Calma.

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Capitulo 4

Abriendo finalmente los ojos, me encuentro sobre un mar azul, flotando en su superficie, mirando un cielo claro que me brinda un gran espectáculo de nubes, la ilusión de dos cielos inunda el panorama, el agua es cristalina, tanto que se alcanza ver la arena. Nado hacia la orilla, puesto que tenia las llamas de los dedos como pasas, eso me advertía que llevaba mucho tiempo ahí. La orilla de lo que parece ser una isla estaba muy limpia (y por limpia me refiero a desierta o bien una playa virgen), había mucha paz, solo se escuchaba el olaje que producía el mar. Hermosos colores hay en el cielo, esta atardeciendo. El sol se sentía delicioso acompañado de una pequeña brisa, que me llena de esperanza y sueños. Mi alma estaba relajada. Nunca había sentido nada igual. Sin motivo alguno camino para adentrarme a la isla. Todas las palmeras hacían una fila meticulosa, que pareciera que llevaban a un lugar. Siguiendo ese camino, hay una pequeña cueva, la cual me llamaba, sin más decido entrar en ella. Al ir avanzando se escuchaban las pequeñas gotas de agua que había en el techo, encontrándose con algo de agua que emergía de ahí. Sigo hasta el fondo, el agua me á llegado a las caderas. Al tocar esa agua con una de mis manos, comenzó a brillar. De un parpadeo ya no estoy en esa cueva, si no en el mismo mar, solo que está completamente distinto, llego la noche y el cielo está lleno de estrellas. Pequeñas luces flotan en el agua, son luciérnagas, haciendo un camino por el oeste, donde estas se acumularon, y gracias a su luz puedo notar que hay una persona, bueno parece haber más. Parece que llora, las otras cuatro personas, tan solo lo ven y están a su alrededor. Una tristeza tan grande me invadió que quise acercarme a tratar de ayudarle. Pero una voz muy conocida me arrastra asía el mar. Llevándome a una luz nítida.

Escuchándose las teclas de la computadora que tenía en casa, abro los ojos y estaba alguien tecleando, mi cuerpo sentía un manto suave y caliente, asustándome brinque y caí al suelo.

-Es una sabana, no te preocupes yo te moví del piso y te coloque en el sillón, para que no pienses que te intentaron raptar los ovnis o cualquier cosa sin sentido alguno.- Sin voltear a verme continuaba jugando videojuegos en mi PC.

-No esperaba que vinieras, que te trae por aquí Leila? Leila era mi ♫hermana del alma, realmente mi amiga.♫ Nos conocemos desde el jardín de niños. Siempre fue una persona muy especial para mí, y mataría por ella.

-no contestas mis llamadas, supuse que había pasado algo y no estaba del todo mal, porque estabas tirada llorando en el piso de la cocina. ¿Blake volvió a hacer de las suyas? Arqueo la ceja mirando la pantalla de la PC. Estaba jugando pac-man.

-No, esta vez no fue el. Últimamente he tenido mucha presión en mi trabajo, aunque siempre he podido con él, si no que colapse hoy. Los trabajadores de mi padre estaban en la puerta de la entrada cuando venia llegando.

-Te vieron!? Exclamo dándole un puñetazo a la mesa de cristal que tenía en la sala.

-Cuidado, puede romperse el vidrio y te vas a cortar.

-Contesta lo que te pregunte ahora mismo.

-No, pero ya saben que vivo aquí, me dejaron una carta de mi padre, además de eso ya sabe el teléfono de mi celular-. Leila se levanto de golpe quitándome mi celular retirando el chip y rompiéndolo en dos.

-Oye no espera un momento-.

-Cállate, será mejor que te mudes cuanto antes, se que el proceso es tardado, vayamos con la inmobiliaria, hay que poner la casa en venta pero de una forma discreta, para que no se den cuenta tan pronto de que ya no estás aquí. Rentamos un departamento o algo. Mientras vive en mi casa, mi madre encantada de recibirte. Es más te ayudare a hacer maleta, hoy mismo te vas de aquí, puede ser peligroso que te quedes aquí.- no pude negarme, puesto que yo sabía perfectamente cuál era su temor.

Lost in the same wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora