Capítulo XVI: El baile.

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Se me hacía muy extraño estar sentada en el living de la casa de Frank. Era un lugar bastante amplio, a simple vista se notaba que en esa casa la tecnología era esencial. Había dos sirvientas que constantemente estaban preguntándonos si deseábamos algo. Todos estaban maravillados con el lugar y no paraban de mirar con los ojos como platos, todos menos yo que me hallaba hundida en el sofá al lado de Mikey jugueteando con mis manos.

El comentario que había hecho a Frank, cuando viajábamos hacia New York me había dejado muy nerviosa. “Mamá se muere por conocerte, Sophie” sí, aquella frase tan sencilla me había dejado más nerviosa que nunca.

Mejor me hubiera quedado en la pensión con mamá. Pero no, tenía que venir y conocer a la familia de Frank, tenía que venir a un baile e ir de compras… ¡las dos cosas que más amo en este mundo!

-¿quieren ir a conocer el resto del lugar? – preguntó Frank y todos asistieron emocionados.

-¿Puedo esperarlos aquí? – pregunté y noté la desilusión de Frank.

-Si tú quieres…- Frank intentó sonreír, pero no funcionó.

-Yo tampoco quiero ir…- comentó Gerard. La cara de espanto de Charlotte hizo reír a Rachel.

-Yo creo que…- Charlotte iba a decir algo, pero Mikey la hizo callar.

-Ya, Charlotte, hablas todo el día, calla un rato…

Y así fue como muerta de vergüenza Charlotte se fue con los demás dejándome a solas con Gerard.

Intenté no pensar en que él estaba a tan sólo unos metros de mí, en cambio, pensé en la forma en que mamá nos había “corrido” de la casa. Y digo correr, porque en cuanto llegó este día mamá nos levantó a primera hora gritando por toda la pensión “Niñas y Frank, ¡Despiértense! ¡Se tienen que ir!” y no paró de decir que teníamos que irnos hasta que ya estuvimos arriba de la van – que los padres de Frank, gentilmente, habían mandado para que nos recogiera

-¿estás entusiasmada por el baile? – Gerard interrumpió el hilo de mis pensamientos.

-¿ah? – lo miré un poco confundida – no, un baile no es algo que me entusiasme.

-¿Entonces, por qué aceptaste venir?

-No podía dejar plantado a Frank…

-Podrías haber fingido una enfermedad…

-Eso no se me ocurrió…- él sonrió.

-Ven, siéntate junto a mí – Gerard palmeó el sofá. Yo dudé un segundo, pero luego acepté y me senté junto a él.

-¿y tú estás preparado para bailar con Charlotte?

-¿tengo que bailar?

-Sí, a menos que quieras dejarla sentada toda la noche.

-¿Y no la puedo atar en su cama y encerrarla con llave?

-¡Gerard!

-Así no bailaría…- yo no dije nada sólo rodé los ojos – Sophie, te extraño…amiga…- Gerard recalcó la última palabra - ¡Necesito a alguien con quien hablar!

-¿no tienes a Charlotte?

-Ella no sabe hablar más que de otras personas y de sí misma.

-Ah…

Antes de que pudiéramos seguir hablando algo más una Señora de cabello castaño y de facciones finas, se apareció en el living.

-Hola – nos saludó amablemente - ¿Ustedes son amigos, de Anthony?

Dulce y AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora