Anahi entró ducharse. Tenía la mente ligeramente pesada. Muchas cosas sin explicación se habían aparecido de pronto. Cosas...que jamás le hubiera gustado pensar, o sobre todo...sentir. ¿Pero que le pasaba últimamente? No se lo creía. Hace unos días no pensaba más que en irse y no volverlo a ver nunca más y ahora... No Anahi. Se dijo a sí misma.¿De verdad crees que Alfonso va a querer tenerte un tiempo más con él? negó con la cabeza mientras se metía a la ducha.
- Dicen que cortaran el agua. - Anahi se sobresaltó y giró para mirar a Alfonso que acababa de abrir la cortinas de baño. Quiso golpearlo. Pero en vez de eso, ruborizada, se cubrió el cuerpo. – espero no te moleste que...
- ¡No! – le dijo ella. Alfonso soltó una risa. Se relamió los labios. Anahi... que hermosa e inocente era. ¿De qué se avergonzaba? Si hasta ya habían tenido relaciones.
- Será rápido, te lo prometo. – le susurró él, quitándose la ropa, mientras Anahi retorcía por dentro. Volvió a cerrar las cortinas, para no verlo desnudarse ante sus ojos. Aunque la verdad le hubiera gustado quitarle la ropa ella misma.
Alfonso reía por dentro. No había oportunidad que no aprovechara para verla de esa forma. Para hacerla enojar de alguna manera. Se inclinó hacia atrás para fijarse en lo que hacía detrás de las cortinas, aún tenía el rostro ruborizado... de pronto bajó la mirada, cubría sus senos con un brazo... y pensar que habían estado en su boca la otra noche. Hay Anahi. Pensó. Más abajo cubría su feminidad con la otra mano... cuanto deseó quitarla de encima, sí...quitársela con sus propias manos y escucharla estremecerse.
Alfonso abrió las cortinas.
- Bien... ¿te parece si hacemos un trato? – le preguntó él. Ya desnudo. Los ojos de Anahi intentaron esquivar por completo las ganas de bajar la mirada. Solo observó los músculos de Alfonso, ahora los podía ver mejor que la otra noche. Y cuanto disfrutaba el hecho de saber que los había abrazado por todo el tiempo que había querido. Entró a la ducha junto a ella.
- Un trato ¿tú?
Alfonso soltó una risa irónica.
- Sí un trato. – le dijo. – nadie va a tocarse. – le explicó. – haremos como si tu estuvieras sola tomando un baño... - la idea le hizo empalmarse en el acto. Trato de no percatarse de aquello. Siguió hablando, al parecer Anahi no lo había notado. – sin mí.
- Pero estás aquí.
- Haz como si no.
- No puedo bañarme sabiendo que estás mirándome todo el tiempo...
- Prometo no hacer nada. – le dijo. Anahi lo miró a los ojos. Mientras tú no quieras.Pensó él. Aunque se le hacía la cosa más difícil no tocarla viéndola desnuda frente a sus ojos. Se moría por rozar su piel con la suya, abrazarla, mecer su miembro sobre su delicioso sexo. Ella no se resistiría y lo sabía. Pero esta vez...quería que fuera ella quien diera el primer paso.
- ok... - susurró ella. Aún no muy convencida. Se dio vuelta, sus nalgas descubiertas solo hicieron que Alfonso se empalme más. Deseaba tanto cogerla y hacérselo por detrás. Oh ... miró su erección, crecía cada vez más. Vamos Anahi, se que quieres venir aquí...a mis brazos... demuéstramelo.
Anahi intentó de veras imaginar que estaba sola en aquella ducha, que no había ahí nadie más que ella y sus pensamientos. Respiró hondo. En el fondo...tenía unas inmensas ganas por voltearse, e invitarlo a ducharse con ella.
Abrió el grifo de la ducha...- ¡Rayos! – gritó ella. Al sentir el agua completamente helada mojándole el cuerpo. Retrocedió por instinto, cayendo...sí...como él había querido, entre sus brazos.
- Vaya... no me has dejado cumplir el trato... - susurró él contra su oído, acarició las caderas desnudas de Anahi, y poco a poco colocó su miembro bajo la entrada de su feminidad.
- El agua está fría... - murmuró Anahi. Estaba a pocos centímetros de convertirse en aquella Anahi que moría por entregárselo todo. Y lo hizo. Se volteó, para que no le quedara otra opción que mirarlo.
- Estamos en Paris. – le sonrió él. Anahi subió sus brazos sobre los hombros de Alfonso, a este pareció gustarle lo que hacía. Ambos sentían las gotas de agua fría salpicar el piso y chocar contra sus cuerpos. Alfonso acarició las caderas de Anahi, las apretó fuerte contra él, y se inclinó para besarle el cuello, subiendo poco a poco hasta su mentón... se lo besó, amaba sentirse de esa forma...que con ella nada importaba, mucho menos sus diferencias, lo poco que se conocían, o cuantas veces ella le había dicho 'te odio'. Anahi lo cogió de la barbilla, invitándolo a probar sus labios, y eso...fue exactamente lo siguiente que él probaría.
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|| Secuestrada || {Anahi y Poncho}
Hayran KurguAnahi tenía la vida perfecta, hasta que ella junto a sus amigas fueron víctimas de secuestro, se encontraba en la situación de querer saber si algún día volvería a su casa, ver a sus papas, poder graduarse.........continuar con vida. Pero todo esto...