Capítulo 35. "Un día cualquiera"

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Al cabo de un tiempo, Mérida y Rapunzel volvieron indignadas de su travesía por el bosque. Solo habían logrado conseguir huevos para el desayuno.-Hubiésemos conseguido más si algo no hubiese tragado mi arco y no estuviese lleno de baba. Era imposible lanzar una flecha en ese estado. – se quejó Mérida.-Dije por milésima ves que lo sentía. Chimuelo no lo hizo apropósito. –chilló Hiccup.-Sí, claro. Tú se lo has dado de almuerzo.-¡Mentira, lo juro!-Chicos, ya paren. – dijo Jack que había vuelto de su búsqueda. Atravesó el aire y tocó el suelo con total naturalidad. – Por lo menos tenemos algo. He encontrado un río no muy lejos de aquí. Esperen... ¿Y Elsa?-Oh, se ha ido con James a dar un paseo.-¡Hiccup! – le sermoneó.-¿Qué? Se suponía que debía cuidar el campamento, no a ellos.-¡Aghhh! – las hojas caídas zumbaron a su alrededor cuando Jack salió disparado a las copas de los árboles. En poco tiempo, oyó risas y descendió a ellas.-¡Hey! No se suponía que vayan a dar un paseo así como si nada. Podría ser peligroso, por eso les dije--Jack, estamos bien. – dijo Elsa, cortándole.-Sí, además no hay peligro. Sabemos defendernos. – añadió James con una sonrisota.-Dudo que puedas.-Estamos bien. Solo nos fuimos un rato porque Rapunzel y Mérida tardaban en volver. No es para tanto, Jack.-Aun así les dije que se quedaran en el campamento. ¿Y si se perdían?-No pasará.- le tranquilizó Elsa. Estaba de muy buen humor, posiblemente gracias a su acompañante. Se dirigió a él – Mejor volvamos.Los tres regresaron a su lugar, Jack parecía estar de mal humor. James preparó las cosas y en poco tiempo hubo huevos revueltos para desayunar con algunas manzanas.-Le falta sal. – Jack comentó con la boca llena.-No es que hubiese un mercado aquí. – respondió el cocinero.El Guardián se encogió de hombros.-¿Alguna idea para hacer hoy? –inquirió Hiccup.-En verdad, no.-Oigan... ¿Qué tal si recorremos el bosque? Podría ser divertido. No es que vayamos a quedarnos toda la semana en este mismo lugar, ¿no? – James planteó su idea animadamente. Sobre todo cuando Elsa lo apoyó.-Me gusta la idea. – dijo Elsa quien además temía que esta idea del equipo se volviese densa, aburrida e incómoda. No eran las razones por las que había accedido en primer lugar.-Apoyo la moción- agregó Hiccup con la boca llena.-No creo que sea muy seguro...-¡Anda, Jack!- le suplicó Rapunzel. El humor de todos pareció haber volado a las nubes. – Di que sí... Será solo un rato.Aunque a Jack no le agradaba, ni la idea ni James, todos parecían querer ir a recorrer el maldito bosque. – Bien, de acuerdo, pero solo hasta las horas de luz. Luego regresamos al campamento.Todos vitorearon, Jack se sorprendió. De mala gana, los siguió fuera del recinto sin antes agregar al dragón que los seguía -Ha, ha. Tú Chimuelo te quedas aquí. Cuida de nuestras cosas, volveremos pronto.El dragón no pareció jactarse de la orden del "capitán" hasta que Hiccup asintió con la cabeza, indicándole sin palabras que obedeciera. De mala gana, también, Chimuelo bufó y se enroscó sobre sí mismo para luego arrojarse en el pasto. Al menos Jack no era el único.Caminaron en la dirección que Jack les había indicado, Mérida y Elsa charlaban entretenidamente por delante, Rapunzel y James les seguían y por último Hiccup y Frost, a quien le costaba quitar su atención de la espalda de Elsa. Hubo un momento en el que ella miró hacia atrás, indudablemente sus miradas se cruzaron pero ella cortó el encanto, de nuevo.-Oye, viejo, ¿de verdad estuviste con la Reina?- Hiccup le codeó mientras hablaba con tono bobo y bajo para no ser escuchado.-Claro que sí... - duhhh. – Lo estamos, creo.-¿Tú? Lo siento amigo, pero es difícil de creer.-Pues créelo, Hicc. – a Jack se le daba muy bien crear apodos.-¿Y qué pasó?Él suspiró. – Larga hist...-¡Oigan! –gritó Rapunzel que se había adelantado en la fila y saltaba de emoción. -¡Tienen que ver esto!Todos corrieron hacia ella que estaba de espaldas a una especie de cortinas de hojas entre inmensos robles. Rapunzel tiró más de esta, desmantelando del otro lado un hermoso prado. -Whoaa... - se le escapó a Jack.Parecía encantado. La luz iluminaba en tonos cálidos el brillante verde del pasto. Flores de todos los colores parecían salpicarlo. Era un campo abierto pero rodeado así mismo por densos árboles que hacían un amplio techo de hojas por los extremos. Y lo mejor, era la manada de casi diez corceles salvajes que pastaban por allí y que inmediatamente notaron su presencia. La pandilla se animó a adentrarse.-¿Caballos? – dijo el vikingo incrédulo.-No, y qué van a ser... ¿conejos? – balbuceó Mérida. Hiccup puso mala cara.Elsa y Rapuzel reían a un costado, ocultando sus sonrisas de conspiración. Algo había allí entre esos dos, era muy extraño de explicar, pero ambas lo sospechaban. -Son... hermosos. – dijo Rapunzel.Las tres chicas se acercaron a los caballos, encantadas, aunque algunos se alejaban. Los chicos no se sentían tan interesados, excepto James.Elsa intentaba acariciar uno muy lindo y de pelaje gris, pero este se asustaba y trotaba lejos. De repente, oyó la voz de James a su lado.-No creo que sea muy fácil hacerse amigos de ellos, mi lady. Por más encantadora que seas, estas criaturas son salvajes, tal vez no peligrosas. No están acostumbrados a los humanos, y desconfían de nosotros. Elsa se sonrojó.-Oh...- dijo Mérida meditándolo. Luego tuvo una excitante idea. - ¡Hagamos una apuesta! Quién dome y logre montar último a un caballo... - miró alrededor - ¡lo tiramos al barro!No dudaron en aceptar la interesante propuesta. -¿Y qué gana el que lo logre primero? – preguntó Elsa, ¿hacía cuanto no había disfrutado de un juego?-¿Ración doble? – dijo Mer, sin estar segura realmente.-¡ACEPTO!- dijeron todos, y se pusieron manos a la obra. La ración doble no era un chiste.Rapunzel se dirigió a uno con crines y pelaje blanco, pero este no cedía a la armoniosa voz de la joven y se alejaba a medida que ella intentaba acercarse. Mérida tenía un problema parecido con un esmaltado, y de Hiccup ni hablar. -Los dragones son una cosa, los caballos otra... - dijo. Temía que perdería y terminaría como una torta de barro.-Ven, chiquito, no voy a hacerte daño. – cantaba Rapunzel que se tropezaba con su largo cabello de vez en cuando.-Ríndete Hicco, esto no es trabajo para un vikingo. – le desafió la escocesa.-Es Hiccup, y ya verás cómo montaré esta cosa. Amaré verte cubierta en barro. – respondía a la vez que el caballo huía casi burlándose de él.-No se preocupen tanto chicos, es obvio que lo ganaré yo. – dijo Jack a modo de broma. Aunque sabía que sería el primero ya que durante su vida, antes de unirse a los Guardianes, los únicos que podían verlo eran los animales, y había conseguido forjar grandes vínculos con ellos. Esto sería pan comido.-No te lo creas tanto. – decía un James sonriente mientras perseguía un corcel oscuro con manchas blancas. Él era un granjero, prácticamente había nacido sabiendo cómo domar caballos. -¿Oh, sí? ¿Crees que puedes hacerlo antes que...?Elsa ya estaba montada sobre un potente grisáceo. Las mandíbulas de Jack y James cayeron al suelo.-¿Decían? – dijo petulante, pero con una amplia sonrisa. Logró, sin montura por supuesto, hacerlo marchar elegantemente enfrente de los muchachos, casi presumiendo. Incluso, el caballo golpeó con su cola sus caras sorprendidas, trayéndolos de regreso a la realidad.-¡Elsa es la ganadora! – aulló Mérida, quien al poco tiempo quedó en segundo lugar. Milagrosamente, Hiccup tercero subido a medias al caballo más petizo. Luego Rapunzel cantó victoria. Los únicos que quedaban eran el granjero y el Guardián.-Ahora sí se pone más entretenido. – dijo el último con malicia y diversión en sus ojos. James no pareció cambiar su expresión en absoluto. Sin embargo, luego de varios intentos y esquivos de patadas, ambos montaron sus caballos, pero simultáneamente y nadie podía juzgar quien había sido el último.-Propongo un desempate. – gritó Rapunzel al galopar junto a los otros. – Una carrera en círculo, el último en llegar termina en el barro. ¿Qué les parece?Aullaron un "sí" y se posicionaron. -En sus marcas, listos, ¡ya!El caballo más veloz, sin dudarlo, era el de Mérida. Montar un caballo era visiblemente más fácil para ella que domar uno salvajes. Iba a la delantera, seguida de Hiccup.