Eres mío y de nadie más.

-Capítulo 16-

★★★

6:56 a.m.

Ya está por terminar mi primera clase.
Digamos que no me ha ido tan mal.
Mis clases no son las mismas que las de mi nuevo amigo Ethan, pero prometió pasar por mi aquí en el salón a la hora del almuerzo.

Se podría decir que mi salón es un tanto tranquilo.
Solo he visto uno que otro rostro conocido, pero la mayoría para mí son personas nuevas, como si estuviera en una escuela de intercambio en la que no conozco a nadie.

Un lápiz chocando con mi pie interrumpe mis 5 minutos MilkyWay.

—Hey chico, ¿podrías pasarme mi lápiz por favor?— cuestiona una voz a mis espaldas.

Al voltear me encuentro con un rostro lleno de pecas, pero lo que más llama la atención es su sonrisa adornada con brackets.

—Claro, toma— le respondo pasándole el lápiz.

Iba a voltear de nuevo a mi lugar cuando la chica posa su mano en mi hombro izquierdo.

—¿Qué se siente al estar de regreso en la escuela?— pregunta de nuevo con una sonrisa asomada en su rostro, moviendo su pelo quebradizo detrás de su oreja, supongo que para escucharme mejor.

—Supongo que, bien— le respondo sorprendido, y vaya que su pregunta me tomó por sorpresa.

«Tengo que acostumbrarme a esto del "Fugitivo"»

—Cool— suelta después de unos segundos recargándose de nuevo en su lugar.

Me giro posando mi vista en el pizarrón, fingiendo al menos para el profesor, que está obteniendo mi atención.
Sin embargo mis párpados actúan por sí solos y comienzan a cerrarse lentamente.

Desafortunadamente el timbre avisando el cambio de clase retumba en mis oídos haciéndome saltar en mi asiento.

En cuestión de segundos todos comienzan a tomar sus cosas y a salir del aula.
De igual manera me levanto sin saber qué hacer, lo único que hago es voltear a ver a la chica que me había hablado hace unos minutos, con la esperanza de que me salve de esto así como pasa en las películas.

Para mí mala suerte la chica ya se encontraba yéndose con sus amigos.

Rápidamente tomo mis cosas y salgo por la puerta de madera, aproximándome hacia aquella chica.

—Hey— presiono levemente su hombro derecho con mi dedo índice, tratando de no llamar mucho la atención —¿podrías decirme a dónde vamos?

—Nos toca ir al laboratorio en el tercer piso— responde con un gesto un poco raro, frunciendo sus cejas.

—¿Laboratorio? Es donde tenemos que elegir pareja de mesa y todo eso, ¿cierto?— y esperaba con ansias que saliera un "no" de esos labios color carmesí, pues hasta ahora no se me ha dado muy bien eso de hacer amistades.

Pero su asentimiento de cabeza dijo todo lo contrario a lo que yo deseaba.

—Tranquilo, seré tu pareja de clase si así lo deseas— su mano se dirige hacia mí y toma mi mano derecha, ejerciendo una mínima fuerza al apretar esta.

—No sabes cuánto te lo agradezco, me has sacado de tremendo lío— finjo tener comezón en mi otra mano para soltar la suya, pues la mía ya comenzaba a sudar.

Terminamos de pasar el pasillo que se extendía por los salones de la primera planta y subimos las escaleras hasta el tercer piso.
Al dirigirnos hacia el laboratorio pasamos por un gran ventanal que daba vista hacia el campo de soccer.
Me detuve a observar, pues no recuerdo haber visto esto en el tiempo que estuve viniendo.

El equipo de la escuela estaba entrenando, y se notaba que ya llevaban horas por sus camisetas pegadas a su torso de tanto sudor.

Logré divisar a Ethan en un extremo de la portería. Me sorprendí.

«este tipo no tiene finta de ser portero»

Me di vuelta y continúe mi camino hacia el laboratorio.

Pienso que esta clase puede ser divertida.