Capitulo 24 "Amor verdadero."

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No hubo más ruido que el aullido de Elsa. Fue seguido por las carcajadas del Boogeyman que resonaron por el severo ambiente. 


-¡NOOOOOOOO! – gritó desgarradoramente Jack.


Hans apareció en la escena, agitado al parecer por el largo camino que tuvo que recorrer.

-¿Qué me perdí?

-Te dije que lo haría; Jack la mató.

-De hecho, fui yo quien lo dijo.

-¿Vas a hablar de ello ahora? ¿Enserio?

-¡Fue mi idea!

-¡Calla! Admiremos el acontecimiento.

-¡PUEDEN CERRAR LA BOCA!- exigió Jack entre lágrimas y en medio de la desesperación.


Se había avecinado al cuerpo yacente de Elsa. Su rostro estaba frío, y en el centro de su pecho residía el rastro del disparo.


-Elsa... Mírame. Fue un accidente, lo juro. Por favor, mírame... No me dejes.

Con dificultad, la muchacha habló casi inaudiblemente.

-J-jack. – dijo con voz marchita mientras sus dientes castañeaban. Moría de frío.

-Aquí estoy, Els. Siempre estaré aquí. -Él le tomó la mano ante la primera señal de vida.

-L-lo siento-

-Shh... Resiste. Saldrás de esto. Lo siento tanto, no quise herirte. Resiste.

-N-No puedo...

-Sí que puedes, anda hazlo por mí.

-L-lamento tanto todo esto... D-Debí haberme quedado en el palacio.

-No es tu culpa. Fue la mía. ¡Lo siento tanto!–ambas voces se entrecortaban por la angustia.

-A-adiós, Jack.

-¡No! Nunca te atrevas a decirme adiós. No me dejarás... ¡Prometí cuidarte y mira lo que he hecho! Yo merecía morir, no tú...

-Shhh, has sido el mejor Guardián que una persona pudiera desear...

-Siempre seré tu Guardián, Elsa.

-P-prométeme que seguirás con tu vida... Anda hazlo.

-Tú eres mi vida. Y no irás a ninguna parte.

-Jack... -abrió un poco sus ojos, él era tan perfecto. Sonrió al poder admirarlo antes de marcharse.- T-te a...

-También te amo. ¡Pero debes resistir!

Y esas fueron sus últimas palabras. La piel de Elsa había tomado un color cadavérico y sus ojos se habían cerrado. Tampoco respiraba. Jack seguía insistiendo.

-Mi amor, abre los ojos. No me hagas esto. Despierta... ¡Despierta!- se desplomó en un abrazo acompañado en lágrimas. La sujetaba como si fuera capaz de revivirla contra su cuerpo.

-Despierta... - susurró en derrota.



-Y... ¿Ya murió? – preguntó Hans desde la lejanía.

-Claro que sí, idiota. Presta atención.

-Debimos haber traído palomitas.


-¿Cuándo será mi turno? – dijo Pitch a modo de queja.

-Calma, mi amigo. Ya vendrá tu turno.

Jelsa, Una Historia de Amor Verdadero (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora