"Comencemos por el principio".
Me encuentro flotando con mucha libertad, el cielo negro se desvanece, surgiendo uno sereno, los primeros rayos del sol acarician mi piel suave y ligeramente bronceada. Persigo a una persona, pero no logro distinguirla, solo el anhelo de alcanzarla inunda mi cabeza. Con un gran empeño por estar a su lado, sin ningún resultado, por lo que grito, pero mi voz parece evaporarse en el viento. De un segundo a otro esa persona de desploma hacia el suelo, la imito y trato de atraparlo antes de que su cuerpo impacte en la tierra, dura y fría.
Desperté de golpe con un vació muy grande en mi alma, pareciera como si hubiera perdido algo muy preciado para mí, confundida, la tristeza me invadió desesperada mente, con un gran agobio. No se la deseo a nadie. La ansiedad que ataca mi cuerpo sudoroso y frió, es excesiva, me tiene conmocionada, ya que últimamente he tenido bastantes sueños que me dejan con mal sabor de boca. Lagrimas corren involuntariamente por mis mejillas, con la mirada perdida, presiono mi pecho, sintiendo como mi ritmo cardíaco se estabiliza, finalmente salgo de mi mundo, ya que los 7 despertadores (si 7, tengo el sueño pesado y a veces hacen falta más que eso para lograr despertarme) comenzaron a sonar fuertemente. Decido ignorarlos y tumbarme en la cama, con la vista perdida en el techo color hueso de mi habitación. Pasando 3 minutos de aquel ruido infernal que emanaba de las alarmas, me designo a extinguirlo, apagando uno tras otro, acto seguido entro a la ducha, lavándome el cabello color chocolate semi-largo que tenía en esos momentos, mientras utilizaba mis jabones especiales para la piel, ya que me gusta tenerla muy suave, sentir la sensación al tacto de flotar en nubes, era lo mejor para mí.
Me coloco el uniforme y me di cuenta que el tiempo había pasado muy rápido, se me hizo tarde, vistiéndome a toda prisa coloco aquel uniforme que utilizábamos los lunes, ya que ese día me tocaba el uniforme de "gala", (los días restantes cada quien se viste como le plazca) de falda un poco más arriba de las rodillas de color azul marino y con pliegues, el saco era del mismo tono, este llevaba adornos muy finos de color dorado, y el cuello de la camisa que sobresalía era de color negro al igual que los zapatos, las calcetas de color blanco, yo las utilizaba hasta donde terminaba la pantorrilla . Salgo de mi casa a toda prisa, precisamente hoy comenzaban los exámenes. Corriendo hacia la parada con esa ropa nada cómoda para la ocasión. Milagrosamente hoy no me dejo con la mano estirada sin darme la parada, al parecer se retraso 4 minutos, no es buena señal, pero me tenía que pasar algo bueno durante el día.
El recorrido no era muy largo de aquella parada que tomaba, estaba relativamente cerca mi casa de la escuela, así que por ese motivo generalmente me tocaba el bus lleno, pero hoy había un lugar desocupado, sin pensarlo dos veces me senté sin percatarme que sentado junto a la ventana, a mi lado se encontraba un chico muy atractivo, su cabello era algo largo y rojizo lo tenía peinado hacia arriba, su piel era blanca como la nieve. Sus ojos eran sencillamente hermosos, de un color grisáceo obscuro. Los rasgos de su rostro eran muy finos parecían esculpidos por ángeles; además sus labios eran carnosos y algo rojizos, pero se notaban secos, pareciera que llamaban por ser besados. Me llamaban y eso quería más que nada en el mundo, se apreciaban "besables", como si pudiera subir la temperatura de mi cuerpo en solo unos segundos, si esto no es la perfección llegaría a ser algo muy parecido, pero de que era muy buena su imagen, no cabe duda, además de que estaba utilizando el uniforme de mi escuela, creando la esperanza de que posiblemente podré verlo de nuevo, no sería como esos amores a primera vista rapidísimos de los autobuses, o quizás sí, pero la esperanza en mi ya se había plantado de inmediato.
Usaba el uniforme de una forma muy particular, no tenía puesto el saco que llevamos, sólo tenía la camisa negra, que pareciera que fue hecha para él, se podía apreciar sus brazos musculosos, su pecho era ancho, por lo tanto se marcaba en la camisa de una forma muy sutil, además era alto. Dándole un excelente toque a mi gusto. Bajando más la vista vi sus manos, estaban muy bien cuidadas y en sus brazos se notaba levemente las venas (esos rasgos me matan en los chicos) los pantalones se veían elegantes además de que iba muy bien planchado. Le quedaba muy bien todo el conjunto, resaltaba con su cabello espectacular y su piel era el toque final. También despedía un olor hermoso que tan sólo percibirlo hacia que mi piel se erizara, mi corazón no dejaba dé acelerarse. Sólo me faltaba escuchar su voz y si me gustaba era el hombre perfecto, no pude evitar verlo de reojo, logrando ruborizarme un poco, nunca lo he podido evitar (de hecho mi apodo es el tomate rojo) es tan frustrante ya que cualquiera se puede dar cuenta de lo que estoy pensando.
-oye quítate voy a pasar.
El apodo me lo puso hace 5 años cuando estábamos en primero de secundaria un amigo mío de toda la vida, y desde ahí no me dejan de llamar de esa forma.
-oye acaso eres sorda, no escuchaste déjame pasar o es muy difícil seguir esa orden.
Esa voz gruesa y seca me saco de mi mundo, era la voz del chico.
Vi la ventana y al parecer ya habíamos llegado a la escuela, dirigí la mirada hacia él y le dije:
-oh lo siento no te prestaba atención. (No era del todo cierto ya que estaba perdida en mis pensamientos donde el participaba)
-lo noté, debes de ser muy distraída para ignorar a alguien como yo. Dijo él.
-Disculpa? Lo dije indignada, llevando mi mano a mi pecho.
De una manera muy demandante con brazos cruzados exclamo -Que te quites!, que parte de la orden no entendiste.
-En donde me lo pides amablemente. Contesté.
-ni en tus sueños, di que te dirigí la palabra, personas como tu se mueren por tal privilegio. Dijo él, muy presumido por cierto.
Solté una carcajada, algo seca -eres un patán, no necesito a alguien como tú, primero muerta a prestar atención a alguien que no tiene ni la más mínima amabilidad y tacto para decir las cosas, quizás seas guapo, de eso no hay duda, (me sonroje un poco, al darme cuenta me enojé y me puse pálida) pero eso no lo es todo, si eres un asco de persona, no sirve Lo estas desperdiciando.-Yo siempre he tenido problemas con los demás, nunca he sido de las personas que se saben quedar calladas y si lo hacía, buscaba alguna forma de "venganza".
-Quien dijo que me necesitaras? Pregunto
lo ignore levantándome muy rápido y salí del bus de una forma triunfante asegurándome de que el chico me viera y efectivamente lo estaba haciendo, con una mirada asesina y profunda, justo como lo que esperaba, pues era algo predecible. Cuando bajo el último escalón para completar mi salida dramática me fallan los cálculos, se me dobla el tobillo haciéndome rodar por el piso y estamparme en una de las jardineras que se encontraban en la parada de autobuses de la escuela, lo siguiente que escuché fueron las carcajadas de muchos, yo sólo ruborizada me levante como flash, acomodándome el uniforme y salí corriendo al instante, entre todas las miradas burlonas, solo pude percatar una en especial, quise comprobar quien era, ya que nunca había sentido tal pesadez. Era el chico. Se estaba riendo, con una sonrisa algo malévola y sus ojos brillaban naturalmente. Al ver esa sonrisa una gran calidez me perseguía, pero a la vez la sangre me hervía de coraje y vergüenza, decidí seguir avanzando hasta donde las risas dejaran de resonar en mi cabeza.
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Lost in the same way
Teen FictionSolo nos encontramos cuando más lo necesitamos - - - La vida no tiene sentido alguno, sin metas ni objetivos, esa era yo. Una chica con miedo, un defecto más de fabrica. Tomando las riendas del camino para seguir por el mundo. Con el...