Capitulo 25 "Congelada en el tiempo"

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Esa misma noche, Elsa se encontraba recostada en su habitación, pero con una persona a su lado, Jack. Era una sensación tan familiar y agradable estar junto a él, que incluso la Reina prefirió no seguir las reglas de "no compartir cama antes del matrimonio". Aunque era mejor no pensar en matrimonio, o nada que tuviese que ver con compartir una vida. El tema había sido discutido y no había encontrado consuelo en la respuesta. Ella no viviría lo suficiente y él viviría demasiado.


Una vida juntos sería imposible.

Pero por el momento, tenían el presente y lo aprovecharían todo lo que pudiesen.

Elsa podía sentir los ronquidos de Jack a su espalda. No eran tan estruendosos para quejarse, más bien le gustaba pensar que era una melodía que la hacía adormecer.

Esa noche volvió a soñar... Alguien la llamó por su nombre.

-Elsa.

Ella no respondió, tal vez era Jack llamándola en sus sueños. Permaneció en la cama.

-Psst. Elsa. – la voz insistió.

-Mhmm. –balbuceó medio dormida.

-Elsa, despierta.

-¿Qué, huh? - Elsa despertó de golpe. –Oh... Fue solo un sueño.

Cálmate, Elsa, se dijo así misma.

-No, no lo fue.

-¿QUÉ? ¿Quién dijo eso? – procuró no hablar lo bastante fuerte para no despertar a Jack. Sus ronquidos continuaron su música, seguía dormido. Elsa se movió lentamente saliendo de la cama. Creó un brillante copo de nieve que flotaba sobre su palma e iluminaba pobremente la oscuridad de la habitación.

-¿Quién anda ahí? ¡Llamaré a los guardias!- habló ella en susurros.

-Mira al cielo, y dime qué ves...

Elsa siguió las órdenes, dubitativa. Abrió las puertas de su balcón y el aire frío azotó su rostro. El cielo de Arendelle estaba pintado en un índigo oscuro, y sobre este resplandecía la Luna llena.

-¿L-la Luna?

-Sí, Elsa. – le respondió. La joven pegó un salto y un grito. ¿Qué rayos...? ¿Estoy soñando? Sí, estoy dormida aún...

-No estás soñando. – leyó sus pensamientos. Elsa admiraba el estrellado cielo con ojos pasmados. – Mi es Hombre de la Luna, tal vez tu Guardián te habló de mí. Tengo algo importante que decirte, Reina de las Nieves.

-La Luna... Habla...

-Es verdad.

-La Luna habla...

-Sí, bueno y tengo algo que decirt-

-¿POR QUÉ LA LUNA ESTÁ HABLANDO CONMIGO?

-Elsa, escúchame-

-¿¡La Luna puede hablar!?

¿Eso significa que el chocolate también puede hacerlo?

-¡No el chocolate no habla! Pero yo soy un espíritu que sí.

Pff, que bueno. Hubiese sido muy extraño comer chocolates parlantes.

-Ahora escucha. Lo que tengo que decirte va a cambiar tu vida... para siempre.

-E-escucho. – su voz tembló.

-Ya no eres mortal, Elsa.

No...

-Sabes lo que significa; tus años pasarán peor ya no crecerás, tu vida será eterna y podrás conservar tu magia pero no tus amigos y familia. El tiempo ya no existe para ti.

-¡QUÉ! – esa era la gota que rebalsó el vaso. Su cuerpo se desplomó fuertemente sobre frío suelo por la noticia. – ¡No! ¡NO PUEDE SER! Esto no está sucediendo... Es solo un sueño.

-No lo es.

-¡PERO CÓMO! – aulló entre lágrimas lastimeras. No podría estar pasando. En su pecho, su corazón no encontraba consuelo y se comprimía de pena. - ¡POR QUÉ, POR QUÉ A MÍ!

-¿Recuerdas el beso que te salvó la vida?

-¿El beso de Jack?

-Aunque él intentó salvar tu vida, no pudo descongelar por completo el hielo que congeló tu corazón. Este no es similar al de cualquier mortal, funciona claro, pero no te permitirá envejecer. Pero el amor es más fuerte que la muerte y también que el hielo. Por su beso, su amor, estás viva. Y ese amor es el que te mantendrá viva por siempre.

Al oír sus palabras, Elsa lloraba a más no poder; sus lágrimas bañaban sus ropas. El dolor era real, no era un sueño. Su respiración estaba agitada pero aun así logró decir:

-¡Pero yo no pedí esto! ¡Reviértelo!

-Elsa, ahora estás congelada en el tiempo.



Y despertó.

Su grito sacudió a Jack, despertándolo y haciendo que se incorporase de un salto.

-¡Elsa! ¿Qué pasa? – la chica a su lado jadeaba con dificultad.

-Fue... fue solo un sueño.

-¿Qué soñaste?

-Se veía tan real. – continuaba hablando como para sí misma mientras recuperaba el aliento. Finalmente, se dio cuenta de que había despertado a Jack. – Oh, lo siento mucho, Jack. Te levanté.

-No, cariño, no hay problema. ¿Está todo bien?

-Sí... Solo tuve una horrible pesadilla...

-¡Yo también tuve un sueño! – Jack recordó haber soñado con Hans... pero este desarrollaba poderes que controlaban el fuego. – Nop, ese fue un mal sueño.

Elsa suspiró.

-¿Seguro que estás bien?

-No... No quiero hablar de ello.

-Oh, de acuerdo. Hablaremos mañana si quieres. Ven... - corrió un mechón de pelo que se colaba por su fuente y depositó allí un beso. – Mejor descansa un poco, te hará olvidar la pesadilla.

La Reina obedeció y juntos se recostaron nuevamente en un cómodo abrazo.

-¿Quieres que te cuenta una historia para dormir?

-Calla. – refunfuñó ella.

Fin del capítulo 25

Jelsa, Una Historia de Amor Verdadero (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora