CAPITULO 2

363 29 12
                                    

CAPITULO 2


Me desperté mi cabeza me dolía, mis manos no eran las que solo estaban atadas, mi pies izquierdo también se encontraba atado a un muro de concreto que estaba en el centro de la habitación como base para el segundo piso. Mire a mi alrededor y comencé a llorar. – ¡AYUDA! ¡AUXILIO! – grité mientras intentaba moverme. – ¡AYÚDENME!

–VAYA, VAYA. – escuche cuando la puerta de la habitación/sótano se abrió. – YA HAS DESPERTADO. – sonrió él. – ¿CÓMO ESTAS CARIÑO?

–Déjame por favor. – le suplique llorando. – Te pagaré el dinero que mi padre te ha ofrecido, pero déjame ir...– llore.

–No. – suspiró y bajo los tres escalones. – Esto no funciona así. – Camino alrededor de mí mientras yo me sentaba. – Esto es una lección para tu padre, debe saber que conmigo no se juega. – se colocó de cuclillas, con su mano acarició mi mentón, esquive se tacto, él sonrió. – Además eres muy linda como para dejarte ir sin divertirme. – se encogió de hombros sonriendo. Abrí mis ojos.

–No lo hagas...– lo miré. Él sonrió más y se acercó a darme un beso, hice hacia atrás cayendo sobre mis manos amarradas atrás en mi espalda. Comencé a llorar más. – Déjame...– él se colocó un poco encima de mí. – ¡DÉJAME! – grité. No podía ser que me fuera a suceder lo mismo nuevamente, sería violada. – ¡AYUDA! – grité con todas mis fuerza y él me dio una bofetada. Dejándome un poco inconsciente.

"Justin" lloré. "Ayúdame, sálvame está vez de esto, Dios, ayúdalo a encontrarme" Las manos de Lucky estaban en mis brazos, acariciándolos, lo miré, como era posible que una persona tan bella fuera capaz de tener tanta maldad encima... "Justin apresúrate" cerré mis ojos mientras mis lágrimas caían.

–No me temas...– me susurró acariciando mi mejilla. Lo miré llorando. – Lo que haré te gustara...– comentó y dio un beso en mi mejilla.

–Déjame...– chille con pocas fuerzas. – Por favor. – lloré. Moví mi pierna libre y lo empuje haciendo que cayera sentado en el suelo lejos de mí, comencé a llorar más asustada y recuperando mis fuerzas. – ¡AUXILIO! – grité. – ¡AYÚDENME! ¡AUXILIO! – grité desesperada.

Él se levando deprisa y me abofeteó dos veces seguidas haciéndome caer otra vez. – ¡CÁLLATE! ¡NADIE TE ESCUCHARA! – me gritó mientras daba una patada en mi estomagó dejándome sin aire. – ¡AQUÍ NADIE TE ESCUCHARA! ¡ESTO ES ALGO DESIERTO! ¡DEBISTE NOTARLO CUANDO LLEGAMOS! – me gritó, pero yo me mantenía retorcida del dolor en mi estomagó y manteniendo mis ojos cerrados.

Escuche que el teléfono de la casa sonó y él salió del sótano que realmente era como una habitación no ocupada porque no quedaba debajo de la casa si no a un lado. Recupere mi respiración, aunque aún me retorcía del dolor. – Auxilió...– dije casi que en un susurró. Me moví un poco y me coloqué de medio lado para no apretar mis brazos con mi espalda. Comencé a mover mis manos a los lados, como si desenroscara, y me fije que si mantenía una quieta y la otra la movía obtenía algo de espacio. Comencé hacer todo más rápido para lograr sacar una de mis manos, dejando la cuerda enredada en la otra pero no me importo. No me sujetaba a nada, comencé a tratar de desatar el nudo de la cuerda que sujetaba en mi pie, escuche a Lucky aun hablar por el teléfono de la casa, yo intente concentrarme más en desatarme, aunque el dolor de mi estómago no me dejaba pensar con claridad. Logré desatarme y me levante, coloqué la mano en mi estomagó e intente pensar con claridad. Lo mejor sería primero salir de la casa. Mire a mi alrededor, había un florero en el suelo, sin nada, lleno de polvo, así que lo tome y subí los tres escalones, saliendo a la sala principal.

Comencé a caminar en silencio mientras Lucky estaba de espalda a mí, trate de caminar lo más rápido que pude, llegué a la puerta de la casa. – ¿A DONDE CREES QUE VAS? – escuche detrás de mí, me giré brincando de la sorpresa, él sonreía con malicia, con todas mis fuerzas levante el florero y lo pegue en su cabeza haciendo que él cayera al suelo, sin siquiera mirar salí corriendo de la casa, corrí por la avenida, realmente no habían personas por allí. Solo transitaban pocos autos, y la casa que podía ver a lo lejos estaba como a diez cuadras. – ¡AUXILIO! – grité, mientras corría descalza llorando. – ¡¡AYUDA!! – mis pulmones no daban más, mi dolor era insoportable, me detuve un momento y camine. – ¡¡AYUDA!! – grite, mire a lo lejos, lo vi detenerse en la puerta de la casa mientras tocaba su cabeza. Comencé a correr para alejarme más de él.

You Are PERFECT for MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora