No te metas en mi vida

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Mire el reloj: eran las cuatro y cuarto. Rodé mi silla hacia el lado contrario del escritorio frente a mi celular. Lo tomé y comencé a marcar un número.

-¿A quién le llamas? –me pregunto Jack prestándome demasiada atención

-A una amiga –le conteste –debo pedirle un favor y… ¡no te importa! –

-Ok. Como quieras –dijo agachando su cabeza y alzando su mano libre

-¿Hola? –

-Si, hola señora Anders –le salude a la señora en la otra línea

-Hola, Jan, ¿Qué se te ofrece? –

-¿Puedes mandar a mi casa un Caldo de Molleja y Arroz? –Le dije  -Mi mamá casi viene y no tengo tiempo de cocinar –

-Claro, ¿algo más?

-Es todo, señora, gracias –le dije

-Te lo mandare con Adonaí

-Si, claro –le contesté y colgué

Puse mi celular en el escritorio y nuevamente rodé la silla esta vez hacia mi computadora.

-¿Tu no piensas comer? –me pregunto Jack

-Si, -le conteste obviamente –Adonaí siempre llega rápido, comeré antes de que llegue mi mamá –

-¿Y quién es ese Adonaji? –me pregunto

-Adonaí –le corregí sin ganas

-Por eso, Anonai –me dijo

Pude notar que lo hacía a propósito, en su voz sarcástica y divertida. Seguí escribiendo en mi computador. Mire como Jack se acerco a la ventana y se asomo. Se me hizo sospechoso… lo mire de reojo y el soplo en su mano derecha haciendo una bola de nieve. Abrió mi ventana y alzo la mano armada tratando de lanzar la bola de nieve.

-¡Hey! –Le llame la atención y me levante de mi silla -¿Qué estás haciendo? –

-Nada –dijo ocultando su mano tras su espalda

Desconfié y me acerque a la ventana. Me asome y mire una moto roja que se acercaba para después estacionarse frente a mi casa. Con furia me aleje de la ventana y le solté un puñetazo a Jack en el hombro.

-¡Tratabas de golpear a Adonaí! –le grite

-No es cierto –me contraataco

Comencé a alejarme para bajar al primer piso y Jack me seguía.

-¿No viste lo que él me hizo? –Me pregunto –Desde lejos me fulminaba –

-Si, como no –le dije llegando hasta la sala –Eso es técnica, mental, física y estadísticamente imposible, Frost –

Tome el pomo de la puerta y la abrí. Adonaí ya estaba ahí justo tras la puerta sujetando una bolsa blanca.

Vi de reojo que Jack rodo los ojos al ver como yo miraba a Adonaí… y ¿como no? Cabello oscuro, piel medio morena, ojos cafés claros y sonrisa impecable. Vestía su uniforme de trabajo ya que él era el repartidor de la Comida China de la señora Anders, no tan extraño, ya que Adonaí era su hijo.

-Hola, Jan –me saludo sonriendo

-Hola, Adonaí –le conteste

-Tu pedido –me dijo entregándome la bolsa –Por cierto y aprovechando: ¿Tienes planes para el miércoles? –

-Si, si tiene –dijo Jack aunque sabía que él no lo escucharía

-No, ninguno –le dije

-Bien, pues… el miércoles es mi descanso –dijo pasando su casco de una mano a otra –Y me preguntaba si… -paso su mano tras su nuca –Si quisieras salir al cine o a comer con migo –

Jack Frost y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora