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-Uriel-



Era un día cualquiera. Como era mi primer día en el instituto me lévate temprano dirigiendo al baño. Me lave la cara, los dientes, tratando de arreglar mi cabello. Al salir del baño me dirigí a la cama acomodándola, me cambie de ropa poniéndome unos jeans, una camisa gris con mi chamarra negra y mis convers.



Baje las escaleras encontrándome con mi madre que preparaba el desayuno.



-Buenas días mi bebe- dijo sonriéndome.



-En primera no tiene nada de buenos en segunda ni me digas bebe y en tercera no quiero llegar a la escuela y que todos ya hayan entrado- siempre fui frio con las personas que me rodeaban y más con mis amigos.



-Eres demasiado frio, si sigues con esa actitud nunca encontraras novia.



Nunca me importado lo que los demás digan y además todavía no quiero tener una novia prefiero estar jugando Xbox es más divertido y no se encela como lo hace una novia.



-Todavía no tengo ganas de tener una novia- me fije en la hora.- ¡maldición se está haciendo tarde!- agarre un pan tostado y salí disparado de la casa sin despedirme de mi madre.



Al llegar al instituto podía ver a los demás alumnos pasar dirigiéndome al mapa que se encontraba en la entrada este lugar es muy grande, pensé.



Me encontraba en el pasillo en donde se suponía que se encontraba mi salón, mientras lo buscaba los demás alumnos ya se encontraban adentro de su salón y según yo quería llegar temprano para no soportar las miradas de todos.



Por fin había encontrado mi salón y silenciosamente abrí la puerta, me asome y solo a unos cuantos que están parados platicando tal vez sea ateo pero por primera vez dios si estaba a mi lado o se fue lo que pensé.



Me dirigí en el último asiento que se encontraba en una esquina en la ventana. Al poco rato los demás alumnos empezaban a entrar seguido por el maestro.



-Bien alumnos quiero que todos pongan su libro en la página 81- decía el profesor mientras ponía su maleta en el escritorio.



En ese momento abrieron la puerta, al otro lado pude ver a un chico fornido de cabello castaño claro con los ojos azules claro.



-espero que sea la última vez que llegue tarde Samuel.



-No le prometo nada- decía mientras dedicaba una sonrisa a algunas de las chicas que se sentaba enfrente. Se escuchaba como suspiraban las chicas cuando se dirigía a su haciendo este tipo era un completo mujeriego, lamentablemente el único asiento disponible se encontraba alado mío, puso su mochila alado y se sentó de brazos cruzados yo solo lo ignoraba apoyando mi cabeza en mi mano mirando a la ventana sin poner atención a la clase.



Al transcurso de la clase podía sentir un mirada eso me ponía nervioso nunca me ha gustado ser el centro de atención, intente mirar de reojo y buscar a la persona que me observaba hasta que me di cuenta que el me veía era el sujeto fornido que se encontraba a lado de mí.



-¿Se te perdió algo?- gire mi cabeza.



-No savia que los nuevos agarraban tanta confianza el primer día- su voz era seductora ahora comprendía porque las chicas babeaban por él.



-Como sea, deja de mirarme de esa manera me das miedo.



-Yo hago lo que yo quiero.



Gire la cabeza otra vez hacia la ventana ignorando al gorila que tenía de vecino. En la mayoría de las clases podía sentir su mirada observándome la mayor parte del tiempo hasta que sonaron el timbre de receso. Todos ya se habían salido excepto el gorila que apenas se iba levantando de su asiento sacando el dinero de su mochila.



Me agache por mi mochila agarrando mi dinero y poniéndolo en una de las bolsas de la chamarra. Al levantar mi cara vi una mano acercándose hacia mí, sujetándome la camisa poniéndome de pie.



-¡Déjame maldito gorila!- grite colocando mis manos en su mano donde me estaba agarrando.



-¿Y si no quiero?- me miraba como su fuera su juguete.



-¡Solo suéltame!- intentaba quitármelo de encima pero era más obvio que yo no iba a poder con él, cuando me vio que intentaba zafarme de el con su otro brazo me dio un golpe en el estómago sin soltarme.



-dame tu dinero y te suelto- no tenía opción si no lo hacía me seguiría golpeando, así que dirigí un mano hacia mi chamarra en donde estaba el dinero, sacándolo.



El me soltó, le di el poco dinero que tenía para mi almuerzo. Inmediatamente se fue del salón dejándome tirado, apenas y podía respirar.



Me levante lentamente del suelo dirigiéndome a la puerta con una mano en el estómago, salí y camine sin rumbo, me rugía las tripas, no tenía nada que comer si no hubiera comido ese pan no sé qué sería de mí. No paso ni unos minutos cuando tocaron el timbre y una manada de alumnos apareció de repente apachurrándome con ellos no puede ocurrirme algo peor. Cuando la mayoría ya estaba en sus salones, me tuve que regresar otra vez al salón de mal humor y hambriento.



De mala gana entre al salón sentándome en mi asiento. Vi como el gorila afuera del salón coqueteaba con algunas mujeres sonriéndoles falsamente si tan solo supieran que su príncipe es una maldito monstruo.



-Oye, ahora que me doy cuenta nunca te presentaste ¿Cómo te llamas?- una hermosa chica de ojos verdes y pelo café oscuro me estaba observando atentamente.



-amm... soy Uriel, me mude hace poco- le respondí.



-Encantado de conocerte soy Elena- sonrió.-Te doy la bienvenida.



Mientras Elena y yo platicábamos sentía la misma mirada del gorila, volteé a verlo y su mirada era seria, estaba ignorando a las demás chicas.



En eso entro un maestro ya de mayor edad.



-Hablamos después ¿si?- decía la chica guiñándome un ojo. Me estaba sonrojando poco a poco.



-Este... si al rato hablamos- ella me ponía nerviosa, era la primera vez que una chica tan linda como ella se acercaba a mí.



Todos se sentaron en sus lugares incluyendo a Elena.



-Bien alumnos dejare un trabajo en parejas- todos se volteaban a ver, intercambiando miradas.-ni empiecen a escoger, yo voy a elegirlos... por cierto es para el miércoles- todos negaban.



-Shh... empezare, Laura con Rosa, Tomi con Sara, Luis con Joshep, Uriel con mmm... ¿Quién te pondré? Bueno como eres nuevo te pondré con Samuel...- al terminar de decir las parejas había dicho el tipo de trabajo que quería se trataba de la segunda guerra mundial quería un reporte. Es lunes así que era para pasado mañana el reporte.



Genial simplemente genial y yo que creía que el día no podía ser peor. Voltee a ver a Samuel de reojo él también me estaba viendo con una sonrisa perversa.



-Esto va ser divertido- susurro este.



Maldición, maldición, maldición eso fue lo único que pasaba por mi mente en esos momentos.



Las clases transcurrieron rápidamente, agarre rápido mis cosas para que el gorila no fuera a golpear otra vez.



Me dirigí a la entrada del instituto sin hacerles caso a las demás personas. Alguien me había agarrado de la chamarra, al girar mi cabeza me encontré con Elena sonriendo cálidamente.



-Qué mal que no me toco contigo- dijo haciendo pucheros.



-Sera para la otra- le dije sonriéndole.



-¡Siii! ¿Qué te parece si salimos hoy a algún sitio?



-Está bien que te parece hoy a las...- no termine de responder cuando sentí que alguien me ponía su brazo rodeándome el cuello haciendo que Elena se alejara un poco.



-Lo siento hoy va a estar ocupando- era Samuel mirando a Elena con cara de serio.



-amm... bueno mejor me voy nos vemos Uriel- se había ido. Maldita sea y todo por la culpa del gorila.



No me soltaba y así nos fuimos, el me arrastraba yo intentando soltándome y el con serio con su mirada en el camino.



-¡Oye ya suéltame! Me estas lastimando.



-No me importa no te soltare hasta que lleguemos a tu casa.



-¿Y como sabes que este es el camino hacia mi casa?



-Que te importa, ya cállate.



-No me callare hasta que me sueltes.



-Que necio eres- me soltó cayendo al suelo, me levante inmediatamente sacudiendo mi ropa.



-¿Feliz?- se quedó parado contemplándome.



-Ni tanto- mi mirada era sería igual que la de él.



-¿En dónde está tu casa?



-¿Para qué quieres saber?



-Que idiota eres, obviamente para hacer la tarea.



-Pero es para el miércoles, no era necesario que me jalones delante de Elena.



-No es mi problema- me voltio la cara.



-Ya como sea mi casa es la del color crema.



Samuel giro la cabeza viendo la casa de dos pisos, voltio a verme y me sujeto la mano jalándome.



Esto no me puede estar pasando.

Un Amor No EsperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora