—Por favor, Sam, ten mucho cuidado. Intenta aprenderte la dirección de todos los lugares a los que vayas, no te pierdas.
—Mamá, me has llamado dos veces desde que he llegado para decirme exactamente lo mismo. No soy vuestra única hija ni la primera que se va a otra ciudad a estudiar —solté una risita.
—Tal vez no, pero sí eres la más pequeña y la última en irse. Tu padre y yo te echaremos mucho de menos, estamos muy orgullosos de ti —me dijo mi madre dramatizando el momento.
—Mamá —levanté una ceja.— Seguimos en el mismo país y puedes venir verme cuando quieras, lo sabes.
—Lo siento, lo siento —escuché como se sorbió la nariz— Bueno, ya hablaremos luego. Imagino que tienes mucho por desempaquetar.
—Sí, sí que tengo —suspiré y sonreí— Ya te llamaré, adiós mamá. Te quiero.
—Adiós cariño.
Colgué el teléfono y miré mi apartamento. Me recogí el pelo hacia atrás y suspiré, lista para ordenar las cosas y preparar las mías para mi primer día de universidad.
Arreglé el baño con mis cosas, él salón y la habitación, que fue en la que más me demoré.
Describiéndolo de esta manera, suena como si mi apartamento fuera pequeño, pero no, era bastante acogedor.
Acabé exhausta al arreglar mi habitación, y sólo quería tomar algo, así que agarre nuevamente las llaves de mi apartamento y dinero, saliendo de este para hacer las compras de la semana.
Bajé trotando por las escaleras, saludé al conserje del portal de mi edificio y salí de este.
Al sentir la brisa fría chocar contra mi cuello, se me erizó la piel y me arreglé la bufando alrededor de esta. Estaba recién oscureciendo aquí, y bastante rápido debido al invierno.
Caminé hacia el supermercado, comprar lo necesario. Al llegar a este, entré y estaba más cálido el ambiente del interior de este.
Paseé con el carrito por los pasillos, poniendo en este lo que me llamó más la atención. Apenas llevaba cinco minutos aquí dentro y ya tenía el carrito por la mitad.
No es mi culpa amar la comida.
A los otros cinco minutos, mi carrito ya se encontraba lleno, por lo que decidí irme ya antes de tentarme por algo más.
Más que la comida de la semana, había comprado la del mes entero.
Al pagar por todo lo mío, lo puse en las bolsas, las cuales pesaban un poco, pero podía con ellas. Me arrepiento de haber comprado tanto en un sólo día.
Volví a mi apartamento recordando el camino. Os preguntaréis cómo he llegado al supermercado si soy nueva aquí, bueno, no soy tonta para arriesgarme a salir a buscarlo como una loca, obviamente he mirado la dirección en mi móvil.
Al estar volviendo a mi casa, mi mirada estaba recorriendo cada rincón de las calles, y la verdad es que por ahora me estaba gustando lo que veía.
Al llegar al edifico, el conserje amablemente me ayudó a subir la compra hasta la puerta de mi casa, le agradecí y entré a ordenar esto y prepararme algo.
En parte me había arrepentido de haber arreglando bastantes cosas y haber salido a comprar nada más llegar del viaje, el cuál había durado bastante y estaba exhausta.
No había acabo de ordenarlo todo, pero sí había hecho demasiado y me había dejado peor de lo que estaba, y justamente mañana tenía que ir a la universidad.
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INNOCENCE.
RomanceLo único en la que ella pensaba al llegar a la ciudad era en estudiar, para que el futuro le sonría y viva bien. Lo que no sabe es que sus planes van dar un giro de ciento ochenta grados. Seguirá estudiando, sí, pero sus planes de llevar una vida...