-Piérdete, vikingo.-No sin antes ver tu cara cuando pierdas.Rapunzel era otra potente competidora, Elsa siguiéndola. En un momento, en la curva, Jack se adelantó y quedó en primer puesto, mientras que a James no se le veía tan entretenido por ganar. Parecía perdido viendo el paisaje. En su descuido por ver a los que dejaba atrás, Jack no pudo evitar que su caballo tropezase con una enorme raíz de un árbol cercano. Y calló directamente en el barro.Los demás habían sobrepasado en su veloz trote al caído, pero Elsa se volvió a verlo. En esto, su caballo estuvo a punto de chocar con el de Mérida hasta que Elsa lo zarandeó como pudo para evitarlo, y sin embargo se desplomó hacia el lado de adentro de la pista de carreras.Los caballos terminaron su vuelta, pero a Jack no le interesó saber quién ganaba. Se incorporó, cubierto de mugre y barro y voló hacia Elsa. -¿Estás bien? – le ayudó a levantarse. La pobre tenía algunos raspones, pero nada serio.-Sí, sí. Estoy bien... - Elsa agradeció su gesto desde el corazón. ¿Por qué no lo podía decir? ¿Es que ya no podía amar a este hombre? -Tienes una herida en tu cabeza. – remarcó Jack, ahora preocupado. La sangre teñía su inmaculado cabello casi blanco. Elsa apuso mala cara, mientras la adrenalina se drenaba de sí, pudo sentir el agudo dolor. – Espera. – Jack se quitó el buzo, hizo congelar gran parte de su manga que no había sido tocada por el lodo y la colocó sobre la herida, dando palmitas. – Ahí... Estarás bien. No es tan grave como parece.Las mejillas de Elsa hervían al ver su torso desnudo. ¿Era necesario? Igualmente, tampoco iba a quejarse. Por un segundo deseó poder pasar sus dedos sobre su blanca piel musculosa y delgada.-¡Elsa, estás bien! - James corría hacia ella, de pie, seguido por los demás. Cuando vio que no era nada más que raspones se relajó. Hasta ver a Jack sin su abrigo. ¿Era realmente necesario?-Sí, no se preocupen.-Tal vez yo pueda ayudar. – Rapunzel se agachó junto a ella y el Guardián. Colocó algunos mechones de su cabello dorado sobre las nuevas lesiones. Y cantó.No hubo alguien que no se sorprendiese con su magia, incluso su cabello irradió una brillante luz. Era impresionante.-Gracias, Punzie. – dijo Jack cuando ella finalizó.-Gracias... Punzie. – repitió Elsa, confundida por ese apodo. Pero le terminó por gustar.-No es nada.- sonrió con amabilidad.-Amigos, creo que tenemos un gran perdedor aquí. – dijo Hiccup señalando a Jack, a punto de morir de risa.-Fue solo mala suerte. Hubiese ganado. – frunció el ceño.-Dije que morderías mi polvo, vikingo. – canturreo Mérida, victoriosa.-Claro que no, yo gané.-En verdad... ambos empataron. – se interpuso James.-¡No es así! Yo gané, no él.-Yo gané.-No, yo.-No--De acuerdo, de acuerdo. – dijo James alzando las manos. No vaya a ser que ardiera Troya por segunda vez. – Raciones doble para ambos. Aplaudieron interiormente ante su triunfo, pero seguían mirándose entre los dos con odio. Si las miradas mataran...-Oye, Punzie, ¿segura que no puedes arreglar esto también? – señaló a sí mismo cubierto de barro. Incluso gotas caían de su blanquecino pelo.-No, no creo que mi magia pueda arreglar eso. – rio – Solo lograría ensuciar mi cabello.-¿Oh, sí? – Jack se volvió unos pasos atrás y cargó su mano en el gran charco de barro y se la arrojo. Esta chilló y rio junto con los demás. Pronto, todos recibieron su ración también y se armó toda una lucha de barro. Elsa se cubría de sus ataques con escudos de hielo, hasta que Hiccup le dio un golpe perfecto, ensuciando todo su vestido. Elsa lo persiguió para darle su merecido.Fue tan divertido el momento, que duró horas. Hasta que no había casi centímetro limpio en ellos. -De ninguna manera dormiré con todos ustedes oliendo así. – decía Mer tratando de recomponer el aliento. Se ganó un bombardeo extra.-Okey, okey, Mérida tiene razón. Todos ustedes huelen mal. – señaló Jack. – Será mejor que tomemos un baño.Fin del capítulo 35

No se asusten por ese final

Jelsa, Una Historia de Amor Verdadero (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora