Traficantes en la casa

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-Pareces que te agarraste a pelear con alguien aquí adentro.- parecía buena chica.

-ayúdame por favor, estoy secuestrada, soy Carrie prinston.- murmure en su oído.

-Lo lamento no puedo ayudarte, no se que hacer.- dijo en voz baja.

-Por favor.- dije antes que saliera del baño, pero al parecer fue muy tarde.

Dan salio del baño rápidamente, me tomo de la muñeca y me saco del baño.

-¡Gracias Margot! Deje el dinero en la mesa, nos vemos otro día.-salimos rápidamente del café y me llevo de vuelta al auto.

-¡Que le dijiste!- me tomo del pelo una vez que ya estábamos dentro del auto.

-No le he dicho nada, te lo juro- mi carácter seguía fuerte mirando hacia el frente.

-¡Responde maldita!- mi mejilla quedo roja después de aquel golpe que me dio.

Me esposo a la puerta del auto y condujo hasta la casa, esta era la primera ves que entraba a esa casa en un estado consciente.

Lo primero que hizo después de bajarme fue llevarme a mi habitación y desvestirme. Se subió sobre mi y otra vez lo único que sentí fue su pene entrando en mi, un par de lágrimas y sollozos salían de mi, a lo cual el monstruo solo atinó a callar, sentí como su semen caliente salia, Otra vez. Se levantó, se abrocho el pantalón y se fue.

§

Desperté y vi lo mismo de siempre, el plato de avena con leche en la mesa de noche, volví a repetir la rutina de siempre, me lo comí y lo deje a un lado de la puerta, solo faltaban 2 minutos para las 10 a.m, esa es la hora la cual Dan pasa por el tazón de avena, Me lo haya comido o no, igual de lo lleva.

-Buenos días- Esta vez no fue como siempre, entro en la habitación y se dedicó a revisar los pestillos de la ventana y los cajones donde tenia mi ropa.

-¿Que buscas?- pregunté sentada desde mi cama.

-Quiero ver si hay algo con lo que te puedas hacer daño, ha desaparecido mi navaja y no me sería extraño que la tuvieras tu.- dijo mientras buscaba bajo en colchón de la cama.

-Yo no la tengo, no se si sabes que no puedo ni salir de esta habitación.- mi tono de sarcasmo fue evidente, muy evidente.

-Como sea, los trucos mentales no van conmigo. Levántate que irás abajo a hacerme el desayuno.- me tono de la mano y entrelazó nuestros dedos, sentí un frío recorrer todo mi cuerpo.

Llegue a la cocina y el de sentó en un mesón que se encontraba en medio de esta, me ordenó hacerle ensalada de frutas. Sigue algunas frutas de la nevera, las lavé y comencé a pelar la manzana.

-¡Como tan inútil! La manzana no se pela.- tomo la manzana, la boto y fue por otra nueva.

Lave todo y lo pique en rodajas, abrí un par de estantes para buscar un tazón, abrí uno de ellos y cayó una serie de paquetes de color gris.

-Dan, ¿que es esto?.- pregunté dejando uno de los muchos paquetes que cayeron sobre el mesón frete a el.

-Los autos y los lujos no se pagan solos pendeja, es cocaina- se levantó y comenzó a guardar los paquetes donde estaban.

-¿Eres traficante?¿enserio?- lo ayude a guardar los paquetes que aun quedaban en el suelo.

-Exacto, desde que tenia 16, uno de los detalles que no te dije sobre mi padre es que el escondía droga dentro de los autos ya sabes, ruedas, sillones, todo eso.- parecía totalmente normal para el por lo que veo.

-Ahora entiendo tu gran vida, drogas, putas y barcos.- encontré un tazón y puse en el la fruta.

-No es una gran vida, pero si es la que me merezco.-dijo tomando con el tenedor un trozo de plátano.

-Genial, aparte de estar secuestrada vivo con un traficante, que mejor.- se que la ironía mata a Dan porque cada vez que digo algo en aquel tomo su mirada se pierde y su mandíbula se tensa.

-Seré lo mejor que veras por un largo tiempo, no te quejes- tomo lo que quedaba de fruta en el tazón, la botó en el basurero y dejo el tazón en el lavavajillas.

-¿Enserio botas más de la mitad de un tazón con fruta?- dije mientras mi miraba lavarse las manos.

-Claro que si, tengo dinero, total soy traficante ¿no?- el también ucupo la ironía en aquella frase.

-Al diablo. ¿Que haremos hoy?- me puse de pie y me pare frente a Dan.

-Iremos de caza, es hora de que aprendas lo que le puede pasar a las zorritas como tu- me abrazo por los hombros y me llevo al auto.

-¿Seguiré siendo melisa cada vez que salga de acá?- Pregunté mientras el me colocaba las esposas.

-Exacto melisa.- se sentó en el lugar del piloto, esta vez el auto era un clásico Mercedes-Benz.

El sol era potente y el reflejo que dejaba en el piso lo demostraba, condujo por carreteras desiertas donde sólo había un par de árboles y un par de autos, el viaje fue como de 45 minutos.
Llegamos a un gran bosque el cual en su entrada lo primero que decía era "prohibida la caza de animales".

- considerate anarquista por no hacer caso a las reglas del lugar- nunca pensé que aquella frase causaría risa en dan.

-y tu considerate afortunada de haberme conocido- dijo mientras estacionaba el Auto.

-que digamos que no nos conocimos de la mejor manera- me abrió la puerta y me saco las esposas.

Me tomo la mano y me llevo a una pequeña casa rodante que se encontraba en el bosque. Dan toco el timbre y de la casa salio un anciano vestido de manera bastante campestre.

-¡Dan tanto tiempo hombre! ¿Que ha sido de tu vida? ¿Y esta hermosa chica quien es?, tu sabes que sin mis lentes no reconozco a nadie.- dijo aquel abuelo mientras me miraba

-Es mi hermana pequeña, melisa.- la mirada de ambos hombres se puso en mi.

-Un gusto conocerte pequeña.- aquel hombre me tendió la mano y la estrechamos.

-Bueno, nosotros venimos a cazar un par de animales, no estaremos más de 2 horas, ¿cuanto te debo?- dan saco su billetera la cual estaba bastante gorda de tanto dinero.

- Lo mismo de siempre, 30 mil pesos.- le entregó el dinero a aquel viejito y este lo puso en dirección al sol para comprobar si era verdadero.

El hombre entro a su casa y volvió con dos rifles y ropa de camuflaje.

-Toma Dan, me las cuidas mucho.- le entrego las armas a Dan y a mi la ropa.

-Allá están los vestidores.- apunta uno de los costados de la casa rodante. Dan me tomo de la mano y me llevo a ellos.

-Muchas gracias señor.- dije en voz baja. Cada vez que dalia de casa no podía hablar si dan no me decia hacerlo.

Me cambie de ropa y dan me estaba esperando afuera, me entrego un rifle sin munición por puedo a que le hiciera algo. Caminamos entre el bosque y me llevo a un pequeño campo de tiro, donde me enseñó a disparar.

-Ahora vamos por esas zorras, y si, tomalo de manera liretal- respondió a la pregunta que aun no salia de mi boca.

Se escondió detrás de un árbol y yo me escondí en uno que estaba frente a este, fue un tiro limpio a aquel zorro, directo a la cabeza.

-Tu turno pequeña- dijo entregándome un cartucho con balas.
Dan se puso detrás de mi y espero a que apuntará para darme la orden de disparar.

-Un tiro al cuello, nada mal para una primera vez.- fue por su zorro y el mio. En mi nació un instinto algo agresivo, quería recargar la arma y dispararle pero solo atiné a mirar el arma y a apoyarla en la corteza del árbol.

¿Donde Estas Carrie?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora