Eran las once y media de la noche, estaba en mi habitación con el pretexto de que prefería dormir más temprano de la habitual desde que comenzamos el caso.
Me coloque ropa totalmente negra. Bufanda, gorro de lana, camiseta térmica y pantalones vaqueros negros, inclusive mis zapatos. Cogí mi beretta, la misma que cuando salí de manera impulsiva a la búsqueda de Nate. Además de una pelota de tennis y un rey del tablero de ajedrez, la pelota quizás sirviera de distracción, y el rey... si moría sería algo que quería llevarme a mi tumba.
Justo cuando mi reloj de pulsera marcó las once y treinta y dos minutos salí con mucha cautela por la ventana y una vez alejado de la casa corrí con todas mis fuerzas en dirección a la casa del señor John Smith, debía apresurar mi marcha, quién sabe cuando actuaron esos desalmados.
Tras llegar entre sudores y jadeos me paré a observar la luna, hacia una noche espléndida. La brillante Luna llena asomaba por encima de la casa del señor Smith, las nubes, que habían cobrado una tonalidad negra estaban por medio de ésta, y se podía escuchar sólo a los grillos. Si eso era lo último que vería y oiría, no me arrepentía tanto.
Tras haber descansado lo suficiente me colé en la casa de su vecino, ni idea de quién era, pero la única forma de acceder sin que me vieran era acceder a su jardín trasero, pero para ello debía saltar la valla del jardín, la cual conectaba con la casa de su vecino, y la de éste con la de su vecino, y así sucesivamente. Un vecindario tranquilo he de admitir.
Una vez salté la valla analicé todo con extremo cuidado. No fuese a ser que el asesino se encontrara allí y me asaltara por la espalda.
Pude forzar la puerta sin causar daños, esto podía afectarme en muchos sentidos, no solo como policía, pero todo fuera por acabar con este endemoniado caso y sus víctimas, las cuales ya eran muchas, más de diez diría yo.
Tras forzar la puerta abrí levemente ésta y observé que la luz de la sala de estar estaba encendida, pude ver varias sombras, identifiqué la del señor Smith en seguida, estaba sentado en el sofá, y parecía ser como si encima, o en frente de él, hubiera una mujer, pero no sabía de quién podía ser aunque a la vez me resultaba familiar, muy familiar.
-voy a la cocina, ¿te traigo algo encanto?- pude escuchar levemente, la voz era sin duda alguna la de una mujer
Al escuchar como los pasos se acercaban cerré la puerta un poco, lo suficiente como para ver un poco, pero que dicha persona no supiera de mi existencia en aquel lugar.
Pude observar unos tacones y poco más, aún no la reconocía, pero sabía que era muy familiar.
-¿qué va a querer mi súper hombre?- dijo la mujer
Ya sabía quien era. Elizabeth.
-¡coge el vino que tengo en la nevera!-
-buena elección- contacto casi en susurro y de forma maliciosa Elizabeth
Quizás no lo escuchó.
Abrí un poco más la puerta, con sumo cuidado. Era algo que me podía costar la vida, pero por suerte volvió a la sala de estar sin darse cuenta.
Apoyado en la pared de la cocina y atento a cada uno de los movimientos de Elizabeth y John saqué disimuladamente mi beretta.
Al poco tiempo el señor Smith empezó a retorcerse en el suelo.
-trae el cuchillo, este necesita cuatro- dijo Elizabeth por teléfono
¿cuatro qué? ¡¿apuñaladas?!
Salí de mi escondrijo y apunté a Elizabeth con la beretta.
-¡al suelo, policía!-
Antes me había asegurado de que ya no estaba en medio de la llamada, además, el vestido que llevaba le impedía portar armas, seguramente lo envenenó con cianuro que mantuvo escondido en alguna pequeña bolsa de plástico en su sostén o algo por el estilo.

ESTÁS LEYENDO
El Caso Rojo
Mystery / Thriller"Ahora comienza el juego en donde el gato le da caza al ratón... ¿pero quién es el gato y quién el ratón?" Shawn Prescott es un prestigioso inspector que ha resuelto casos difíciles en el pasado. Sin embargo, Shawn se topa con un caso bastante compl...