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-Hey chicos – Grita Mónica – Tenemos un problema
-¿Qué pasa? – pregunta luis
-No hay ajo. ¡No puedo cocinar sin ajo! – ASCO con el ajo. Lo odio hasta más no poder…
-Así mejor… no como ajo – le digo
-No me interesa lo que comas o no – me responde Mónica. ¿Qué le pasa? O sea… y se hace llamar mi mejor amiga.
-Tremenda chef. La que no sabe cocinar sin ajo… - ataco
-Linda al menos yo se cocinar… no como otras. – dice mirándome de arriba hacia abajo con asco… MALDITA
-¿y cómo hacemos ahora? – pregunta Jesús
-¿Qué te pasa? Mardita, yo se cocinar. Y apuesto todo lo que tengo que mejor que tú. – le digo ignorando a Jesús
-Ni en tus mejores sueños, querida – contraataca
- ¡ahhg! Ya ¿sí? – Dice anto – tengo hambre
-Dejen de pelear – reclama Andrés – me tienen estresado. No las soporto
-Púdranse todos – les digo
-¡Bueno! Busquemos soluciones y menos peleas ¿sí? – Habla Jesús – Julissa, ¿no dices que cocinas mejor que Mónica?
-Mmmm sí
-¿Sabes cocinar sin ajo?
-Claro – respondo
-Bueno ya estas, cocina Julissa pues. ¿Quieres cocinar?
-Si… me toca, muero de hambre – Digo eso para salir a  la cocina y empezar a trabajar… Vamos Julissa, tienes que demostrarle a esta perra lo bien que cocinas.
30 minutos después, ya tenía el cochino fritándose en el sartén, de repente se oyen gritos y aplausos en la sala, las ganas de salir a ver qué pasa me están controlando... pero  me siento en el piso a esperar, ya que no hay sillas ni mesas para hacerlo, no se me vayan a quemar los pedazos de cochinos. En eso entra Jesús y se sienta a mi lado.
-Recibimos un mensaje, del director. - ¡alerta!
-¿Y qué dijo? – pregunto
-Ya no durará 2 meses - ¡santo dios! Eres grande.
-¿Cuánto? – interrogo
-3 semanas - ¡OH. POR. DIOS! ¡Santísima mierda!
-¡Dios! – Exclamo – que genial… ¿a qué se deberá este cambio?
-Lo mismo me pregunto – responde
-Dios, que bien – sonrío y el me imita, mi mano va directo a mi boca. Demostrando asombro. Todavía no lo creo…
-Tienes que dejar de pelear con Mónica – ¡stop! Y este cambio tan brutal ¿qué?
-No quiero hablar de eso. – le digo
-De veras. Tienes que dejar de hacerlo. La harás sentir mal – reclama
-¿Y a ti desde cuando te preocupa ella? ¿A ti desde cuando te preocupa otra persona que no seas tú? – le digo un tanto alterada
-Tu no me conoces – pero quisiera hacerlo – No sabes nada de mí – porque tu no me has dejado – yo si me preocupo por otras personas.
-Pues no pareciera – le digo levantándome a voltear el cochino
-¿Cuándo dejaras de estar a la defensiva conmigo?
-Es la única manera que tengo de asegurar que no me harás daño. – le digo volteando los pedazos de cochinos que me faltan para que no se quemen. Siento que se para y al hacerlo me abraza por la espalda
-Eso huele muy rico – me dice – y pues… el daño te lo haces tú misma. Como ya te dije antes, Tienes miedo a que te haga daño y eres tú la que te haces daño con tanto miedo – dice citando la imagen que me había enviado hace días.
Exhalo y me volteo quedando face tu face con Jesús, sus manos, pasan de mi cintura a la cocina. Pone su cara al lado de la mía, quedando cachete con cachete. N ose porque razón, pero mi respiración se agita. No estoy nerviosa… al contrario. Estar así. Con el… me produce una paz interna. Una paz igual, inclusive mejor, que la que siento cuando leo o duermo.
-¿por qué me haces esto? – pregunto triste, respira profundo… muy profundo diría yo, para luego irse… y aquí quedo yo. ¿No han leído esa frase que dice: “Toda chica tiene ese único chico que no importa cuántas veces le rompa el corazón ella le dará otra oportunidad, y nadie sabe porque, ni siquiera ella”? bueno… me siento así… Mientras más intente alejarme de Jesús, mientras más intento olvidarme de él, siempre hace algo, un gesto, un mensaje, un algo que hace que todo vuelva, que todos esos sentimientos que intentaba ocultar salieran a luz de nuevo. Manteniéndose siempre a flor de piel.
***
-Wow… estoy, está muy rico – dice David con la boca llena
-Eres tú en tus mejores momentos Juli – exclama Luis
-Aunque le hace falta sabor. Está muy desabrido – dice Mónica. Mardita… mi cochino me quedó muy bueno
-No pues… yo lo encuentro muy rico. Felicitaciones Julissa. Eres la que cocinará en estas 3 semanas. – Me dice Jesús
-Mónica deja TUS CELOS… Raios se la comió – dice  Anto
-Gracias chicos – les agradezco. El resto ni me miró. Solo aplaudían y ponían sus pulgares arriba. Dándome señal de aprobación. Cosa que fue muy gratificante, ya que, además de demostrar mi manera de cocinar, es algo que realmente disfruto hacer… casi tanto como leer, escribir, bailar y escuchar música..
***
Cuando terminamos de comer, cada uno lavó su plato y se fueron a dormir. Yo, por el contrario, me puse un top rosado junto a un short negro y me metí a la piscina. Puse música, Instrumental, dubstep, electro, pop, hip hop, trap, baladas y otros eran lo único que se escucha en el perímetro. Yo me encuentro en una esquina de la piscina con la cabeza apoyada en el borde de esta. El agua transparente me cubre totalmente, dándome paz y relajando cada musculo y nervio de mi cuerpo.
-Entonces, según tú, esa si es música buena – sin necesidad de abrir los ojos ya se de quien proviene esa frase… - mejor que la mía – y me rio ante su comentario. Siento que el agua se crea ondas, indicándome que posiblemente Jesús se haya metido. En este momento está sonando “señor de helenita Vargas”, esta es una ranchera…  si, ranchera. Y me gusta porque me siento identificada con ella.
-Jajaja, no precisamente esta, pero sí. Mi música es mejor que la tuya – digo aun con los ojos cerrados.
-Todos se durmieron. Pensé que estabas en el cuarto donde están las computadoras y todo eso – Lo siento cerca… muy cerca. Abro los ojos, pero no está en mi campo visual
-No, necesitaba relajar toda esa tensión acumulada que me dejaste hace unas horas en la cocina – digo volteando mi cabeza a la izquierda, encontrándolo en cuclillas mirando hacía el oscuro cielo.
-Eres muy directa… ¿lo sabes? – Me dice
-Las buenas relaciones siempre se basan en la sinceridad – le digo
-Ser sincero y ser directo son cosas totalmente diferentes. Pues, puedes ser sincera sin necesidad de ser directa. Puedes adornar las cosas. – Expresa adentrándose a la piscina.
-Eso me suena a hipocresía. Yo soy directa y sincera. Siento que es lo correcto. Quizás no lo sea. Pero mi ideología me dice que si lo es.
-Eres Directa, segura y decidida – dice casi en un susurro
-No, no lo soy. Como cualquier otro lector, o escritor, me busco a mí misma, busco encontrarme en páginas, en ideas, en reflexiones, reconocer que somos algo más que esto que presenta como “realidad”, ese sigue siendo el mayor deslumbramiento. Todavía no estoy segura de lo que quiero. De lo que quiero en un futuro. Estoy segura y decidida de lo que quiero hoy; en mi presente. ¿Pero en mi futuro, en mi mañana? Para eso no tengo seguridad alguna. No tengo nada consolidado.
-Me gusta. Me gusta oírte hablar, me gusta leer lo que escribes. Eso me fascina. Esa manera tan peculiar de expresarte – en este preciso momento está sonando Diferente de lasso. ¿Irónico no? – todo eso que logras transmitir. La combinación de las palabras. Las frases. Es como oír a un filósofo, un maestro, un poeta, mmm… un sabio - … estas palabras provenientes de él me elevan. Me elevan muy alto. El eleva lo cotidiano a lo extraordinario. Pero luego recuerdo que yo no le gusto, que él no siente nada por mí, que no habrá un “lo nuestro” y de repente empiezo a caer en picada, hundiéndome en un pozo estrecho sin fin.

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