UNA LARGA ESPERA

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Era poco más de las once de la mañana cuando Anthony abrió los ojos.

- Te quedaste a velar mi sueño -dijo algo divertido.

- Sí -dije por seguir el juego- no valla ser que venga otra fantasma a reclamarte.

Ambos nos reímos ahora se me estaba haciendo más fácil entender su extraño sentido del humor y seguirle la corriente.

- ¿Qué hora es? -se estiró con ganas al decirlo.

- Once y ocho de la mañana.

- Diablos -salto de la cama- tenia clase a las diez y media.

Tan rápido como pudo se puso un polo y se sentó en la silla frente al computador. Mientras encendía se limpiaba los ojos y frotaba su cara repetidas veces para despertar del todo.

Me quede sentada en su cama mientras lo veía concentrado en su clase.

Pasó un buen rato hasta que se dio la vuelta y volvió a sentarse en posición de caballo en la silla para mirarme.

- Y bien ¿Dónde vive tu amiga?

- ¿Iremos a verla de verdad?

- Claro, en eso quedamos ayer. Aunque primero me tengo que dar un baño.

- Iré a mi casa un momento para ver cómo está todo por allá mientras te duchas.

- Creí que acordamos que les darías tiempo y eso también significa darles espacio.

Su celular empezó a sonar, él miro la pantalla e ignoro la llamada.

- Antes que me bañe podrías resolver este gran misterio ¿Cómo hacen las chicas para conseguir un numero sin que la misma persona se lo dé?

- ¿Era una chica?

- Si, la conocí ayer ni siquiera me acuerdo su nombre

- No es sorprendente eso.

Me miro y se sonrió. Me gustaba verlo sonreír porque se le veía tierno.

- No le di mi número. Debe habérselo pedido a alguien en la discoteca.

- ¿Tocaste anoche? -pero su guitarra estuvo aquí todo el tiempo.

- No. Solo fui a recibir mi paga y nos quedamos a hacer algo de tiempo.

Me levante para darle privacidad.

- ¿A dónde vas? -pregunto algo alarmado o eso me pareció.

- Te vas a bañar, así que me salgo.

- Ya me viste anoche no sé porque tanta larga con eso.

- Báñate y cámbiate. Estaré afuera en el jardín si no te importa.

- No, está bien. Saldré cuando esté listo.

Salí por la misma puerta que Anthony entro anoche y fui al jardín. Verlo de cerca era incluso más hermoso que de lejos.

Había una señora en medio del jardín con unos guantes y un rociador de agua pequeño.

Parecía que estaba cantando porque veía sus labios moverse. Me acerque un poco más para escuchar.

Vestía con ropas elegantes eso se notaba. Su cabello amarrado en una cola corta de color castaño. Estaba bien maquillada, no exagerada y eso le daba un aspecto refinado.

- Solo quisiera que se lleven mejor. -reconocí la voz de la mujer que toco anoche la puerta de Anthony, era su mama. Y no estaba cantando estaba hablándole a las plantas.

Mi camino eres tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora