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Uriel

Ha pasado solamente un año desde que tenemos a Shiro. Por fin se nos ocurrió un nombre de como ponerle. Samir viene a cada rato a jugar con nuestro bebe y Samuel se enoja mucho a causa de eso.

-¡Ya me arte que sigas viniendo, vete de aquí!-le gritaba Samuel a Samir.

-¡¿Qué tiene de malo?! Sólo quiero verla-hacia pucheros.

Yo sólo los veía mientras se peleaban el uno al otro. Yo cargaba a Shiro en ese momento. Aveces me ponía pensar que estar viviendo en la casa de mi padre era una mala idea. En la noche siempre Samuel me quería hacer cosas pervertidas pero siempre nos encontraba en un mal momento mi padre. Aunque le ponemos seguro a la puerta no funcionaba y Shiro siempre tenía hambre a todas horas. Ya tenemos que mudarnos a otra casa por lo menos.

-Ya no sean escandalosos, Samuel tenemos que comprarle vertidos a Shiro-mencione tratando de cambiar el tema. Toda las cosas que nos regalaban eran pantalones, camisas de hombre pero en realidad Shiro era una niña.

-¿Porqué vestidos?-pregunto.

-Como que ¿por que?, Shiro no puede estar usando pantalón todo el tiempo, tiene que ser más femenina.

Sólo por que sus padres sean hombres no significa que tiene que ser hombre también.

-¿Shiro es mujer?-preguntaron Samuel y Samir al mismo tiempo. Espero que lo digan nada más en broma.

-Obviamente si, ¿acaso nunca te fijas cuando le cambias el pañal?-la mayor parte de las veces es él el que la cambia.

-No me acuerdo, creí que era hombre.

No puede ser y así quiere criarla.

-Fingiré que no escuche nada de eso-mencione.

Como Samir no quería quedarse en la casa tuvo que venirse con nosotros aunque a Samuel no le pareció.

Fuimos a varias tiendas y las señoras a cada rayo se nos quedaban viendo de manera extraña. Le probabamos todos los vestidos que a mi me agradaban.

-Este le queda muy bien-se miraba muy bonita con su vestido rosa.

-Se ve muy gay-menciono Samuel. Yo me le quede viendo como de ¿enserio? hay cosas que jamas comprendere de el.

-Bueno entonces ¿que te gusta a ti?

Samuel me mostró un vestido beige. Se lo puse y se veía mucho mejor.

-Se ve muy linda con ese-menciono Samir. Samuel lo miraba con cara da odio lo que hizo que Samir se callara. Creo que va a ser un papá muy celoso.

Le compramos varios vestidos que la mayoria los escogió Samuel.

De ahí nos fuimos a la casa. Yo seguía con las ganas de vivir en otra casa, pero no teníamos el dinero suficiente como para comprarla, esto se esta volviendo muy complicado.

Shiro de un momento a otro empezó a llorar. No podía dejar de llorar. Le pedí a Samuel que la cargara pero aún así lloraba. Samir se acerco a ella, se iba tranquilizando un poco aunque Samuel no quería soltarla.

-No estés de celoso y deja que Samir la cargue-dije. Samuel hizo pucheros y no tuvo opción. Samir la cargo y fue cuando se tranquilizo y comenzó a jugar con su cabello de el.

-Tengo que ir a una parte me puedes esperar en el jardin si quieres-mencionó Samuel. El casi no tenia nada que hacer pero no me importo y asisti con la cabeza.

Nos dirigimos al jardin a un lado del lago en donde habían muchas flores de loto flotando en el agua. Samir se puso a jugar con Shiro en los columpios. Se veían muy felices juntos.

Pasaron dos horas y aún no llegaba, empezaba a oscurecerse. Era muy raro, no suele tardarse tanto como se esperaba. Y en lo que llegaba le fui a comprarles unos helados a Samir y Shiro.

En eso llego una mujer joven de mi edad.

-Ven conmigo-me jalo la mano sin decir nada.

No sabia que hacer me iba jalando hacia adentro del bosque, lo peor era que Samir y Shiro estaban solos. Luego se paro la joven.

-Sigue las señales-menciono.

"¿Cuales señales?" me preguntaba, hasta que vi que en los arboles tenían marcado unas flechas. La joven de fue corriendo. No tuve tiempo de preguntarle para que era eso.

Vi que en cada árbol tenía una flecha. Yo las iba siguiendo. Habían demasiados arboles ya que era el parque central de la cuidad y lo peor de todo es que ya era de noche, de todas formas yo seguía caminando cuando empece a ver luces azules. Me tope la parte abajo del árbol, el lugar en donde estaba había algunos hongos que brillaban como si fueran fosforescente, habían luciérnagas volando y justo medio del tronco había una cajita. Me acerque y la abrí, encontrandome con una nota.

"Atrás de ti"

Al momento de leerla voltie y vi a Samuel incado enfrente de mi. "Oh dios" fue lo único que pensé en ese instante. En su mano llevaba una pequeña cajita, y al momento en que la abrió había un anillo en el. Me avergonze tanto que no sabia que hacer. Solo me tape la cara mientras me empezaba a reír.

-¿Uriel, te casarias conmigo?- pregunto. Con solo escucharlo me comenzaron a salir las lagrimas. Yo solo asisti con la cabeza. No sabia que hacer, me sentía muy feliz que ni siquiera podía hablar, realmente no tenia palabras para expresar esto.

En eso escuche que empezaban aplaudir y a gritar. Fue cuando todo todas las perdonas que conocía comenzaron a salir. Samuel se puso de pie mientras me abrazaba y me daba besos en la mejilla. Luego me colocó el anillo y ya con este serian dos anillos que me ha dado.

Todos nos empezaban a decir "Felicidades" y esa clase de cosas. El doctor traía a Shiro en sus manos, me la dio y yo la abrace muy fuerte de lo feliz que estaba. Luego escuche fuegos artificiales voltee hacia arriba y vi como se formaban figuras y demasiadas cosas. Samuel me abrazo y nos besamos. Shiro se ponía muy feliz al ver los.

-¿En serio le pediste a una joven que me trajiera?-seguramente le pago para hacerlo.

-Es una de mis primas, mi papa le dio la noticia a todos y ella se ofreció a hacerlo-por alguna extraña razón no podía dejar de sonreír.

-Si sabes que no tenemos suficiente dinero como para pagar la boda y todas esas cosas ¿verdad?-mencione mientras me recargaba en su hombro.

-Tu no vas a pagar nada, sólo déjame lo a mi-respondió sonriendo. Se me hacia muy rara la forma en que el tenía que pagar todo, a la vez no me sentía conforme con eso.

Un Amor No EsperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora