Uno no elige a quien amar

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— Ya supéralo, Ray. Sucedió hace dos semanas, olvídate de él, ¿quieres? —le dijo Frank a su amigo, durante el almuerzo.

— Es que no lo entiendo. ¿Porque me abofetearía?

Frank rodó los ojos, ahí iba de nuevo. Bebió un sorbo de su café. Si estabas teniendo un día de mierda una taza del milagroso líquido oscuro te hacía sentir como nuevo— ¿Necesitas que te lo expliqué de nuevo? Te acostaste con Marcos...

— Mikey —corrigió el rizado.

— Como sea, su nombre no importa. Te acostaste con 'Mikey', le hiciste creer que querías tener algo serio y al día siguiente lo dejaste por Christa. Quien luego te abandonaría por Lester. El chico te odió por eso y por lo visto aún lo hace. La gente no olvida, sobre todo cuando les haces cosas feas.

— Miren quien habla, señor-voy-a-humillar-a-Gerard-Way-en-mi-artículo —replicó Ray, molesto por su última insinuación— Y lo de Christa no me afectó en absoluto. Al fin de cuentas era una zorra.

Frank no pudo evitar soltar una risita— Claro, no te afectó. Lloraste en mi hombro un océano completo. Y tú que dices esas cosas tontas sobre el karma todo el tiempo. No quiero sacar conclusiones, pero creo que eso fue tu famoso 'karma' actuando. Abandonaste y te abandonaron.

— ¿Karma, eh? Entonces tú te mereces lo peor en la vida considerando lo cretino que has sido durante la secundaria. Incluso peor que yo. Pero no veo que nada malo te suceda —se encogió de hombros.

— Por favor, es que yo no creo en esas estupideces. Son solo... Especulaciones falsas para asustar a la gente.

— No puedo creer lo que estoy oyendo. El karma es muy real, Frank. Y tarde o temprano te darás cuenta de ello. Ya sea por las buenas o las malas —advirtió Ray, pero como siempre, Frank no pudo darle mayor importancia. Esas cosas escapaban de su credibilidad.

— Claro, Ray, claro. Me pasarán cosas horribles blah, blah, blah. Estoy temblando de miedo. ¡Qué el karma venga por mí! —se burló, pero Ray no le veía lo gracioso y se limitó a mirarlo con una mueca.

— En estos momentos estás actuando como un inmaduro, ¿lo sabías? Quizás sí me merecía esa bofetada al fin de cuentas, pero al menos no actuó como un patán y provocó al universo. 

Frank no podía creer lo elocuente que estaba siendo su amigo. Ray y sus tonterías sobre el universo y el karma a veces le hartaban. ¿Provocar al universo? Sí, claro. Quizás hasta mañana le caería un unicornio del cielo para aplastarlo.

Abrió la boca para decir algo en represalia, cualquier cosa sarcástica que le viniera a la mente, pero fue interrumpido.

— ¿Frank? ¿Podrías venir a mi despacho, por favor? —era su jefe, Morrison. No sabría decir si estaba molesto, porque siempre parecía estarlo.

— Ehh, sí. Por supuesto —dijo, pero el hombre ya había comenzado a alejarse. Sintió que Ray le palmeaba la espalda.

— Suerte, amigo. Porque vas a necesitarla.

Y con ese agradable comentario se levantó y siguió al hombre. Al entrar a su despacho, el otro ya se encontraba acomodado en su sillón y le señaló uno de las sillas frente al escritorio para que se sentará. De pronto tuvo un Déjà vu no muy bonito, recordándole la vez que se había metido en problemas por irrumpir en propiedad privada y fue regañado por su jefe. Pero en su defensa, aquello había sido en su primer año; aún cuando era joven e inexperto.

— ¿Estoy en problemas, cierto? —se animó a decir. Si lo estaba, quería saberlo.

Morrison solo suspiró y cruzó las manos sobre el escritorio— Estuve fuera una semana, Frank. Una semana. Y al regresar me entero de tu nefasto artículo sobre Gerard Way. Así que sí, podría decirse que estás en problemas.

My Gay Romance ↠ FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora