Eres mío y de nadie más.

-Capítulo 14-

★★★

Mis manos sudaban y temblaban ligeramente.
Mi vista estaba descontroladamente inestable y mi boca no lograba producir sonido alguno.

Había entrado al restaurante y al dirigirme a la cocina Ceci me había saludado como normalmente lo hacía.
Por un momento había pensado que lo que hice tal vez no había sido tan grave después de todo.

Sin embargo aquí me encuentro.
Parado enfrente de Caitlin.
Con una carta de despedida en mis manos, junto con mi sueldo y mis ahorros del año pasado.

—¿Qué esperabas Christian?— dice Caitlin arrugando su frente —¿Qué te recibiera con un pastel? ¿Con una fiesta?— se sienta de nuevo en su escritorio.

—No puedes hacer esto Caitlin, no ahora— le digo apenas con un hilo de voz.

—Christian, te desapareciste en los días que más te necesite, tuve que enviar a otra persona a revisar las instalaciones fuera de la ciudad— niega con la cabeza —había pensado en solo darte una larga suspensión, sin embargo, sé que volverás a hacerlo porque últimamente has estado muy distraído— se para de su asiento y se acerca tomándome de los hombros —Christian tal vez esto es lo mejor para ti, no has ido a la escuela por estar yendo a las juntas, es demasiada presión para un joven de 18 años como tú.

—Pero yo puedo hacerlo Caitlin, sé que puedo— le digo aún con voz ronca secándome las lágrimas.

—Lo siento Christian pero ya tomé la decisión— me sonríe pesadamente y sale de su oficina.

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7:04 p.m.

Mis madre había preparado la cena, sin embargo fui directamente a mi habitación y me encerré haciendo caso omiso a las preguntas de mis padres.

Me dejo caer en la cama y observo el techo recordando que le había prometido a Nathan que le marcaría en cuanto estuviera en mi departamento. Pero ni para eso tuve ánimos.

Definitivamente mi vida estaba hecha una mierda.
Había perdido todo. Mi novia, mi trabajo, mi sueño de graduarme de la High School, pero sobre todo, había perdido la confianza que le tenía a Matthew.

Me di cuenta de que lo había perdido, incluso aún cuando sabía que nunca lo tuve.