Gerard miró su propia imagen en el espejo. Nunca la había odiado más de lo que lo hizo aquel momento. Nunca había sentido tanta repulsión hacia su rostro.
Había una razón para ello; se había acostado con Frank. Tragó el nudo atascado en su garganta y sus dedos se apretaron alrededor del lavamanos. Cuando había despertado por la mañana desnudo junto a él, se había sentido la persona más miserable en el mundo. Había mirado el rostro apacible de Frank mientras dormía y la culpa había arañado sus entrañas. Luego de asumir el hecho de que había utilizado a su ex torturador para olvidarse de Jared, no había tardado en dejar la habitación; pues lo último que quería era que despertase porque entonces se vería obligado a enfrentar las consecuencias de sus acciones. De sus desastrosas acciones, y eso... Era lo último que quería.
Todavía era incapaz de comprender cómo había llegado tan lejos. Estaba disgustado consigo mismo; literalmente le había rogado a Frank por sexo y supuso que el término "zorra" se aplicaba a él perfectamente. No entendía por que el moreno no se había negado, ni siquiera eran amigos. Pudo haberlo hecho y él también pudo haberse detenido, pero ninguno de los dos puso resistencia, quizás debido a los efectos del alcohol. No. Negó con la cabeza. Había sido un accidente, nada más. Lo único quería era no pensar en ello y de lo único que estaba seguro era que las cosas no volverían a ser iguales, al menos... no entre ellos.
Sintió como escurría su nariz y entró en razón de que estaba llorando. Se mordió los labios con dureza, tal como si estuviera tratando de castigarse; castigarse por lo que había hecho y por arriesgar su relación con Jared. No lo había visto desde la discusión del día anterior, puesto que cuando regresó al hotel descubrió que el ojiazul se había marchado. Tampoco respondía a sus llamadas, por lo que cuando se dispuso a marcar su número por cuarta vez, entendió en mensaje. Entendió que no quería hablar con él. No se molesto por ello, porque sabía que todo había sido su culpa. La pelea, la discusión... todo.
Los siguientes tres días transcurrieron demasiado rápido y lento a la vez. Jared y él habían hablado y decidieron darse algo de tiempo, el necesario para pensar las cosas con claridad y calma. Eso estuvo bien para Gerard, pensó que quizás así la evidente tensión rondando sobre ellos terminaría y las cosas podrían volver a ser como antes. Sin embargo, algo en el fondo le decía que no sería posible. Lo había engañado y sabía que ese sentimiento jamás desaparecería de su interior. Un horrible sentimiento de culpa carcomiéndolo por dentro.
Y por otro estaba el asunto con Frank, de quien había estado ignorando cruelmente sus llamadas durante todo ese tiempo, puesto que recibía llamadas de un número desconocido que se negaba a responder. Gerard entendía que no podía ignorarlo para siempre y que sus problemas solo aumentaban con cada día que transcurría. Pero no importaba lo mucho que le gustase huir de ellos, sabía que al final no podría evadirlos y que tarde o temprano tendría que enfrentarlos. Enfrentar a Frank.
Así que no debió sorprenderse cuando finalmente ese momento llegó, pero lo hizo. Su corazón casi se salió de su pecho cuando entró a su camerino en el estudio de grabación y se encontró cara a cara con Frank. Se congeló en su lugar y le observó con los ojos bien abiertos, mientras imágenes que no necesitaba recordar aparecieron en su mente sin permiso.
— Frank —tragó saliva con dificultad.
Frank le miró en silencio, de pie y apoyado contra la pared. Había algo en sus ojos claros que le provocaban querer dar la vuelta y correr. Sin embargo, se abstuvo de hacerlo.
— ¿Cómo lograste entrar?
— Usé mi credencial de periodista —respondió con simpleza, avanzando unos pasos hacia él— Apuesto a que no pensabas que podría hacerlo. En fin, yo... Umm... Espero no ser inoportuno.
— Aquí no es el lugar correcto —dijo Gerard inmediatamente, previendo hacia adónde iría la cosa y no muy contento de tener que hablar en ese momento; todavía no se sentía preparado.
— ¿Entonces dónde? Has estado ignorando mis llamadas por casi una semana, pensé en ir a tu hotel pero no lo hice porque no quiero causar más problemas en tu vida personal. Y por eso estoy aquí hoy, Gerard. Tienes que dejar de evitarme, necesito hablar contigo. Necesitamos hablar.
— Lo siento —murmuró en voz baja, ahora mirando con aire de culpabilidad al moreno— Lo que sucedió entre nosotros el otro día jamás debió ocurrir... Yo estaba dolido, y supongo que me sentía abrumado por todo. El alcohol también contribuyó, pero al darme cuenta de lo que había hecho... ya no pude remediarlo.
Frank suspiró con pesadez. No dijo nada por un momento, momento en el cual le observó detenidamente. Ahora Frank estaba tan cerca de él que Gerard podía distinguir los diferentes patrones de color en sus ojos. Su cercanía le traía más recuerdos de aquella noche. Se estremeció y se esforzó por sostenerle la mirada. La mirada de Frank siempre había sido intimidadora, siempre había tenido el poder de transmitir ese sentimiento de temor.
— Está bien, lo entiendo —dijo finalmente, oyéndose en su frase algo parecido al alivio, o tal vez... ¿Resignación? No sabría decirlo. Miró unos segundos hacia los costados y luego volvió la vista hacia él, solemne. Gerard jamás había visto esa mirada perturbante en sus ojos, jamás, ni siquiera en la secundaria— Solo quería asegurarme.
— ¿Asegurarte de qué?
— De que lo que sucedió entre nosotros fue solo algo que surgió por despecho. Y mira, estaba en lo cierto.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, pero fue una sonrisa falsa y rígida, podía verlo. Frank le miro por unos segundos más y luego se abrió camino y comenzó a caminar hacia la puerta. De pronto, un sentimiento de culpa embargó a Gerard. Se giró y llamó el nombre del moreno.
— Frank, espera... Yo...
Frank se detuvo a medio camino de la puerta, pero no pudo completar su frase. A pesar de que quería hacerlo, no encontró las palabras adecuadas.
— Está bien, Gerard. No tienes que decir nada —murmuró Frank, y dicho aquello se marchó, dejando a un Gerard sintiéndose aún peor consigo mismo.
En verdad era alguien despreciable.
He vuelto, ¿me extrañaron?
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My Gay Romance ↠ Frerard
أدب الهواةCuando toda tu vida fuiste un cretino de primera. Cuando te burlabas del chico raro de la escuela y pensabas que saldrías impune. Cuando todo parecía irte bien en la vida y terminas enamorándote de él... Quien ahora resulta ser una famosa estrella d...