Capitulo 20 "Recuerdos".

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La cálida mañana de primavera se alzaba sobre Arendelle. El palacio real comenzaba su día diario. A las 7:45 de la mañana, Elsa estaba despierta y lista para el desayuno. Ya estaba acostumbrada a los estrictos horarios reales. Fue hacía el cuarto de Jack al final del pasillo y golpeó la puerta.


El ruido lo despertó de golpe.

-¿Jack? – habló en voz baja la chica.

-¿Qué? ¿Quién? – balbuceó adormecido.

-Buenos días, Jack. Es hora de desayunar. – dijo amable.

-¿Qué hora es? – hilos de baba aún corrían por su mejilla y su cabeza parecía pegada a la almohada. Sus ojos todavía no abrían.

-7:45 de la mañana. Es hora de levantarse, arriba.

-¿Cómo puedes despertarme a esta hora? ¡Los Guardianes debemos dormir!

-¿Estuviste despierto toda la noche de nuevo?

Un ronquido fue su respuesta. Elsa volvió a golpear.

-¿Quién es?

-Soy yo. Levántate, dormilón, no puedes estar allí todo el tiempo.

-Mírame.

-No seas niño... De acuerdo, no vengas, el desayuno será solo para mí.

La palabra desayuno lo revivió casi en un instante. De mala gana, Jack desplomó sus pies sobre el piso y salió de la habitación bostezando.

-Madrugar debería ser un delito. Ya veo por qué te escapaste tantas veces.

Elsa se rio ante su comentario agrio, era sabido que él reaccionaría así.

El comedor era amplio, lustrosos muebles de madera en el centro y un enorme candelabro colgaba en el techo. Había elegantes vasijas sobre la mesa, la cual estaba masivamente llena de comida deliciosa. Jack fue el primero en servirse de todo.

-Mm... - habló con la boca llena. – podría acostumbrarme a la vida aquí. Esto es lo más rico que probé en la vida.

-Podemos conseguir más si quieres. A Anna le fascinan de esos.

-Estoy bien, gracias Els.

Elsa terminó su té de la mañana y fue a hacer sus deberes reales como todos los días. A Jack no le molestaba, sólo tardaría unos 30 minutos y luego podrían pasar tiempo juntos. Con su tiempo libre, él fue a dar un paseo por el pueblo. Al castillo se lo conocía de memoria y a veces resultaba aburrido, así que prefería conocer más lugares.

Arendelle era un lugar agradable, sobre todo para Jack. Allí no era más invisible – por extraño que parezca todos creían en él -, y podía saludar a las personas y jugar con ellos. Los días nevados en plena primavera eran sus favoritos. La gente siempre lo miraba, sin extrañeza, pero por su extravagante y encantadora manera de ser (sin olvidar lo travieso), incluso las mujeres reían nerviosamente a sus espaldas y sonreían al pasar. Ese día armó una pelea de nieve entre unos adolescentes, incluso adultos y todos se veían divertidos. Obviamente, Jack era el vencedor.


Las horas pasaban, y Elsa no volvía del castillo. Seguro tenía mucho trabajo, eso de reinar parecía ser un trabajo difícil. La tarde cayó y Jack seguía sin ocupación alguna, vagando por las calles de piedra, pero algo llamó su atención desde el ventanal de un negocio. Un precioso anillo de oro blanco con un excepcional diamante radiante en él con la forma similar a un – adivinen qué – copo de nieve. Al momento en que lo vio, no pudo evitar imaginarse a Elsa usándolo. Tenía que usarlo. Entró en aquella "Joyería de Pine" y no dudó en comprarlo.

El día se oscurecía, el Guardián pensó que sería mejor ir al castillo. Al llegar se enteró que Elsa seguía trabajando en su oficina y no había salido en todo el día. Al parecer era una disputa política, nada que Jack entendiese, por lo que cenó solo y esperó a que ella apareciese sentada en la puerta de su habitación. Por fin, Elsa apreció en el pasillo.

-Jack, te he estado buscando. Lamento no haber podido ir a verte, sabes que tengo mucho trabajo que hacer, algunos días más que otros.

-Entiendo. Te estaba esperando.

-¿Para qué? – ella le dio un rápido beso en los labios.

-¿No me invitarás a entrar?

La expresión de serenidad de Elsa cambió por una de duda. Lo pensó por un tiempo, sin embargo acabó por acceder sin más remedio.i
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-Claro, pasa.

Jack admiró el interior de su habitación. Era un cuarto en decorado tonalidades violetas, lo recordaba, aunque el único juguete que había esta vez era una muñeca de peluche pelirroja con vestido verde.

