Érase una vez... En un reino muy, muy lejano, fuera de esta dimensión...
El Príncipe Encantador se dirigió hacia una torre en lo profundo del bosque. Según le han dicho, allí reside una bella y joven princesa de largos cabellos rubios, apodada "Rap...
Glitters, organza, tul, gemas, encaje y más glitters.
Punzie no dejaba de mirar a Will, mientras este estaba distraído platicando con los demás.
Le tenía envidia.
Besos, abrazos, apodos, mimos y más besos.
¿Como no envidiarlo?
Gobernaba un bonito pueblo, vivía en un palacio, tenía lujos por montones, estaba casado con alguien importante, un rey, lo amaban, tenía ojos celestes y un vestido hermoso.
Y muchas cosas más.
¿Por qué Rapunzel no poseía todo eso?
En cambio, ella no gobernaba nada, vivía en un palacio (pero que no se podía comparar con este), no tenía tantos lujos, no estaba casada, no la conocía nadie, tenía unos comunes ojos cafés y su largo y abrigado vestido lila de cachemira, seda y quién sabe que más, tampoco se podía comparar.
Y la corona. La corona de Will. Tal vez no era la gran cosa, pero era envidiable.
Tener una corona significaba algo grande. Era ser importante.
Poseer una corona bien ganada.
Pero Dipper no pensaba igual que Punzie.
Will era alguien tan amable y bueno.
Regañó a Rapunzel. La envidia era un sentimiento horrible. No era digno de una princesa.
Tal vez él era más "princesa" que su destino.
Will:
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N/A: El dibujo está así apropósito, como si fuera viejo. El vestido era menta, pero se ve celeste..