El conde de la Fere se encontraba con Phillippe preparados para empezar con su clase.
El lugar elegido por el ex mosquetero era un prado de pasto verte no muy alto para permitir la total movilidad del muchacho durante su lección, pero lo más importante de aquel lugar era que estaba alejado de la casona para que no fueran molestados por nadie. Había poco tiempo y había que aprovecharlo.
- Phillippe - la voz del conde se escuchó con seguridad
- Si señor - contestó el joven acercándose al hombre con una sonrisa en los labios muy parecida a la de su padre.
- Vamos a comenzar con tus clases de esgrima – anunció el ex mosquetero de pelo rubio entrecano tirando a los pies del muchacho un florete – tómalo – ordeno con un tono serio y autoritario.
El joven príncipe agarró la espada para practicar y siguió el instinto de cómo debía tomar aquella arma. Athos se sonrío y se acomodó al lado del joven para poder acomodarle el arma en la mano. Por mucho que la sangre del gascón corriera por las venas de Phillippe no lo hacía un luchador innato, tenía porte para pararse y actitud pero le faltaba más solo llevar sangre de guerrero dentro de él.
- Siempre debes tomar bien la espada que te den, no importa el peso, si tiene filo o no porque cuando el arma se encuentre en tu mano puede ser peligrosa tanto para el oponente como para para ti ¿Entiendes? – El conde hizo que la mano del muchacho se cerrara con determinación en la empuñadura del florete - estoy seguro Phillippe que no quieres herirte con tu propiedad espada. Tampoco quieres lastimar a alguien más pero es necesario que aprendas lo primordial por el plan ¿Verdad?
- Yo...yo quiero aprender. Usted y mi padre son buenos espadachines y solo quiero ser como ustedes - respondió Phillippe con mucha seguridad.
- Muy bien – comenzó a responder Athos con una tierna sonrisa marcada en los labios. Phillippe hubiese sido un buen amigo de Raúl - ahora que ya tienes el florete bien tomado en tus manos lo segundo que debes saber es cómo defenderte. La clave en una pelea no es saber cómo atacar solamente sino como saber defenderse - el conde de La Fere tomó la otra mano del joven y le coloco un escudo. – Recuerda esto Phillippe, el luchador ganador es aquel que sea más rápido con el cerebro. Pensar cada uno de tus pasos, no atacar por atacar ni defenderse solo por instinto. Debes tener tu espada en la mano más ágil y el escudo en la más torpe
El muchacho se quedó callado mirando tanto el florete como el escudo y con su entrecejo fruncido levantó la cabeza para poder ver a su maestro.
-Las armas realmente son pesadas señor, no sé si podre tener mucho tiempo el escudo con este brazo.
- Las armas deben ser pesadas Phillippe debido al material, tienen que ser resistentes a los choques continuos. Aramis se ha preocupado de traer unas muy parecidas a las que usa tu hermano en la corte. El mismo peso y largo. Ya verás que con el tiempo te acostumbraras al peso que simplemente pasara a ser una extensión de tu brazo - el conde le guiño un ojo a su interlocutor mientras se colocaba más o menos con unas diez yardas de distancia frente a él – Como hace tiempo que no has tomado una de estas por ahora sentirás molestia y en un rato el peso se te duplique. Pero recuerda, todo es mental. La fuerza de un guerrero está en su mente - Athos levanto su espada a la altura del hombro a modo de saludo - Ahora Phillippe atácame como si supieras como usar una espada, deja que tu instinto te guíe usando la cabeza y todas tus fuerzas.
El joven Phillippe miró su florete y apretó ligeramente el mago con fuerza. Iba hacer exactamente lo que el conde le estaba pidiendo.
Llevó su brazo hacia atrás para darse impulso y se echó a correr para poder borrar la distancia que había entre ellos dos. Si fallaba con el arma tendría el escudo para poder derribar a Athos con un golpe. Ya tenía el plan pensado en su imaginación.
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El hombre de la mascara de hierro: El secreto de la vida
FanficLos mosqueteros se vuelven a reunir como en viejas épocas por el bien de Francia. Su nuevo objetivo es salvar al pueblo frances de las manos de del joven gobernante, Luis XIV. Athos, Porthos y Aramis ponen en marcha el plan, un peligroso plan p...