Capítulo 38. "Competencia"

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La mañana siguiente la pandilla durmió hasta más tarde porque Jack no estaba para despertarlos. Mérida, medio dormida, estaba agradecida por las horas extras de sueño por la gracias a su ausencia. Hasta que el Guardián llegó haciendo ruido con su bastón.-¡Arriba, gente! Hoy tenemos trabajo que hacer.Parecían zombis volviendo a la vida, incluyendo a la majestuosa Reina. Mérida seguía tumbada mientras los otros gruñían y gateaban por el suelo hasta pararse si es que podían. La vida era bella hasta ese momento...-Esto es inhumano. – comentaba Hiccup seguido de James.-Apaguen el sol. – decía, tratando de cubrir sus ojos de la luz. ¿Serían las 11 de la mañana?-Unas horas más. – suplicaba la pelirroja.Por fin alguien se había percatado de que Jack había regresado de su extraña desaparición.-¿Jack? ¿Dónde has estado? – preguntaba Rapunzel al desperezarse.Jack no quiso dar muchos detalles.-Pensando. Vamos, levántense, no tengo toda la mañana. – se lo veía muy animado bajo esas ojeras. No había dormido en toda la noche, notó Elsa. ¿Y desde cuando él se levantaba tan temprano? Aunque parecía haberlo conocido desde toda la vida, conocer cada uno de sus recónditos lugares, Jack siempre terminaba sorprendiéndola.-¿Y qué es eso que haremos hoy? – preguntó Elsa.-Quería disculparme por mi comportamiento de ayer y...-¿Qué comportamiento? – volvió a preguntar, confundida.El resto abrió la boca para responder pero al inmediato la cerraron. Mejor que no supiese. Elsa estaba demasiado risueña para seguir indagando.-No importa. – Continuó sonriente - El hecho es que he meditado que no nos hemos estado enfocando en nuestro principal objetivo; ayudar a Elsa a deshacerse de su inmortalidad.Elsa se sobresaltó y lo miró fijamente con ojos sorprendidos. No lo podía creer. Finalmente Jack se había olvidado de toda esa historia de "serás feliz viviendo por siempre", "deberías enorgullecerte", "viviremos felices por el resto nuestras vidas", "no es una maldición". Finalmente estaba de su lado, estaba dispuesto a satisfacer sus deseos. Sí, lo había dicho antes, pero tampoco ella le creía por completo. Era difícil creer en sus palabras. Se le escapó una sonrisa. Jack le guiñó un ojo y prosiguió.-Sino que hemos estado divirtiéndonos; carreras de caballos, chapuzones, fogatas. Así que hoy les preparé a modo de disculpa una sorpresa que además nos ayudará a una mejor convivencia.-Creo que a alguien se le desenfilaron los patitos. – comentó James en voz baja para que solo Rapunzel y Elsa oyeran. Ambas rieron ante el comentario. Las caras anonadadas no tardaron en aparecer.-¿Es broma verdad? – preguntó Hiccup.Jack voló a su lado.-Vamos, Hicc. Será divertido. Es una competencia, entre... huh, digamos dos equipos.--Espera, ¿y lo de Elsa?- Mérida estaba confundida. ¿No acababa de decir que habían estado perdiendo el tiempo, pero era justo lo que acababa de proponer?-Bueno, querida Mer. – Jack se dirigió a ella esta vez y rodeó un brazo sobre su hombro. -Viendo que aún faltan 4 días para la Luna llena, digo que tenemos tiempo para poder divertirnos un poco pero esta vez diferente, ¿verdad?-Definitivamente sus patitos emigraron al sur... - susurró James nuevamente.-A ver si comprendo... ¿Planeaste una sorpresa para parrandear? – Rapunzel fruncía el ceño. Nadie entendía esa maniática idea que simplemente surgió del Guardián. Este solo quería que le siguieran la corriente.-Ajá.-¿Y qué hay con lo de Elsa? – dijo Mérida.-Gente, no es tan difícil de comprender. Como ya dije, nos enfocaremos en ello después. Hay tiempo todavía. A diferencia del principio, parecía que ahora había cautivado las atenciones del resto.-Lo he planeado prácticamente toda la noche, será una súper competencia jamás antes vista. El que se aburre es porque quiere. – concluyó Jack con una sonrisa.-...-¿Qué se supone que ganemos con esto?- Elsa meneó las caderas.-Me alegro que preguntes, querida. El premio es el gusto de haber triunfado.-BAH. – todos aletearon con sus manos en su dirección, dispuestos a dejar el tema y alejarse. Ese no era un premio digno.-... Pero el que pierda – Todos volvieron su atención -, lavará la ropa de todos. Tampoco era un gran castigo, pensaron todos. Seguían replanteándose si Jack había perdido la cabeza bajo alguna roca.-De acuerdo, si no quieren ustedes se lo pierden. Además, lo más entretenido son las pruebas...Los ojos cayeron en él en una fracción. Jack hizo una mueca, los tenía. Se elevó del suelo y gritó ante de desaparecer entre las malezas:-Entonces síganme.Y desapareció a una velocidad increíble. Tuvieron que dar su máximo esfuerzo en correr para alcanzarlo, excepto Hiccup, el lisiado sin un pie quien corría sobre su fiel dragón. Sudando y sin aliento, todos sintieron envidia. Corrieron durante un largo tramo, a veces perdiendo a Jack de vista en los cielos. Elsa iba perdiendo sus zapatos y partes de su prenda por el camino. A Mérida y Rapunzel se les enganchaba sus bizarras cabelleras en ramas. James tuvo suerte de llegar con sus pantalones puestos.Finalmente, Jack, libre de todo cansancio, se estancó sobre un punto no muy distinto al resto del bosque, de espaldas a los recién llegados. Solo había árboles, mucha tierra y barro, piedras allí y allá, no era la gran cosa.-¿Qué se... supone... que haremos? – Rapunzel estaba verde de la fatiga. Mérida se tumbó en el suelo exageradamente, y aullaba como un animal moribundo "déjenme morir aquí" por lo que Hiccup rodó la mirada. A James se le saltaban los ojos esmeralda, y Elsa... Bueno a Elsa nunca antes la habían visto tan desaliñada. Hizo lo posible para volver a lucir decente.Jack se dio vuelta y casi se espanta al ver a su grupo.-Whoa, y esto que ni siquiera comenzó la primera prueba...-¿Prueba? - Hiccup se extrañó, y Jack estaba feliz por lo que sus oídos oían. Habló más entusiasmado que nunca, y claramente más que sus compañeros.-Será interesante, pero complicado, tal vez no salgan vivos de ellas...Debimos habernos quedado en el campamento... Elsa se lamentó en su mente.-El fin de las pruebas no solo será ganar y demostrar cuál de los equipos es el mejor. Sino para una mejor convivencia entre nosotros. Quiero disculparme de nuevo por mi comportamiento ayer. – no tuvo que mirar al aludido para saber que James comprendía – Pero con esto demostraremos que podemos ser más que gente perdida en un bosque cuyos caminos se encontraron gracias al destino. Antes de que arme los equipos, ¿alguna pregunta?-¿Haz estado toda la noche haciendo esto?- a Mérida no le podía caber en la cabeza. Estaba demente.Jack no dio rodeos al tema y fue directo al grano.-Sí. Ahora; Puzie, Mer y Hicc serán el equipo rojo. Y Els, James y yo el azul. Son en total cinco pruebas para demostrar cual es el mejor en cuanto a habilidad, destreza y trabajo en equipo. La primera es cacería.A nadie le gustó el tono en el que lo dijo.-Bah, eso será sencillo, lo hacemos todos los días. – Mérida se zarandeó con su arco en mano. Hasta que notó que no lo había traído.-No cazaremos animales, Mer, sino entre nosotros mismos. El equipo que logre atrapar al menos dos contrincantes ganará el primer punto. ¿Alguna objeción?Estaban atónitos y con las bocas demasiado resecas para contestar.-Habrá que ser creativo y ágil; para crear trampas, armas y estrategias, además del ataque. La "prisión" serán esas cuevas que ven allí – señaló las dos masas rocosas enfrentadas a casi cuarenta metros de distancia -, y a la vez sus respectivas "centrales". En ellas llevarán a sus "presas" o "secuestrados". Se deberán utilizar las armas que haya aquí, que se puedan construir para la caza. No regresarán al campamento por ellas. Tampoco se permiten artefactos que puedan herir de gravedad. El juego comienza desde las centrales y termina cuando haya como mínimo dos rivales encerrados Los que son pillados y están en la cárcel no pueden escaparse, hasta que uno de sus compañeros lo libere o el juego acabe. Eso es todo. Oh, lo olvidaba, Chimuelo, tú no juegas.El dragón se sobresaltó.-¡QUÉ! Pero nuestro equipo es débil a comparación del suyo, no tenemos magia de nuestra parte. ¡Chimuelo es nuestra mejor oportunidad! – se quejaba Hiccup. Rapunzel lo miró con desagrado.-¡Hey! Yo tengo magia.-Sí, pero al menos que piensen curarse entre sí... – acotó Jack con diversión. La había pensado bien.-¡No es lo único que ha-!-Lo siento Hicc, pero con Chimuelo son cuatro, sería injusto para nuestro equipo.-¡Oh, vamos! Jamás ganaremos así.-No iban a ganarnos de todas formas. – dijo el Guardián en un encogimiento de hombros.-¿Oh, sí? Ya veremos. – Hiccup le retó. Lo único que deseaba en ese entonces era demostrarle que eran mejores, con o sin poderes. El equipo rojo ganaría y disfrutarían enrostrárselo a los del azul. El espíritu competitivo había nacido en ellos por arte de magia, magia que no necesitarían...-¿Y las reglas? – le frenó James.-Aparte de no morir, no existen las reglas.Luego, se olvidaron de cómo había comenzado ese infierno.Estaban los respectivos miembros del equipo azul en su pequeña cueva que era un hueco en un enorme montón de pruebas, agazapados entre la vegetación, la adrenalina se les inyectaba en las venas; una mezcla de terror, emoción, locura y sed de victoria.-Bien, ¿cuál es el plan? – se apresuró el granjero.-Tenemos tiempo hasta que los otros se organicen para armar nuestra coartada. – Jack explicaba apresuradamente- Tenemos la ventaja del terreno lleno de pozos aunque poco profundos para armar trampas. Recubriremos en un principio nuestro radio. Luego, saldremos a la caza. Además contamos con un factor de nuestro lado: construcción de armas.-Yo solo aprendí a hacer una caña de pescar con ramitas. También puede servir como varita mágica o...-No vamos a pescar, James. – dijo Jack duramente. – Elsa y yo podemos crearlas.-¿QUÉ? Jack, te has vuelto demente. – la voz de la joven se estrangulaba en su garganta. – Yo no tengo idea de cómo hacerlo, y menos de usar un arma.-Rayos, debimos haber traído las del campamento. -Nadie lo ha hecho, por eso me aseguré de alejarlos de allí pronto. Pero con nuestros poderes podemos hacer arcos de hielo, por ejemplo. O hachas, espadas, lo que sea.-¿Estás seguro de que funcionará?-Els, he creado el juego, ¿piensas que no sé cómo ganarlo?-¿Y qué pasa si nos atrapan? – preguntó a Jack.-Intentamos huir. Nos moveremos separados, pero a poca distancia, así si alguno de nosotros es acorralado lo podremos socorrer rápidamente. Una vez terminadas las trampas, nos moveremos como serpientes directo a la central enemiga. No se lo esperarán si los atacamos abiertamente. Pero una vez que capturemos una presa, alguien debe quedarse a custodiar que no vengan a rescatarlo. Somos pocos, pero el lugar no es muy grande. James, confió en que ese seas tú, Elsa y yo seremos los que cacen.-¿Qué? ¿Pero qué se supone que haga si viene una Mérida a tacarme? – Él no sabría cómo defenderse, o incluso cómo defender su prisión. Estaba perdido.-No seas gallina y pelea como hombre. Lanza palos, pelea cuerpo a cuerpo, no lo sé. No podemos protegerte todo el tiempo, deberás aprenderlo a hacerlo solo ¿Qué eres hombre o gallina?-¿Me repites la pregunta? – James se sonrojó ante la idiotez en la que lo dijo. No diría gallina aunque se sintiera así en ese momento.-Bien, gallina. – Jack no lo dijo con desprecio, sino similar a la burla o como si fuese su nombre. Tampoco le dio tiempo a James de quejarse. – Haremos algunas trampas solo para que sea más fácil atraparlos después. ¿James, sabes hacerlo?Él asintió en su hechizada incomprensión.Al cabo de un tiempo contaron con seis de las no mejores trampas del mundo, pero eran algo. Con suma rapidez y asegurándose de que no hubieran moros en la cosa, las asentaron a escondidas. Si alguien daba un paso en falso, su pie estaría sujeto a una gruesa enredadera y raíces, o terminaría en el suelo, al menos para ralentizar a los rivales.No había señales del equipo rojo a lo lejos. Seguían ocultos planeando maniobras seguramente. Jack y Elsa improvisaron una espada de hielo que remplazó su bastón para el muchacho y para ella un arco con cuerda de una diminuta enredadera y algunas flechas. Elsa tenía el mínimo conocimiento de su uso, pero lo único que podría hacer sería imitar lo que Mérida. No podría ser tan difícil.Se equivocaba. El equipo azul aprovechó su tiempo de sobra para salir al ataque. Se llevaron un susto cuando una bola de tierra pesada estalló a su lado como una bala de cañón. ¿Ya estaban en campo de batalla? Creyeron que los encontrarían en sus bases aún. Habría que improvisar sobre la marcha.Más bombas cayeron sobre ellos, pero no sabían de dónde venían. Utilizaron los troncos como protección, hasta que con una mirada cargada de energía, Jack y Elsa se corrieron de su zona de confort, armas en mano. Elsa lanzó la primera flecha a un trozo de cabello rubio que sobresalía de detrás de otro árbol enfrente suyo. Oyó un chillido cuando la flecha golpeó la corteza, pero no podía verla. Otra bola de tierra sobre su tronco, y una más directo a Jack que la frenó con la congelada hoja de la espada.La segunda flecha ni siquiera pudo ser disparada, las flechas se desviaban sobre el arco por el tembloroso agarre. Elsa volvía a internarlo, frustrada por su torpeza, mientras que tenía a la mismísima Punzie detrás suyo con una mirada lunática. Nunca la había visto así. La competencia los convertía en animales salvajes, bestias, hambrientos de gloria. Pero antes de que alguna de las dos chicas pudiese mover un dedo, Punzie resbaló sobre el suelo que se había vuelto una pista de patinaje en un santiamén. Jack se posó sobre ella con la punta de su espada apuntándole, y una sonrisa aún más filosa pintada en sus labios.-Te tenemos.Elsa respiró casi aliviada. – Será mejor que la llevemos lo antes posible, los demás no pueden estar muy lejos. Enroscaron a su presa en su dorado cabello y Jack la cargó en brazos porque sabía a ciencia cierta que Punzie los retrasaría en llevarla a su "prisión" o intentaría algún sabotaje. No se les escaparía de ningún modo. Corrieron como poseídos a su "central", pero no se esperaron tampoco lo que vieron.-Heh, hola... - James los saludaba patéticamente, como si hubiese sabido que eso pasaría. Estaba amarrado desde una pierna a una rama de un árbol, colgando como un murciélago. Hasta los murciélagos podrían defenderse mejor. Detrás de él, sobre las rocas de la central azul había escrito en jugo de frutos rojos "Los tenemos".-Por el amor del cielo, James. Solo te dimos una tarea. – Jack intentaba regañarlo con seriedad, pero la risotada le pudo, hasta las mejillas de Punzie ardían por la situación. Elsa sentía más bien pena por su amigo.-¿No van a darme una manito? – suplicaba James que la sangre se le había ido a la cabeza, estaba rojo cual tomate, cubierto de tierra y Dios vaya a saber qué, sin olvidar sudando como marrano. Sentía vergüenza sobre todo.Jack, sin poder evitarlo, lo golpeó un poco para verlo balancear sobre la rama. Se moría de la risa. Elsa rodó los ojos y apuntó con sus flechas a la enredadera que lo sostenía. Siendo James, podría haber sido de sus propias trampas, pero sabía que eso lo habían hecho los del rojo. Elsa inhaló, concentrada de dar en el blanco. Las manos le sudaban y la flecha se le resbalaba.-¿Cómo rayos hace Mérida con esto?James ahora estaba pálido, cerró los ojos.-Por favor, procura que conserve algún miembro de mi cuerpo...Elsa no pudo soltar la flecha que estaba principiantemente sujetada a la cuerda cuando huevos y más rocas de piedra descendían del cielo como una lluvia de meteoritos, la mayoría daba en el blanco. Jack y Elsa, alarmados, fueron acorralados por el resto del equipo rojo.-Los tenemos... - canturreó Mérida con una peligrosa mueca y otra de sus municiones de tierra en sus manos. Sus ojos se abrieron como platos al ver a Elsa apuntándole con un bello arco pero a la vez con una postura terrible, seguro que la flecha no le caería ni a los pies. Aguantó la risa.Elsa se dio cuenta de lo mismo, se debía ver ridícula. Mando el arco al diablo y les disparó a aquellos cazadores una ola helada seguida de algunos picos de hielo. Eso le dio tiempo suficiente al equipo azul de escapar de allí, pero se habían olvidado de James. Jack, antes de maldecir y desaparecer de allí, cortó la cuerda con su arma y corrió como como lo hace alguien que es perseguido por un demonio. El rojo le daba caza al azul, el cual se encontraba disperso. Elsa no veía a Jack por ninguna parte. Solo podía oír el sonido de pisadas y la sangre golpeando contra sus oídos. Hiccup la seguía de cerca. Elsa congeló el suelo a su paso, lo cual le dio una gran ventaja al ver que el vikingo resbalaba y lo dejaba atrás. Siguió huyendo.-Piérdete, si nos atrapan nos tendrán a los dos. – Jack le decía a un James fatigado a sus espaldas. No hubo respuesta. James había desaparecido. Se volteó al oír un silbido, y eran Mérida y Rapunzel sonrientes a su derecha. ¿Cómo miércoles se movían tan rápido?-¿Ibas a algún lado, Frost? – dijo la rubia con aire divertido. Sostenía su cabello atado a algo que él no podía ver detrás de un roble. Jack sonrió como esas veces a las que solo deseaba incomodar e intimidar a la gente. Su sonrisa podría llegar a ser más peligrosa que la del mismo diablo.-Sólo a por ustedes... Les arrojó bolas de nieve tan precisas que hubiesen derribado a las jóvenes si tan solo Mérida no los hubiese bloqueado con una roca semi-plana que les servía de escudo. Lo último que James y Jack supieron fue que Rapunzel había jalado de su cabello y luego lo soltó. A continuación, una rama gruesa como el brazo de un gigante los estaba dejando fuera de combate, vieron manos y por último cabello dorado.Elsa seguía recorriendo los matorrales en busca de su equipo. A Hiccup lo había perdido hacía tiempo, pero temía que encontraría a sus compañeros en problemas. Fue más hacia el sur, si habían capturado a alguno tal vez lo podría rescatar. Pero en la prisión rival yacían ambos como niños atontados, Rapunzel y Mérida en la boca de la cueva protegían cual guardaespaldas el lugar. Aunque no había nada que resguardar, el juego había terminado.-Y el primer punto es para... ¡El equipo rojo! – Hiccup escalaba hasta su central y sin aliento alguno. Elsa le había dado para que tuviese, pero para Jack y James no les había sido suficiente. -Tuvieron suerte esta vez... - Jack hablaba como si tuviese ácido en la boca en vez de saliva. -¿Cómo hicieron? – preguntó Elsa, extrañamente contenta de que se haya terminado la prueba. Pero no de haber perdido olímpicamente.-Bueno, fue sencillo. – explicó la dulce Rapunzel. – Trabajamos en equipo, como uno. Entre todos atacábamos en manada, Mérida con su puntería, Hiccup con su rapidez y yo capturaba a las presas con mi cabello.-Creo que ya sabemos quién es el mejor equipo... - chilló Mérida emocionada. Ya no parecían dos leonas ansiosas, sino puras triunfadoras.-Oh, mis queridas, esto es solo el comienzo. – el rostro de Jack se tornó perverso e intrigante. Nunca faltaba esa sonrisa, la cual animó a su equipo frustrado luego de la derrota. Les demostrarían a los del rojo cuánto se equivocaban.Sin respiro alguno, Jack sentenció la segunda prueba de la competición. La locura los había inundado a todos; dejaron de lado su sentido común y se empeñaron a arrasar en esas tareas demenciales. No podían decir que se la estaban pasando mal.-Esta será similar a la primera. Cada equipo tendrá una importante ración de moras su color. El objetivo es arrojar al equipo oponente sus municiones, y golpear en el blanco que es este. – Jack dibujó sobre la tela, en el centro de su pecho y con cristalina escarcha un círculo del tamaño de dos puños. – Este será su "corazón", y al que deben disparar. Se vale utilizar la magia para defenderse, pero no deben ocultar sus corazones. Tampoco se puede ir muy lejos de esta zona, el campo de batalla está delimitado por un trazo congelado que yo mismo hice, y créanme cuando les digo que sabré si se han pasado de los límites. El que lo haga queda terminantemente descalificado. El equipo que aniquile al contrario con las frutas gana. -¿Y si recibimos un disparo? – preguntó James.-Quedan fuera de competencia, no pueden continuar atacando ¿Otra duda?Negaron con sus cabezas. El ánimo les florecía del pecho.Fue uno por uno dibujando el círculo con escarcha sobre la ropas de los demás. La mano le tembló cuando fue el turno de Elsa y debía tocarle, bueno, el pecho cerca de sus senos. Si su piel no fuese tan blanca, podría jurar que se hubiese puesto bordó o fuchsia. (se pronuncia few-shə). A Elsa le sucedió más o menos lo mismo. Había una extraña tensión allí que pensó muerta, o lejana como un sueño.A continuación, repartió un gran saco de bayas moradas y otra de frutos rojos que se dividió entre los miembros. Había bastante como para hacer una docena de tartas de frutos del bosque.-No puedo creer que te la hayas pasado recolectando todo esto y armando esta... competencia. – no eran sorpresivas las palabras de Elsa. Lo había pensado el resto de los presentes, pero tampoco podían mentir que no les empezaba a simpatizar su juego.-¿Qué te puedo decir? Soy muy entusiasta. – sonrió con una simpleza poco modesta. Allí mismo, pintaron sus rostros con las mismas con dos rayas horizontales sobre sus mejillas. Eran lo más parecido a guerreros de verdad, y defenderían sus colores. Aunque eso tuviese el menor sentido.Ambos grupos se dispersaron en polos opuestos, y la guerra de pinturas comenzó. Había que tener puntería y un brazo fuerte para que las bayas alcanzaran su objetivo, cosa en la que Elsa, Punzie y Hiccup no se resaltaban. Eran dos bandos cortando distancia como en una verdadera guerra. Las frutas volaban de un lugar al otro. A Hiccup le cayó una en el ojo, Jack sonrió. Corrió hacia el vikingo y sin piedad le dio con casi todo su arsenal, pero el otro era hábil y lograba esquivar las que iban directo a su corazón pintado. -¡Mérida, qué haces! No comas las bayas, son para atacar. – Rapunzel gritaba en medio del desencadenado infierno de bayas. El equipo azul les estaba dando con todo lo que tenían y se apresuraban hacia el rojo, ocultándose de tanto en tanto de sus ataques. Corrían de un lado al otro, atacando o huyendo.Una ráfaga de moras azules manchó desde su rojizo cabello hasta los pies, y dieron justo en el círculo. James y Elsa vitoreaban a unos metros. Rapunzel huyó despavorida de la masacre que era su amiga.-Ya me mataron, ¿puedo comerlas?Nadie le respondió en verdad, Jack estaba muy ocupado tratando de aniquilar a Hiccup. Era una máquina asesina, lanzaba bayas y nieve a la vez. Por fin lograba que el rojo se cansara, pero él también lo hacía. James y Elsa llegaron justo a su rescate.-¿Estás en apuros? – dijo James al ver la furia de lanzamientos que se había hecho el Guardián, mientras corría con la joven hacia sus espaldas.-A ti qué te parece. – respondió en tono burlón, por no decir amargado. Jack esquivaba los ataques de Hiccup. Punzie se había unido a la defensiva y daba furtivos disparos a cada uno de sus rivales.Elsa era la que más había sufrido el desastre rojo y pegajoso, aunque por lo menos tenía un rico aroma, pero su corazón permanecía intacto. Se detuvo un segundo para contemplar la escena; estaban Jack y James que parecían estar desangrándose, y Punzie y Hiccup parecían tener algún tipo de enfermedad que les causaba ronchas azuladas. Era todo un espectáculo, y el hecho de que hacía unas horas estaban saludando al alba y ahora luchaban en una batalla frutal era difícil de creer. Pero también lo que querían era ganar esa prueba y por lo que parecía, la balanza estaba a favor de los azules.Cuando en un momento pareció que una baya roja caería directo al corazón de Jack, Elsa se lanzó sobre él en una milésima de segundo. Aterrizó sobre su cuerpo en el suelo, quedando directamente de frente al equipo rojo y Jack, bajo suyo, boca arriba. James, en un pequeño descuido, fue dejado fuera de competición gracias al vikingo. Ahora solo dependía de Jack y Elsa contra Hiccup y Rapunzel.No había tiempo para moverse, Elsa, aún sobre el cuerpo de un atónito Jack, apretó sus caderas contra las suyas, se enderezó para defender como pudo su posición y acribilló a los rojos. Casi dio en el blanco en el pecho de Rapunzel si no hubiese sido que ella se echó a un costado en el momento exacto.

Jelsa, Una Historia de Amor Verdadero (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora