Una imagen de un coche acercarse a toda velocidad en mi dirección apareció fugazmente por mi mente, tan nítida que me pareció real.
Abrí los ojos de golpe y solté un grito asustada.
—Sam... —escuché mi nombre.
Miré a mi alrededor aún asustada y con la respiración agitada. Una mano agarró la mía, y no tardé en fijarme en la azul mirada de Isaac.
Por alguna razón, me seguía sintiendo asfixiada, por lo que seguí intentando recuperar el aire que me faltaba, pero no podía.
—Sam, ¿qué te pasa? —escuché la voz de Isaac nuevamente.
Las manos de Isaac me tocaron la frente y por todas partes. Yo llevé las mías a mi cuello y tiré de la bufanda que llevaba puesta.
Isaac se dio cuenta de lo que intentaba, a lo que él respondió quitándome todo lo que tenía pinta de estar impidiéndome respirar con normalidad.
Empecé a toser. Mi cabeza dolía demasiado, y eso era por el golpe de la acera, pero no tenía ni idea de por qué tenía problemas de respiración.
—Joder Sam... —murmuró Isaac, ayudándome a sentarme.
Isaac me miró preocupado. Yo sólo sentía que en cualquier momento me iba a volver a quedar inconsciente.
—¿¡Por qué demonios no la habéis llevado a un hospital!? —escuché la voz de Brooke, histérica.
—No es seguro —dijo la grave voz de Alex.
—¿Desde cuando no es seguro un hospital? —volvió a saltar esta.
Tenía ganas de gritarles que no era el momento adecuado para que se pusieran a discutir, pero no podía hablar.
—No es momento de discusiones —dijo Isaac.
Apoyó mi espalda contra el respaldo del sofá y se fue corriendo a no sé dónde.
Yo no pude quedarme sentada por mucho tiempo debido al dolor de cabeza, y no pude evitar caerme de lado en el sofá. Había perdido las fuerzas de antes al luchar por respirar, ahora sólo sentía que me iba a morir o algo extraño.
En pocos segundos, Isaac volvió conmigo. Me volvió a sentar. Me puso algo en la boca y me miró a los ojos.
—Aspíralo con fuerza —me dijo.
Me daba igual lo que fuera y no me pensaba negar. Sentía que si no lo hacía, iba a poner un pie en la tumba. Suena exagerado, lo sé, pero así me sentía en ese instante.
Hice lo que Isaac me dijo, mientras este presionaba la parte de arriba de aquel pequeño objeto.
Me lo sacó de la boca, y poco a poco, empecé a sentir como mis pulmones por fin se empezaban a llenar de aire con normalidad.
Cerré los ojos y eché la cabeza para atrás. Sentí un gran alivio.
—Brooke, por favor trae una aspirina de la cocina y un vaso de agua —le dijo Isaac a su hermana.
—Voy —dijo esta al instante.
En poco tiempo, Brooke ya estaba de vuelta con lo que le mandó su hermano. Me hizo tomármela, y después de unos minutos en silencio, me di cuenta de que era para aliviar el dolor de cabeza.
—¿Estás mejor? —me preguntó Isaac.
—Sí, supongo... —respondí.
Suspiró aliviado y me sonrió. Se sentó junto a mí más tranquilo.
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INNOCENCE.
RomanceLo único en la que ella pensaba al llegar a la ciudad era en estudiar, para que el futuro le sonría y viva bien. Lo que no sabe es que sus planes van dar un giro de ciento ochenta grados. Seguirá estudiando, sí, pero sus planes de llevar una vida...