, lo prometo. Sé que es momento de dejarte ir, así que te traje aquí, el lugar en el que nos conocimos, está descuidado ahora... Pero es lo mejor que se me ocurrió.

Lu comenzó a derramar las cenizas de Ava por el pequeño parque que, antes era colorido, estaba más apagado.

—Te dejo ir. Lamento no haber estado para ti.

Lu, después de haberse quedado pensando un tiempo en el columpio, se fue a casa.

Al entrar a su casa Kai, su hermano, la acorrala.

—Entré a tu habitación —dijo.

—Y?

—Dónde están las cenizas de Ava?

—La dejé ir—dijo seria.

—A dónde?—preguntó su hermano.

—A casa.

Lu se movió para poder subir las escaleras pero su hermano la volvió a detenar, esta vez, tomándola del brazo.

—No te escaparás de mi. Entré a tu habitación y esto—levantó las mangas del suéter de su hermana—. No está bien, Lu—dijo con la voz entre cortada.

—Eso—dijo Lu zafándose —. No es de tu incumbencia.

—Lu! Te quiero ayudar, solo... Deja de hacerlo—dijo Kai para quedarse pensando —. Lo haces para... Para llamar la atención?

Lu se paró en seco y se giró para mirar a su hermano, no podía creer lo que había dicho. La boca de Lu se abría y se cerraba tratando de encontrar alguna palabra para articular pero no salía ningún sonido.

—Eres increíble —dijo finalmente para subir a su habitación y azotar la puerta.

When Stories CollideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora