19*

16.7K 788 160
                                    

Uriel

No podía creer que Samuel supiera que era yo. Mi corazón se aceleraba demasiado rápido. Obviamente no lo estoy engañando ni nada, Aron sólo piensa que soy mujer y me acompaña por eso.

-¿Uriel? Ese nombré es de chico-dijo Aron, parecía confundido.

-Suelta a Uriel-ordeno Samuel, su voz cambió de un momento para otro, realmente parecía muy enojado.

-Te equivocas, ella se llama...-hizo una pausa-ahora que recuerdo, nunca me dijiste tu nombre-término de decir.

-Yo...me...llamo...-no savia que responder, no podía inventarme otro nombre ya que Samuel sabía que era yo.

Samuel se me acerco, sujeto mi mano jalándome hacia el. Por fin Aron dejo de sujetarme, lo malo era que Samuel estaba realmente enojado.

-Esta chica en realidad es un chico-dijo Samuel. Sin pensarlo dos veces metió su mano adentro de mi vestido, sacándome los implantes que traía.

-¡¿Que rayos haces?!-algunas personas nos miraban lo que hizo que me avergonzará más de lo que estaba.

Aron se me quedaba mirando, mi cara estaba toda roja, me moría de la vergüenza, agache mi cabeza, no quería verlo.

Samuel toco mi mejilla poniéndola enfrente de el mientras me besaba. No podía ver el rostro de Aron, sólo cerré los ojos intentando pensar que el estaba ahí.

-Vámonos Uriel-Yo asistí, ahora Samuel era el que sujetaba mi mano. Ahora ya no podía volver a trabajar.

-Te espero mañana, abrimos a las ocho-dijo Aron. Sentí un alivio al escuchar eso, voltee para verlo le hice una leve sonrisa lo que hizo que se sonrojara.

El resto del camino Samuel no me hablaba. Derrepente el me jalo hacia un restaurante. Para ese entonces ya tenía devuelta los implantes.

-Por poquito y no te reconocía-menciono Samuel cuando los dos nos sentábamos.-Lo bueno era que tu olor es el mismo.

-¿Enserio me reconociste por mi aroma?-pregunte, aveces Samuel decía cosas que daban miedo.

-Si, tu aroma es muy diferente al resto así que es muy fácil saber-dijo Samuel.

-¿Estas enojado?-tenía que preguntar, aunque ala vez me daba miedo saber la respuesta.

-No, ese tipo no me llega ni a los talones-dijo orgullosamente.

Hice una leve sonrisa, al principio pensé que el no tenía orgullo. Vino la mesera atendernos, Samuel ordeñó varias cosas que hasta la mesera se sorprendió a cambio de mi yo solo pedí un jugo de naranja con unos wafles, huevo y jamón.

-¿Por que estas vestido así?-pregunto Samuel mientras nos traían nuestra cena.-Me gustas más como eres tu-sólo el hacía que me sonrojara como un jitomate.

-No encontraba empleo pero una maid me dijo que si me disfrazaba de mujer me contratarían, yo solo acepte para no ser una carga para ustedes-respondí. No podía mentirle aparte no era nada malo.

-Esta bien, iré a visitarte también te esperare a que salgas, no confió en ese tipo-dijo Samuel.

La mecerá trajo nuestra comida, toda la comida que le trajo a Samuel apenas y cabía en la mesa. Samuel fue el primero en comer parecía como si no hubiera comido en todo el día.

-¿Porqué ordeñaste tanta comida? te va a ser mal-mencione. Me preocupaba, sentía que no le iba a caber.

-Desde que te fuiste sin avisarme no he comido, estuve ocupado buscándote por todas partes-Apenas y se le entendía por tanta comida que tenía en la boca.

Un Amor No EsperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora