El verano se había acabado, aunque aún no lo creyera. Todo pasó tan rápidamente…
Con Angel, la chica que había llegado casi a finales de años y que traía completamente loco a Ray, mi mejor amigo, nos hicimos muy amigas. Era bueno tener a alguien a mi lado que hablara el idioma de las chicas en vez del de los chicos, como era el caso de mis dos mejores amigos: Ray y Mikey.
Rachel, mi odiosa, detestable, poco agradable, hermana había vuelto a repetir el último año otra vez. Así que, este año la tendría que soportar como compañera. Como si no fuera poco tener que verla todos los días en mi casa.
Mikey, estaba muy ansioso, porque su hermano mayor había regresado de New York, nunca lo había visto desde que llegó y eso que fue a finales del año escolar. Aunque prefiero, evitar pensar en que fecha llegó. Me trae muy, muy malos recuerdos.
El despertador volvió a sonar aturdiéndome con su molesto ruido. Era hora de levantarse. Primer día de clases de mi último año.
Me bañe, peiné, vestí y arreglé un poco, siguiendo alguno de los consejos de Angel. Luego salí de mi cuarto. Miré hacia mi costado derecho y una oleada de dolor me recorrió. La puerta, como siempre, estaba cerrada. Ya nadie habitaba allí, y era mejor así. Mejor no saber nada de él, mejor no verlo, mejor…así.
Él había sido la persona a quién más había querido, la única persona en quién yo confié totalmente, la única persona de la cual me había enamorado. Yo creía que junto a él iba a tener mi “felices por siempre” pero me di cuenta de los cuentos de hadas no son para mí y nunca lo serán.
Bajé las escaleras intentado dejar a un lado el dolor. El estomago, tampoco se había puesto de mi lado, como ocurría generalmente, así que sería mejor saltarme el desayuno a menos que quisiera vomitar en mitad de la clase.
Pasé de largo hacia la puerta de salida de la pensión. Mamá, había sido la única a la que no había podido engañar. Le conté todo, inclusive de mis raros ataques de dolores que me daban cada vez que lo recordaba. Ella había entendido, pero aún así me obligaba a comer. Bueno, menos el desayuno porque ya había visto lo que sucedía si me obligaba a desayunar cuando me daban estos dolores horribles.
Caminé hacia la casa de Angel, quedaba a pocas cuadras de la pensión.
En el instante en que iba a llamarla ella salió de su casa.
-Hola Sophie.- me saludó, sonriente como era típico en ella
-Hola Angel.
-¿Preparada para el primer día de clases?
-Por supuesto! – contesté sin un ápice de alegría.
-Me encanta tu sarcasmo - ¿Por qué no dejaba de sonreír?
-Y yo detesto que siempre estés sonriente.
-Lo siento – se disculpó – pero es que no tengo motivos para estar triste.
-Claro, claro.
Cuando llegamos aún no llegaban Mikey ni Ray. Las únicas personas con las que hablábamos. Mirar el colegio me traía dolor, porque lo recordaba a él; y eso era lo que menos quería hacer.
-¡Hola! – sentí de repente que alguien nos abrazaba a Angel y a mí efusivamente.
-¡Ray! No respiro…- Angel se quejó pero con un tono de diversión en su voz.
-¡ups! Lo siento.
-¿Y Mikey? – pregunté al no ver a mi querido amigo.
-No tengo la menor idea – Ray se encogió de hombros.
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Dulce y Amargo
Fanfiction1- Los cuentos de hadas no son para mi 2- Dulce y amargo 3- Cenizas parte 1 4- Cenizas parte 2 5-Escala de grises PD: Quiero dejar muy en claro que esta novela NO ME PERTENECE, está sacada de una pagina de Facebook en la cual pueden acceder fácilmen...