-Wow... Es lindo, un poco frío, pero me encanta.

-Bueno... ¿Qué querías ver aquí? – preguntó Elsa nerviosa mientras movía de lugar su florero favorito.

-Solo investigar. – comentó remotamente. Observó las pinturas de Elsa y su familia, de mares abiertos y prados verdes. – Casi no recuerdo este lugar.

-Ha pasado mucho tiempo desde que me visitaste la última vez.

-¿Recuerdas? – Jack voló hacía la enorme ventana con descanso de la pared - ¿Recuerdas cuando te visitaba y habíamos dibujos en esta ventana? También recuerdo que solías verme armar figuras de nieve desde aquí, y cuando les arrojaba bolas de nieve a las personas que pasaban.

Elsa rio, también recordaba.

-Los días que venías eran los mejor de mi infancia. Todo es tan divertido contigo.

-Lo sé. – bromeó él.

-Eras el único con el que no me sentía del todo extraña usando mis poderes, además de Anna.

El tomó la cintura de Elsa con su bastón y la atrajo a él de desprovisto.

-¿Qué haces? – inquirió entre risas.

-Esto.

La besó tan apasionadamente que Elsa perdió el equilibrio y cayó de espaldas en la cama. Las respiraciones se aceleraban y los besos eran cada vez más profundos.

-A mí también me gustaba visitarte, no me sentía tan solo. Ahora tampoco me siento así. – fue él quien selló sus besos con estas palabras. Sintió que era el instante pero Jack no sabía cómo hacerlo, cómo preguntar. ¿Y si ella se negaba? – ¿Elsa?

-¿Sí?

Él tomó sus finas manos que estaban sobre su viejo hoddie.

-¿A ti te guste que yo esté aquí? ¿Me refiero a todo el tiempo?

-Claro que sí, sino no te lo hubiera preguntado. No iba a dejar que te quedaras sin techo.

-Sí, pero no me refería a eso... Ugh – Jamás pensó que estaría por hacer esto y no tenía idea alguna de qué decir. Se acomodó en la cama para estar enfrentado a ella, lo más cerca posible. – Me refiero a... ¿Qué piensas de para más tiempo conmigo?

Elsa no entendía. Sonreía de todos modos.

-Me refiero a una vida. ¿Te gustaría pasar una vida conmigo?

Ahora sí que entendía. Pero su voz había enmudecido.

-J-jack, no sé qué decir... Es decir, estoy emocionada por lo que dices. Y sí, no hay nada que quisiese más que estar contigo toda mi vida...

Sonriente, Jack metió su mano en su bolsillo, este era el momento.

-Pero...

El pulso de Jack se detuvo. Elsa suspiró.

-No sé... Existe un problema, tarde o temprano lo tendremos que enfrentar. Tú eres inmortal, y yo no. Sabes lo que significa. No me gustaría que sufras por mi muerte, y mucho menos que vivas años de tu vida triste por la pérdida. Estoy confundida, esa es la verdad. Te amo más que a nadie, pero no estoy segura que sea lo correcto. No tienes idea de cuánto me duele. Quisiera que hubiese una forma de que podamos... Pero no existe solución... -lágrimas frotaron de sus ojos desconsoladamente, él la abrazó como contención.

Ella tenía razón... Jack, abatido, bajó la cabeza y se frotó las sienes. Cada palabra que dijo era verdad, él no lo había pensado. Con Elsa, todo en su vida se había hecho tan natural que había olvidado su realidad.

-Tal vez si la haya... - susurró.

-¿Cuál es entonces?

-No lo sé... Podríamos averiguarla.

-Jamás la encontraríamos, no existe tal cosa como quitar la inmortalidad, Jack.

-No digas eso... Ya deja de llorar. Odio verte así. – acunó el rostro de Elsa en sus manos y sostuvo fijamente su mirada. – Encontraremos una manera.

-Quédate...

-¿Qué? – se sorprendió.

-Quédate esta noche... No podría dormir con tal angustia, te necesito a mi lado, por favor. – dijo entre sollozos y una débil voz la Reina.

-Claro, para eso soy tu Guardián.

Elsa se recostó en la cama, Jack la arropó con sus sabanas e ingresó en la cama. Con la vista al techo y su brazo rodeado en ella, recordó cuando durmieron juntos aquella noche gélida en su palacio de hielo. Podría sentir sobre su cuerpo como Elsa se relajaba y comenzaba a dormirse.

-¿Quieres que te cuente un cuento para dormir?-No, gracias Jack. No tienes que hacerlo.-De veras, mira que soy un excelente narrador. -No es necesario.-La historia va así. Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana...-Jack... En verdad no quiero que me cuentes una historia, estoy bien.-De acuerdo, tú te lo pierdes. ¿Estas cómoda?-Sí, ¿tú?-Claro. Estoy acostumbrado.-¿A sí? - dijo Elsa alzando una ceja. -Ajá. No eres la primera chica con la que he compartido una cama.-¿Con cuantas has dormido entonces?-No lo mal interpretes. Solo dos. Tú y mi pequeña hermana... La recuerdo como si estuviese viva. - sus palabras hicieron que Elsa suspirara de alivio en su interior. A la vez, se estremeció de tristeza.-Lo siento, Jack.-Descuida. No la vi nunca más... Todavía la extraño.-Debiste haber sido un buen hermano.-Sí... - su mirada se perdió en sus pensamientos. Hablaba con voz suave. - Recuerdo que las noches de tormenta ella se acostaba conmigo para estar a salvo. Siempre la protegí. También cuando tenía pesadillas, me despertaba y pedía con su inocente voz que le contara historias para dormir. A veces, yo revisaba bajo su cama "en busca del Coco" para que se quedara tranquila y que nada la lastimaría.-Estoy segura que tuvo una buena vida...-Desearía saberlo... En fin. Lo único que me quedan son sus recuerdos. -Elsa bostezó accidentalmente - Oh, no quise aburrirte.-Lo siento, no me aburriste. Es que estoy cansada.-Descansa, querida.-Gracias por cuidarme, Jack.-¿Sabes?

Quisiera que pudiese ser así para siempre... Si tan solo no fuese imposible.

Creyendo que Elsa ya se había dormido, quiso enterrar su mano en su bolsillo para admirar el anillo que había comprado tan erróneamente. Pero en el momento se sintió tan correcto como que su nombre era Jack Frost. Pero prefiró no hacerlo. No era necesario revivir una esperanza que jamás se haría realidad.

Elsa, con su cabeza apoyada en su pecho, alzó la vista hacia él. Notó que algo en su cuello.

-¿Qué es eso?

-¿Oh, esto? – Señaló su collar de hielo – Este es el regalo que me habías hecho.

-Lo recuerdo. No creí que lo tendrías. – sonrió ampliamente.

-Jamás lo dejaré ir.

-Lamento haber arrojado tu regalo...

-No te preocupes, podremos reponerlo.

-Al menos tendrás una parte de mí cuando ya no esté.

-No digas eso, no te dejaré ir.

-No puedes impedir que muera, Jack.

-Claro que sí. Confía en mí.

-Lo hago, pero no quiero que te ilusiones...

-Elsa, ni la muerte será suficiente para separarme de ti.



A su vez, Hans acababa de llegar a la Pitch-cueva.

-Ya casi está lista. –le avisó Pitch, muy concentrado en su trabajo.

-¿Qué cosa? – preguntó Hans.

-La posición, idiota. Para el plan.

-Oh, sí. ¿Qué le falta?

-Esto no funcionará sin algo de Jack.

-¿Cómo qué? – Hans dio una ojeada la caldera burbujeante con repulsión. ¿Qué no había allí?

-Un cabello, ropa, lágrimas, lo que sea de esa persona. ¿Tienes algo?

-No, ¿cómo crees que tendría algo de Jack? ¿Qué quieres que haga, que lo pida? No puedo volver a Arendelle ahora, sería demasiado riesgoso.

-Realmente eres un idiota bueno para nada, ya veo por qué te llaman el peor villano.

-¿¡Quién dice eso!? – su voz se agudizó del desconcierto.

-Todos los villanos de verdad. El único que hace todo el trabajo aquí soy yo.

-Lamento no saber de magia oscura pero recuerda que el plan es mío. Tú eres solo mi agregado.

-No, tú eres mi agregado. Sin mí tu patético plan no serviría.

-No le dirás patético cuando veas que funcionará.

-La verdad no sé para qué te ayudo. Podría haberlo hecho solo.

-¿Vas a quejarte toda la noche como una Reina del Drama o vas a hacer tu trabajo?

Pitch balbuceó algo inaudible y desapareció entre las sombras. Conocía a donde debía viajar. Llegó hasta debajo de la cama de la Reina de Arendelle, se escabulló, silencioso como una sombra, sobre Jack.

Pero Jack despertó de sus sueños con esa escalofriante sensación que no había sentido en años. La presencia de algo oscuro... ¿Pitch? Miró para todos lados pero no había más que penumbra en la pieza. Debió haber sido una pesadilla, pensó.


Pero desde las tinieblas un ser sonreía, tenía lo que quería. Y el show estaba por comenzar.

Fin del capítulo 20

Jelsa, Una Historia de Amor Verdadero (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora