I am stupid. (2)

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Parte 2.



El tiempo paso y los brazos del pelirrojo eran cálidos, poco a poco me tranquilizaban, su aroma, su persona, todo él, era sencillamente relajante. ¿Cómo era posible? ese chico me confundía, ¿"tendrá problemas de personalidad"? o esa era la única explicación que podía imaginar, de ser la persona más detestable del mundo, cambiaba a ser una amorosa y comprensiva. El chico me sostenía con fuerza, estando totalmente aferrado a él, retiro aquel cabello lacio de mi oído derecho mordisqueándolo. Como si fuera una alarma, mi cuerpo reacciono de inmediato, la piel se erizo, subiendo su temperatura. Sentir esa respiración tan "sensual" cerca de mi oído, fue mucha presión. ¿Acaso el pelirrojo intentaba seducirme?, esa idea no era para nada desagradable.

–Oye, tendrás que lavar mi camisa después de esto, la llenaste de mocos-. Acoto el muchacho. Perdida en mis pensamientos y las miles de respuestas que le podía dar en ese instante, la que me perturbaba era un "quítatela en este momento, para lavarla". No podía dejar de pensar en él sin camisa, estando recostada en su pecho daba mucho a la imaginación. El muchacho retiro mi rostro de su pecho, tomándolo por la barbilla, observaba mis ojos. Su mirada era tan profunda y seductora como siempre (o al menos a mí me parecía), me sentía totalmente desnuda, penetraron hasta mi última entraña. Con su otra mano comenzó acariciar mis labios. A lo que este murmuro.

-Tienes unos labios muy hermosos, los besaría.- Mi rostro ya estaba algo rojo, con ese comentario el apodo se hiso presente. -

Al ver mi reacción el chico solo sonrió y embozo –Sorry, soy gay, si fueras hombre, otra cosa seria-.

Es inaudito, él sabía lo que había pasado con Blake. Me sentí de lo peor, alguien más se dio cuenta de mi estupidez y sobre todo él.

Estaba desconcertada y enojada. No tenía palabras para defenderme.

-Es un imbécil, haz que se arrepienta, por haberte engañado de esa forma-.

-¿Cómo sabes?-

-Tengo pasatiempos-

-El espiar mi vida personal-

-No, pasaste por donde estaba yo, no fue difícil saber la situación-.

-¿Te parece divertido?- Este vio fijamente mis ojos.

-Mucho.- acto seguido, me levante de aquel sillón, dispuesta a irme, cuando este tomo mi mano tirándome una vez más en él.

-Zora, no derrames lagrimas por alguien que no lo merece, acepta la situación y maneja las opciones, haz que se arrepienta, muéstrate que puedes tener a alguien mejor y no ser el plato de segunda mesa.

-¿Plato de segunda mesa?- no pude evitar arquear las cejas. No sabía a qué se refería con ello. Aun así un escalofrió paso por mi espalda.

-Sí, te engaño toda la relación con aquel tipo, en fin, hazlo por ti.

El silencio se tornó denso. El chico una vez más me tumbo sobre él, solo que esta vez fue en sus piernas, mientras me daba un masaje en la cabeza. –Llora todo lo que puedas esta noche, no lo volverás a hacer por la misma causa-.

Todo se tornó borroso, entre en coma. A la mañana siguiente, cuando abrí los ojos, me encontraba dormida en brazos de aquel pelirrojo, en ese sillón blanco, en su departamento. Trate de zafarme pero este me abrazaba más fuerte. Recurrí a mi última técnica de escape. Sofocándolo en el estómago y correr hacia mi departamento, solo que este no me salió, ya que el chico detuvo mi brazo. Acercándome a él, dándome un beso en la frente. Cuando abrió los ojos grito.

-Maldita acosadora, que haces aquí!- grito Dante.

-No sé, tú dime-

-¿Me drogaste? Digo es la única explicación para que estés en mi departamento.-

-No lo se, quizás te equivocaste de "sopa" y tomaste el ultimo elixir de tus victimas. El chico solo comenzó a reír, su risa era muy contagiosa.-No suelo equivocarme- dijo el seriamente.

-Siempre hay una primera vez- Tome las llaves de mi departamento que se encontraban en la mesa de centro. 

-Roncas en la noche-. 

-Parece que te gusto, estabas dormido profundamente-.

-Efectos de la droga, no te creas tan importante-.

-Nunca dije que fuera importante-. No pude evitar reírme a lo que el chico se levanto del sillón arrastrándome por la espalda, cuando llego a la puerta me empujo, haciéndome caer en el piso de aquel pasillo que separaba nuestro departamentos. Aun así seguí riendo a lo que este dijo.

-Estas loca, largo de aquí-. 

Cuando veo sus ojos, me causo mas risa, sabia que el también estaba en las mismas condiciones que yo.  Tan solo entre a mi departamento. Entonces fue cuando me di cuenta, que esa situación no fue muy conveniente. Él sabe gran parte de lo que me avergüenzo,  llore frente a el. Me desarme. 

Los días pasaron y los encuentros con el chico, eran cada vez más normales.  En el elevador, en los buses, en mi ruta de correr, en la escuela. Ese punto rojo estaba por todos lados. Pero no podía dignarle una mirada. No podía. Era tanta la vergüenza e incomodidad. Aunque me provocaba con sus comentarios. Gracias a eso decidí encerrarme como ermitaño unos cuantos días. Tenia que pensar las cosas.


Lost in the same wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora