Querido Mujeriego: ¡Necesito Tu Ayuda!

Capítulo 28.

Me froto los ojos con mis manos ¿Es posible tener una vida más desastrosa? Yo francamente creo que no.

Intenté neutralizar el temblor de mi cuerpo y con paso firme atravesé la puerta como si no supiera que estaban ahí.

-Eh Sky -dijo Dylan detrás mío y me sobresalté.

Shawn y Frankie también miraron.

Dylan llegó a mi lado con el libro del guión. Se me había olvidado.

-Gracias Dy, si lo pierdo de seguro que Natalie me mata. -dije no sé sí exagerando por el nerviosismo causado por todos los chicos de mi vida juntos- Adiós.

Frankie llegó a mi lado y sonrió mientras me miraba fijamente a lo ojos.

-Hola... Hacía mucho que deseaba que pasase esto. -dijo y me quedé embobada mirándole a los ojos.

-Hola...  -no definitivamente no podía dejar que pasara lo de siempre. No iba a volver a caer en sus miradas cautivadoras, yo he cambiado- Voy a cambiarme, espérame donde sea.

-Vale, pero para mí estás muy guapa así. -sonrió de lado. Si, habéis adivinado, Frankie es el seductor maestro, en serio es asombroso lo que puede hacer con a penas unas palabras y un par de miradas.

-Ey encantador de serpientes, tranquilo -habló Dylan frunciendo el ceño.

Frankie rió. Luego le miró desafiante y me volvió a mirar a mí. Es una especie de gesto de superioridad.

Shawn se incorporó.

-¿Puedo saber qué te pasa conmigo?

Uí de nuevo. O traté de hacerlo porque se puso frente a mí y me impidió el paso.

-¿Sabes? En vez de impedirme el paso deberías ir a la enfermería eso de tu cuello tiene mala pinta. -dije y aprovechando la confusión salí corriendo.

-No puedo más. -dije cuando me sentí a salvo en el pasillo que conduce a las habitaciones.

-Deberías pararte a pensarlo todo en frío antes de salir con Frankie por ahí.

-¿Debería? -dije mirando a Camille- Tu deberías... -me interrumpió.

-No creas que no sé que lo hice mal, lo veo todos los días, y no por ellos -dijo señalando a algunos compañeros- si no por tí. -vi a Shawn buscándome y cogí la mano de Camille y nos encerré en mi cuarto. Ella estaba confundida pero continuó hablando, a mí solo me parecía interesante- realmente nunca me dejaste contarte el por qué me pagaban de verdad, lo de que era por ser tu amiga me lo inventé... Ese dinero solo me lo daban para ahorrar y poder ir a una buena universidad, porque tú sabes que mi padre está desempleado y mi madre es cajera y pues con eso no da para nada más que para comer y luego de este curso tendrían que sacarme del instituto.

La miré fijamente.

-¿Entonces por qué me dijiste eso? ¿Sólo para hacerme daño?

-Te lo dije en un momento de ira porque estaba cansada de ser la segunda en absolutamente todo, todo lo bueno parece que te pasa sólo a tí. Si esto fuera una novela me gustaría que la escritora se apiadase un poco de mí... Tú tienes a los chicos de película, siempre, a todos, a Frankie, Shawn, Dylan... Todos los que quieras, eres guapa, tienes dinero, una familia que te adora. Y mírame a mí, toda mi vida se basa en ser la amiga de la número uno, y a veces Sky eso cansa, aunque mi reacción fue mala.

-No tienes razón, tú tienes muchas cosas buenas, también hay muchos chicos que desde siempre te han preferido a ti, tú bailas mejor, cantas mejor, juegas mejor al fútbol y baloncesto, éramos amigas porque nos complementábamos, tú tienes tus virtudes y yo las mías, nunca debiste sentirte así.

-Sentirse así no es algo que se elija. -dijo mirando el suelo.

Suspiré y miré el reloj de mi muñeca.

-No tengo mucho tiempo, ya lo hablaremos otro día.

-Está bien, pero si me permites darte un consejo te pondrás el conjunto blanco que compramos antes de venir. -dijo y salió por la puerta cabizbaja.

Lo pensé por un momento. Tenía razón, era el momento perfecto para estrenarlo.

Terminé de vestirme y peinarme, cogí el móvil y las gafas de sol.

Listo, ya podía salir.

Al abrir la puerta Frankie estaba ahí, apoyado en el marco de la puerta.

Me sobresalté.

-¿Te he asustado? Lo siento -sonrió mientras me miraba fijamente.

-No te preocupes -dije tratando de evitar su mirada.

Dio un par de pasos hacia atrás mientras agarraba una de mis manos.

-Estas radiante. -dijo mientras me miraba de arriba a abajo.

-Lo sé -reí.

-Sé que lo sabes -rió- Escucha, he planeado toda una tarde juntos. -dijo entusiasmado- primero podríamos ir a dar un paseo por la playa hasta un restaurante, luego iríamos a un parque de atracciones y para finalizar el día tengo un regalo para ti.

-Suena bien, de verdad que sí. -dije tratando de mantenerle la mirada- pero en teoría íbamos a hablar no ha tener un tipo de cita.

-Lo sé, pero nunca hemos sido de teoría -sonrió de lado- además, claro que hablaremos, es sólo que en un banco me parecía aburrido. Por favor Skyler, pasemos un gran día juntos.

-Frankie... -hizo un puchero- esta bien.

-¿Ves? Es por eso que me enamoré de ti. -dijo dando un paso hacia mí.

-¿Porque cedo? -pregunté en un intento fallido de escapar dando un paso atrás. ¿Por qué habré cerrado la puerta.

-No -rió- bueno, también pero más por tu sonrisa, tus ojos y tú claridad. -acarició mi rostro.

-Bueno... -cambié de tema- ¿Vamos ya? Me muero de hambre. -interpuse mi mano entre nosotros.

-Me parece una idea genial. -Se apartó sin quitar su mirada de la mía.

Caminé sin mirar atrás.

Eran las tres p.m. pero mi día sólo acababa de empezar.